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Esa platica se perdió

El fracaso de la película de Disney, John Carter, demuestra que ni siquiera los grandes estudios se salvan del desastre financiero en sus apuestas por el séptimo arte. Filmes futuristas, un gran riesgo. En Colombia, los animados no han tenido suerte.

11 de abril de 2012

En la industria del cine no todo es brillo, glamour, fama y millones. Las pérdidas también se convierten en ocasiones en la “estrella negra” del cartel, el antagonista por excelencia, el ‘innombrable’ de la industria, el malo de la película...

La historia del séptimo arte está llena de ejemplos recientes. Para el caso, un gigante como Disney Studios comprobó amargamente que las aventuras en Marte no son su especialidad. Primero, el año pasado tuvo una muy mala experiencia financiera con Marte necesita mamás, una película con poco éxito en la taquilla. En 2012 volvió a insistir con John Carter, un personaje que se transforma en héroe en el mítico planeta rojo; este filme le generará pérdidas por US$200 millones, tras gastar US$350 millones en su producción.

Aunque algunos consideran que las pérdidas podrían atenuarse, dado que John Carter aún está en cartelera, desde ya la prensa estadounidense no duda en ubicarla como la de mayores pérdidas en la historia reciente del cine, al menos de los últimos 16 años.

Por el lado del cine colombiano, los fracasos en taquilla también son escenas comunes. El año pasado se exhibió la película con más espectadores en la historia, El Paseo, con 1,19 millones de asistentes, pero también se presentó Cuarenta, que la vieron apenas 1.084 personas.

Aunque la fórmula para llenar las salas de cine no existe, los grandes fracasos dan una guía de lo que no se debe hacer para que las apuestas por el séptimo arte no terminen en desastres financieros.