Home

Empresas

Artículo

La infraestuctura nacional languidece. Muchas de las carreteras brasileñas no han sido pavimentadas todavía y, las que lo están, suelen estar salpicadas de profundos baches.

Internacional

Brasil enfrenta fuertes problemas de infraestuctura

El gobierno planea invertir miles de millones de dólares en los próximos años para modernizar y expandir las carreteras, plantas de energía y puertos en un esfuerzo por acelerar el crecimiento en la mayor economía de Sudamérica.

26 de julio de 2007

Un caos en la industria de la aviación, carreteras sin pavimentar y la amenaza del racionamiento de la energía ponen de manifiesto presumiblemente el mayor desafío de Brasil en su intento por erigirse en una superpotencia económica: cómo mejorar su deteriorada infraestructura.

Pero décadas de descuido de la infraestructura no encontrarán pronta solución y esa presión, en algunos casos, está teniendo consecuencias desastrosas.

El accidente mortal de un avión de Airbus la semana pasada en un aeropuerto interno, en el que murieron 199 personas, y el apagón de un radar sobre el Amazonas días después pusieron de manifiesto problemas que durante años han plagado el sistema nacional de aviación: cobertura precaria de radar, controladores aéreos sin entrenamiento suficiente, pistas anticuadas poco equipadas para manejar los jets modernos más grandes.

Las tribulaciones de la aviación demuestran "de un modo dramático la medida en que los crecientes obstáculos en la infraestructura y la energía constituyen uno de los principales desafíos en las políticas del gobierno", opinó Christopher Garman, director para Latinoamérica de Eurasia Group, una firma consultora sobre riesgos políticos.

"Este tipo de problemas puede irritar durante mucho tiempo, pero cuando golpea, golpea duro", agregó.

Brasil, país con 187 millones de habitantes y rico en recursos naturales, suele ser citado _junto con Rusia, India y China_ como uno de los principales candidatos a desafiar el dominio económico de Estados Unidos en el siglo venidero.


Pero el producto interno bruto de Brasil creció apenas un 3,5% en el 2006, mientras que en China aumentó el 11,1%, en India el 9,4% y en India y Rusia el 6,7%.

En un intento por remediar la situación, el gobierno reveló en enero un ambicioso "Proyecto de Aceleración del Crecimiento" (PAC) que dispuso una inversión de unos 252.000 millones de dólares en los próximos cuatro años en transporte, energía y puertos.

Hasta ahora, sin embargo, poco o nada de esa suma se ha invertido, en gran medida debido a la burocracia y complicaciones regulatorias de la nación.

No existe un sistema nacional de ferrocarriles y a la entrada de los puertos los camiones se ven obligados a hacer filas de kilómetros (millas) de largo a la espera de descargar sus productos.

La mayoría de los analistas pronostica que Brasil tendrá que apelar al racionamiento energético como lo hizo en el 2001 si no pone en funcionamiento nuevas plantas de energía.

Se considera que una crisis energética que conmovió al país en ese año liquidó las esperanzas del gobierno anterior de ser reelegido y ayudó a la elección del presidente Luiz Inacio Lula da Silva en el 2002.

Un estudio difundido el martes por el Instituto Brasileño Acende, vinculado a la Cámara Brasileña de Inversionistas en Electricidad, halló que si la economía crece acorde con las proyecciones del 4,8% anual, Brasil corre un riesgo del 28% de tener que racionar la energía en el 2011.

Un crecimiento mayor sólo agravaría la crisis poniendo mayor presión sobre Lula, quien ha visto su imagen deteriorada por el accidente de la semana pasada del mismo modo que le ocurrió al presidente estadounidense George W. Bush con el huracán Katrina.

El gobierno de Lula ha sido censurado enérgicamente por no hacer lo suficiente para mejorar la seguridad en la aviación, aun después del accidente de un Boeing 737 en septiembre en el Amazonas que puso de manifiesto muchas de las deficiencias del sistema.

Alexander Barrios, un consultor de riesgos políticos del instituto de Alerta Temprana en Brasilia, dijo que el accidente de la semana pasada en Sao Paulo probablemente impulsará al gobierno a abrirse a mayores inversiones privadas en la infraestructura.

"Normalmente, los gobiernos sólo actúan en respuesta a una crisis", afirmó Barrios. "Creo que esto sólo aumentará la presión en favor de la privatización y de mayores asociaciones púbicas y privadas".

Pero los proponentes de la privatización probablemente enfrentarán una intensa oposición en el Partido de los Trabajadores de Lula.

La base de poder del presidente radica en los pobres, y el gobierno se resiste a disgustar a sus partidarios con el tipo de aumentos de tarifas que una mayor privatización conllevaría.

La privatización de la infraestuctura de los aeropuertos y la aviación es aun más difícil porque Lula _ex oponente de la dictadura militar de 1964-86_ no ha podido despojar del control del sistema de aviación a los militares.

Garman dice que hay otro motivo por el cual el gobierno de Lula puede haber hecho poco para solucionar los problemas de la aviación.

"La reacción vehemente proviene de la prensa y de la gente que viaja en avión", dijo Garman. "Pero en Brasil la mayoría de la gente no puede darse el lujo de volar".

 

 

 

AP