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Inversiones riesgosas: el juego de la pirámide

Felipe Gómez, de Porvenir, dice que los inversionistas no se preguntan qué tanto van a seguir valorizándose las acciones y los bonos de menor calidad crediticia, sino cuándo será que estos activos van a presentar su destorcida.

15 de octubre de 2005

La primera semana de octubre mostró una vez más que, a pesar de la confianza que se tenga en el gobierno y sus políticas, los mercados financieros colombianos son altamente dependientes de las decisiones que tomen los inversionistas internacionales.



En dicha semana, la volatilidad fue el factor común en el mercado de TES, de dólar y de acciones. En el de TES, el rendimiento del bono a 10 años osciló entre sus niveles mínimos históricos de 8,1% el pasado martes 4 de octubre, y 9,5% hoy viernes 7 de octubre. En otras palabras, quien compró este título al 8,1% y lo vendió tres días después al 9,5%, perdió un 7,48% de su inversión. El dólar por su parte se movió en la semana en niveles entre $2.286,80 y $2.315,45, dejando un rango del 1,2%. Finalmente, el IGBC marcó niveles entre 6.658,77 y 7.104,08, representados en una amplitud del 6,3%.



¿Qué pasó esta semana? ¿Por qué la volatilidad se disparó en los mercados financieros colombianos? ¿Por qué si en Colombia el crecimiento económico está bien, la inflación está controlada y el clima de seguridad no tiene problemas, se presentan estos movimientos tan bruscos? Muchos dirían que son consecuencia del nerviosismo que genera la proximidad del fallo de la Corte Constitucional frente a la reelección. Seguramente este hecho algo influyó en el comportamiento del mercado, pero definitivamente no fue ni el único, ni el principal causante de la histeria vivida en la semana.



Mirando el desempeño de los mercados internacionales surgen algunas pistas de lo que pudo haber causado esta incertidumbre. Las bolsas mundiales registraron durante la primera semana de octubre retrocesos importantes. En su moneda de origen, el S&P 500 cayó 2,9%, el Bovespa (Brasil) 4,7%, el Mexbol (México) 4,27%, el FTSE 100 (Reino Unido) 2,1%, el DJ Stoxxx 50 (Europa) 1,73%, el Nikkey 225 (Japón) 2,56%, el Hang Seng (Hong Kong) 3,76% y el IGBC (Colombia) un 3,76%.



Pero las acciones mundiales no fueron el único activo que arrancó en octubre con desvalorizaciones. La deuda emergente externa (EMBI Global Diversified) cayó en la semana un 1,7%; la deuda emergente interna (GBI-EM) un 0,59%, y los Bonos Basura Mundiales (High Yield Global de Lehman Brothers) un 0,8%.



Si se analiza lo anterior es posible encontrar un factor común: octubre arrancó con una desvalorización generalizada de todas las inversiones riesgosas. Desde finales de 2002, los mercados financieros mundiales comenzaron a recuperar el apetito por riesgo perdido a finales de 1997, luego de la famosa crisis de los mercados asiáticos. La disminución en las tasas de interés mundiales que comenzó en Estados Unidos en Enero de 2000 y las mejoras en los balances de los países emergentes y de las empresas que transan en bolsa, hicieron que los inversionistas de todo el mundo poco a poco tuvieran una mayor confianza en activos de altos rendimientos.



Hoy la preferencia por inversiones riesgosas se encuentra, como en las vísperas de la crisis asiática, en sus niveles máximos históricos. Como consecuencia de lo anterior, los inversionistas no se preguntan qué tanto van a seguir valorizándose las acciones y los bonos de menor calidad crediticia, sino cuándo será que estos activos van a presentar su destorcida. Este entorno recuerda el famoso juego de la pirámide, donde los que ganan plata son los primeros en entrar y, los que llegan de últimos atraídos por los altos rendimientos históricos, son los que salen perdiendo.



En un escenario como estos, donde no se sabe cuándo es que va a saltar el conejo del pesimismo, la mejor opción que tiene un inversionista es diversificar. Hoy por hoy, los agentes del mercado deben poner una mayor parte de su dinero en activos menos volátiles y/o en activos que tengan correlaciones negativas con los activos riesgosos. Puede que si la fiesta continúa dejen de ganar algún dinero, pero si se complica el asunto, tendrán un buen seguro. El juego de la pirámide no da plata toda la vida. Quien logra entrar y obtener utilidades debe saber retirase a tiempo.



Pero lo inversionistas no son los únicos que deben estar atentos al brinco del conejo. El Gobierno debe seguir haciendo la tarea de sanear el déficit fiscal y acumular reservas internacionales. Con esto se garantiza que, con o sin Uribe, la salida de capitales de locales y extranjeros que han estado invirtiendo en un país riesgoso como Colombia no quiebre al país.



Analistas extranjeros dijeron que la caída de precio de los activos riesgosos de esta primera semana de octubre se originó en una toma de utilidades por parte de los inversionistas. En otras palabras, los primeros en entrar al juego de la pirámide decidieron salir del juego. Tal vez no encuentren que hacer con sus utilidades y vuelvan a entrar, pero, por ahora el Gobierno y los inversionistas deben estar preparados por lo que pueda pasar.