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Arranca el tire y afloje por el salario mínimo

En Colombia, y otros países de la región, se inicia el pulso para determinar el salario de los sectores populares. Las grandes rentabilidades empresariales guían los argumentos.

1 de diciembre de 2005

Con una perspectiva de inflación para este año (un poco incierta hasta ahora) del 5%, y el pronunciamiento del Banco de la República de su proyección para 2006 de inflación del 4,5%, y 3% de piso mínimo para 2007, se armó la mesa para el pulso entre gobierno y empresarios frente a empleados y sindicatos por la tasa de aumento salarial para el próximo año.

A dos semanas de la apertura oficial de las negociaciones en la Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales (integrada por representantes del gobierno, los trabajadores y los empresarios), se abrió juego con una propuesta en boca del Ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, que se sustenta en una aumento según la proyección de la inflación en 2006 (4,5%) por parte del Banco Central, más 1% o 1,5% por productividad del 2005 calculada por Fedesarrollo y Anif. Es decir, un salario mínimo 6% mayor al actual en el mejor de los casos.

El año pasado, en diciembre, el aumento no pudo ser acordado, y el gobierno lo decretó con el respaldo del empresariado dejándolo en 6,56%, cerca de su propuesta de 6%, mientras las centrales obreras y trabajadores proponían 11%. El salario mínimo aumentó entonces $23.500, llegando a $381.500. La inflación fue del 5,50% en 2004.

"A pesar de la situación actual, el Gobierno nacional decidió hacer un esfuerzo para lograr un incremento real del salario mínimo en cerca de un punto por encima del Índice de Precios al Consumidor (IPC) y de 1,5% sobre la inflación esperada. Adicional a esto, se están tomando medidas para no permitir que haya aumento en las tarifas de servicios públicos por encima del IPC en estratos 1 y 2",  señaló entonces el Ministro de la Protección Social, Diego Palacio Betancourt.

Esta vez, no se quiere calcular sobre la inflación causada sino sobre la esperada, lo que ya levantó ampolla entre los sindicatos y algunos observadores, que consideran que un aumento por debajo de la inflación de este año es inconveniente para la economía, pues en su concepto se sigue golpeando el consumo de los ciudadanos, además de que se cambian las reglas de juego establecidas en años anteriores y se vuelve a calcular en la forma en que se acostumbraba cuando la inflación era creciente hace una década.

Al respecto, el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, Carlos Rodríguez, aseguró que los sindicatos esperan que el gobierno y empresarios acepten un ajuste concertado, como consecuencia de que han entendido que el país necesita reactivar el consumo. Rodríguez afirmó que "es justo que el salario se incremente por encima de la inflación causada este año, y se puede confiar en que habrá una concertación con el gobierno, como ocurrió hace dos años para aumentar el salario y congelar determinados productos de consumo masivo".

Por su parte el Banco de la República indicó que el alza en el salario básico debe ser coherente con la generación de empleo y con el mismo propósito de reducir la inflación que ha marcado las políticas fiscales y estatales. El gerente general de la entidad, José Darío Uribe, afirmó que no piensa conveniente tener como fundamento para el alza en el salario mínimo la inflación causada. En su opinión, los trabajadores han venido ganando poder adquisitivo. "Si se mira el salario mínimo, ha venido aumentando fuertemente en un periodo en que ha caído también la inflación fuertemente", anotó el gerente del emisor.

Por su parte, el director de la entidad privada Fedesarrollo, Mauricio Cárdenas, dijo que el gobierno debe tener cuidado al analizar el aumento del salario para 2006, porque "tenemos un gobierno que esta en campaña y unos sectores laborales que tienen aspiraciones válidas (...)" además de que hay un retroceso del desempleo que, en concepto de Cárdenas, "es lo que permite que haya consumo" y de este modo, explicó, que la gente se siente segura en materia laboral. Aseguró que "si sube mucho el salario, se estimula la informalidad laboral".

