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La reina de la fibra

Sin mucho ruido, Internexa se ha convertido en otra gran multilatina colombiana. Su negocio, la fibra óptica, la catapulta como uno de los mayores jugadores de telecomunicaciones en la región.

12 de abril de 2012

Silenciosamente, una empresa colombiana se está convirtiendo en el jugador más importante de las telecomunicaciones en Suramérica. En solo 12 años, Internexa ha construido una red regional de fibra óptica que supera los 20.000 kilómetros, con los cuales interconecta y brinda servicios de transmisión de datos a alta velocidad en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Brasil.

“La región necesita desarrollo de infraestructura y la idea es generarla para que todos la compartan. No tiene sentido que cada jugador del mercado construya sus propias redes si pueden compartirlas y utilizar esos recursos en ampliar la capilaridad dentro de las ciudades hacia el usuario final para reducir la brecha digital”, comenta Genaro García Domínguez, gerente general de Internexa.

La compañía nació en 2001, como parte de los planes de internacionalización del grupo ISA. Por eso, inicialmente aprovechó la infraestructura de torres de energía ya existente para tender su fibra óptica y llegar a los mismos lugares donde la compañía de distribución de electricidad tenía operaciones. Gracias a este esquema, consolidó más de 6.000 kilómetros de redes en Colombia e ingresó rápidamente al mercado peruano.

Además, dentro de la estrategia de ISA para incursionar en el negocio de telecomunicaciones, fue la única que sobrevivió y logró expandirse, pues Flycom –con la que buscaba llegar hasta el usuario final–, no logró consolidarse y desapareció.

Para llegar a los países donde ISA no contaba con infraestructura propia, Internexa comenzó buscando socios locales de los sectores eléctrico y de telecomunicaciones que le permitieran usar su infraestructura. Esta estrategia dio resultado en Ecuador y Venezuela, donde logró acuerdos con Transelectric y Cantv, respectivamente.

También compró operaciones muertas que no demandan grandes inyecciones de capital, que complementó con inversiones directas para extender la red por el continente. Por ejemplo, en Chile compró una red de 1.180 kilómetros de fibra óptica que fortaleció con 750 kilómetros adicionales, todo por un valor cercano a US$25 millones. Esta jugada le permitió llegar a los mayores centros urbanos del país y sirvió de plataforma para crear filiales en Argentina y Brasil.

Cabe anotar que Internexa conecta los puntos locales de acceso a la red (NAP, por su sigla en inglés), con lo cual el tráfico de datos y de voz circula entre los mismos países. Antes, si un usuario en Argentina quería ver una página web colombiana, debía conectarse a un NAP en Miami que lo llevaba a su destino. Con esta jugada, la persona ahora llega directamente a los contenidos en la misma región.

Desde su nacimiento, la empresa se dedica a ser ‘portador de portadores’: está encargada de darles servicios de conexión a grandes compañías de telecomunicaciones –como operadores de telefonía fija y móvil–, que a su vez las ofrecen a sus usuarios. “Debemos garantizar un nivel de servicio tan alto que los clientes prefieran contratarnos y no crear infraestructuras con sus recursos”, dice García.

Para esto cuenta, además, con acceso a siete cabezas de cables submarinos y es socia del proyecto Arcos, lo que le permite brindar servicios hacia todos los continentes.

Sueños de conquista

En este momento, el grupo de trabajo de telecomunicaciones del Consejo de Infraestructuras de la Unasur trabaja en la creación de un anillo de fibra óptica que mejore las velocidades y los costos de las conexiones de banda ancha entre los doce países miembros. Internexa comienza a sonar como socio estratégico de esta operación, al contar con la red más grande del continente, replicando el modelo de crecimiento que siguió ISA.

Por eso ahora adelanta un ambicioso proceso de expansión de infraestructura, con el que espera ‘cerrar’ este anillo de fibra óptica con conexiones a todos los países de Sur y Centroamérica. Entonces, está buscando socios estratégicos en Bolivia, Uruguay y Paraguay, al tiempo que aprovechará la expansión de la red de energía de ISA en Centroamérica y la interconexión con Colombia para llegar a Panamá, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua y México.

“Esperamos invertir más de US$150 millones en los próximos cinco años. Este dinero incluirá la adquisición de fibra óptica y equipos de gestión, así como la adecuación de centros de gestión y de lugares para los equipos de nuestros clientes”, explica el directivo. Los recursos saldrán de la operación de la compañía. García descarta que la empresa vaya a emitir acciones para apalancarse financieramente y permanecerá bajo propiedad de ISA.

Así mismo, está promoviendo la creación de Centros de Distribución de Contenidos (CDN, por su sigla en inglés). Estos son sistemas de computadores que almacenan contenidos web localmente, con lo cual los operadores de la región reducen la necesidad de usar servicios en Estados Unidos o Europa y elevan la velocidad de navegación de sus usuarios.

“Ya abrimos tres CDN en la región, uno en Colombia y dos en Brasil, que replican los contenidos de internet más consumidos por los usuarios en la región –dice García–, gracias a lo cual se mejora la experiencia de navegación pues acceden a ellos desde un lugar más cercano”.

Por lo pronto, la empresa afronta el mayor reto de cualquier multilatina: tener una operación integrada y con la misma calidad de servicio en los mercados en que opera. “Buscamos impactar a 380 millones de habitantes, que son los que suman los territorios donde estamos”, concluye.

Los desafíos de Internexa no son pocos: mantener altos niveles de calidad para que los jugadores del sector en la región usen sus servicios, conservar eficiencias con ISA y con la infraestructura que ha adquirido para apalancarse financieramente, competir con otros jugadores regionales –como los brasileños– para ser el ‘portador de portadores’ de América Latina y consolidarse, en silencio, como la nueva multilatina colombiana.