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La naranja de la discordia

Una nueva polémica entre Estados Unidos y Brasil por el jugo de naranja tiene en jaque el comercio agrícola entre ambos países.

18 de enero de 2012

Brasil está comprobando que existen remedios capaces de causar más daño que la enfermedad que combaten. En los últimos días, Estados Unidos ha puesto en entredicho las importaciones de jugo de naranja provenientes del país suramericano –el mayor exportador del planeta– tras encontrar rastros de carbendazim, un fungicida prohibido en su territorio.

Según The Wall Street Journal, la primera en hacer sonar la alarma fue la compañía Coca-Cola, fabricante de los jugos Minute Maid y Simply, cuando reveló que dentro de sus controles de calidad encontró diminutas porciones del químico en varios de sus productos y en los de sus competidores.

De inmediato, la empresa alertó a la Administración de Alimentos y Drogas (FDA, por su sigla en inglés), que solo entonces realizó las pruebas para identificar la presencia del fungicida, pues no consideraba que ocasionara problemas para la salud. Por sus normas, Estados Unidos está obligado a rechazar aquellos embarques de jugo de naranja que tengan más de 10 partes de carbendazim por cada 100.000 millones.

Si bien los resultados mostraron que el jugo tenía cantidades del fungicida por debajo de los niveles autorizados y que no afectarían la salud de los consumidores, las empresas tomaron decisiones radicales para acallar cualquier rumor. De hecho, el gigante de bebidas Pepsico decidió utilizar únicamente fruta proveniente del estado de Florida para la elaboración de su popular jugo Tropicana.

El uso de este fungicida es legal en Brasil, donde se utiliza para combatir un hongo que se forma en los naranjos y que se conoce como ‘mancha negra’ o ‘moteado’. Según Fundecitrus, organismo brasileño de promoción de la citricultura, esta enfermedad de las plantas no afecta el sabor de la fruta ni genera problemas a los seres humanos, pero hace que los frutos sean ‘menos atractivos’ para los consumidores.

“Esto tendrá un efecto positivo a corto plazo para los productores de naranjas en Estados Unidos. Más cuando los negociantes estadounidenses realizan esfuerzos permanentes para motivar a sus compatriotas a consumir solo jugo que produzcan internamente –en especial el proveniente de Florida–. Sin embargo, esto es prácticamente imposible, desde que 80% del jugo que consumen está mezclado con –frutos– brasileños”, comentó Maurio Mendes, experto en cítricos, a la agencia NNS Commodity News.

Pero no es la primera disputa entre estos dos países por dicho producto. En 2010, Estados Unidos impuso medidas restrictivas a Brasil al señalar que estaría vendiendo el jugo de naranja con precios de dumping, una controversia que fue dirimida por un panel de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a mediados de 2011 a favor de la nación suramericana.

De acuerdo con el Departamento de Agricultura, cerca de 75% del jugo de naranja que consumen sus ciudadanos es producido en el país, mientras el resto procede principalmente de Brasil. Tan solo en 2010, el país suramericano exportó más de 171 millones de galones a los Estados Unidos; es decir, 56% de las importaciones y cerca de 11% de todo el jugo consumido.

Este hecho revela las enormes tensiones que se están produciendo en el “libre comercio”, especialmente referido al sector agrícola. Este caso podría generar una nueva ola de proteccionismo, esta vez por razones fitosanitarias.

El pulso entre dos de los titanes del hemisferio servirá para medir sus fuerzas en materia comercial, pero también para dejar claro que en los negocios internacionales no todo está dicho, más aún cuando del agro se trata.