En esta apertura del pulso para mejorar el salario mínimo que devengan unos 4 millones de colombianos, el tema electoral jugará fuerte, pues los candidatos también quieren entrar en el debate, como Horacio Serpa, precandidato por el Partido Liberal, quien en una reciente entrevista aseguró que el gobierno, fuera cual fuere, debería intentar doblar el salario mínimo en los próximos 4 años.

Lo cierto, es que los afectados directos por cualquier determinación pueden preguntarse por qué si sectores como el bancario crecen sus ganancias hasta un 31,2% y las principales empresas del país crecen sus utilidades en 33%, los salarios deben aumentar tan poco.

Ante este cuestionamiento, el ministro Carrasquilla afirma que "la fuente que tiene el empresario para pagar el salario de sus trabajadores son las rentas que se están generando mientras se trabaja, es decir, las rentas del año entrante. La plata está es en el futuro y tenemos que contribuir todos para que haya más dinero, empresarios y trabajadores".

Lo que dice la OIT

En la mitad de Latinoamérica se vive la misma situación, y en países como Venezuela, Chile, Brasil y Argentina en julio ya se sanjó la discusión. En la mayoría de los países se han dado alzas por encima de la inflación, excepto en México.

Para la Cumbre de las Américas, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó su informe "Panorama Laboral" en el que mostró que durante el primer semestre del presente año, el salario industrial promedio en la región creció 1.1% y el salario mínimo real aumentó 5% con relación a igual período el año pasado.

El salario real industrial creció en Argentina el 3.9%, Brasil (1.8%), Chile (1.3%), Colombia (1.1%) y Uruguay (8.6%), mientras que disminuyó en Ecuador (-7.8%) y Venezuela (-2.2%) y permaneció constante en México. La evolución de los salarios mínimos reales fue diferenciada entre países: mejoró en 10, disminuyó en 4 y se mantuvo constante en 2.

El informe pasa revista a la composición sectorial y la calidad del empleo que, a lo largo de 2004, "siguieron caracterizándose por una elevada participación del sector informal y una baja cobertura de la protección social".

Desde el martes podrá tener "Panorama Laboral" para descarga en Dinero.com y anexos algunos cuadros que comparan desempleo, inflación y salario mínimo en la región para que saque sus propias conclusiones.

El pulso en otros países

En México, la Comisión del Salario Mínimo tendrá que debatir entre un alza de 5% como lo proponen los empresarios y el gobierno, o una del 10% como lo quieren los trabajadores y los sindicatos mexicanos.

El presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) de ese país, Cuauhtémoc Martínez García, afirmó que el aumento a los salarios mínimos para 2006 será máximo de 5%, porque no hay condiciones para más, ya que el crecimiento económico no ha sido el esperado. Y aunque hay un buen control del índice inflacionario, se estima que terminará en promedio en 3,5% -menor al de Estados Unidos-, dijo que "todavía falta camino por recorrer para otorgar mejores sueldos".

"Los empresarios no están en condiciones de dar incrementos mayores; ya no hay condiciones para elevar los precios y la tendencia es reducir los costos de los insumos, por lo que no hay de dónde sacar para aumentos; tendrá que ser 5% máximo el aumento a los mínimos", precisó a medios de ese país.

Al otro lado del Atlántico, en España, la discusión se concentra en que las compañías que componen el IBEX de la Bolsa de Madrid, es decir, las 35 compañías más grandes, han logrado crecer sus ventas un 26% y obtener un beneficio de un 31% durante los nueve primeros meses del año, mientras los salarios lo hacen al 3,5%.

La mayoría de los centros de estudios económicos y laborales de ese país coinciden en señalar que si algo habría de aminorar el excedente empresarial no son los costos laborales, y ente ellos el de nómina, que está creciendo al mismo ritmo que la inflación (3,7%, según los últimos datos oficiales), por lo que se crítica que las patronales sigan insistiendo en la moderación salarial y los sindicatos solo se muevan para impedir la reducción de la indemnización por despido, sin concentrarse en una subida del salario mínimo.

Según análisis críticos de la eterna discusión circular en la nación ibérica, España continúa siendo el país de la Unión Europea donde se da una mayor diferencia entre salarios mínimos y salarios medios. En definitiva, el país con peor distribución de rentas salariales.

Un informe de la Unión General del Trabajo vigente aún pues las políticas no se modifican allá con las variaciones climáticas como lo vemos en otros lares, dice que, no sólo es que los salarios sean bajos, sino que la evolución de los costos laborales es muy negativa: "Entre 1999 y 2003, el coste laboral medio por hora trabajada en España en la industria y los servicios no se ha incrementado, según los datos de la Oficina Europea de Estadísticas (Eurostat). Si en 1999 el coste laboral por hora trabajada era de 14,22 euros, en 2003 se había reducido en un céntimo hasta los 14,21 euros. Este control de los costes laborales no presenta parangón en toda la Unión Europea. En todos los países de la Unión Europea se ha registrado un crecimiento de los costes laborales por hora trabajada por encima del 10%, con un crecimiento medio del 26,6%. En Alemania, que es el país que más se acerca a España en sus bajos niveles de aumento de los costes laborales por hora trabajada, la elevación fue del 12,5%. En el Reino Unido fue del 13,1% y en Francia del 15,4%".

En Chile las cosas pintan de primavera. Pues desde el 1 de julio de 2004 y hasta junio de 2005 el salario mínimo subió de 120.000 pesos chilenos a 127.500 (en pesos colombianos quedó en $549.000), un aumento del 6,5%, cuando la inflación de 2004 fue del 1,1%. Se negoció también que para el periodo julio 2006 - junio 2007 éste alcanzará $135.000 (5,8%), de nuevo por encima de la meta de inflación del 3% para finalizar este año y el 4% que se espera para los primeros meses de 2006, debido a las subidas de los precios del petróleo y la volatilidad del dólar .

El ministro del Trabajo y Previsión Social de Chile, Yerko Ljubetic afirmó que "el escenario actual de la economía es auspicioso y con una notable recuperación del empleo (parece que en Chile las alzas grandes a los salarios no generan informalidad o atacan la creación de empleo), todo lo cual permite incrementar de un modo razonable un salario mínimo, (que enfatizó) cumple una función importante en el mundo del trabajo y contribuye a la superación de la pobreza".

El ministro chileno dijo también que "el salario mínimo constituye una conquista laboral con un rol muy relevante, especialmente tratándose de trabajadores jóvenes y de menor calificación", y reiteró el rechazo del Gobierno a aquellas hipótesis que apuntan a reducir el salario mínimo o hacerlo desaparecer. Explicó que en un país que tiene los problemas de distribución de la riqueza como el nuestro (hablamos de Chile), este salario cumple una función esencial en la realidad del mundo del trabajo.

Además, en el país austral las empresas chilenas que llevan contabilidad y que tienen utilidades durante el ejercicio comercial (año calendario) están obligadas a otorgar una gratificación a sus trabajadores para lo cual la ley establece dos caminos.

Uno es repartir el 30% sobre las utilidades líquidas del ejercicio y el otro, pagar el 25% de lo devengado por le trabajador en el ejercicio comercial, con un máximo de 4,75 ingresos mínimos mensuales. Cada año la empresa puede optar por una de estas alternativas.

Es decir, se paga un sobre sueldo de máximo 4,75 veces el salario devengado como una forma de estimular la productividad, ya sea una sola vez o en cuotas durante el año.

Ahora pasando a otro mundo, en Venezuela, los petrodólares han permitido que desde el primero de mayo de 2005 el salario mínimo urbano quedará establecido en 405.000 bolívares, lo que representa un aumento del 26,07% para los trabajadores de ese país, que tuvo una inflación de poco más del 23% el año pasado. Sin embargo, lo notable allá fue que el gobierno chavista determinó que el salario mínimo para los trabajadores rurales fuera igualado al de los trabajadores urbanos, lo que representó un aumento del 40% en zonas campesinas.