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VENEZUELA

Al ritmo de Chávez

Venezuela promete más de US$3.500 millones de dólares para proyectos en Uruguay, Argentina y Brasil. Y las tensiones diplómaticas con Washington no le han quitado su interés en hacer negocios con Estados Unidos.

19 de agosto de 2005

Un telepredicador estadounidense y antiguo precandidato a la presidencia de ese país quiere que la CIA envíe un escuadrón a Caracas y lo asesine. En Cuba, arropa y protege a Fidel Castro con sus petrodólares. Y es el único líder de América Latina que tiene las agallas, o el dinero, para negarle a Washington cooperación en su batalla anti-drogas en la región. Hugo Chávez, presidente de Venezuela, sigue imponiendo su ritmo "chavista" en toda América Latina. Los petrodólares que tiene a su disposición y unas reservas internacionales que ya ascienden a US$32.000 millones, están revolucionado la diplomacia y las economías de la región.



En agosto, la actividad política del antiguo coronel ha sido frenética. El mandatario comenzó en Uruguay una gira 'relámpago' que pasó también por Argentina y Brasil, los tres principales países del Mercosur. En su viaje ha firmado acuerdos económicos por un coste total de más de US$3.000 millones que tienen una característica común: todos están relacionados de la riqueza petrolera venezolana.



Habrá de todo: una 'macrorefinería' en Brasil, contratos para que los astilleros argentinos construyan barcos de transporte de petróleo para PDVSA e intercambios de crudo por cemento con Uruguay. Pero el volumen financiero de cada uno de estos pactos muestra también cuáles son las prioridades políticas del presidente venezolano. La mayor parte del dinero se invertirá en la nación que preside Lula da Silva.



Chávez llegó luego a Brasil para cenar con Lula en el Palacio Alvorada. En esta reunión, el presidente venezolano dio su apoyo a Lula, que actualmente está acosado por las denuncias de corrupción en su propio partido.



Después del acto protocolario, ambos mandatarios firmaron un convenio para construir una refinería en el estado brasileño de Pernambuco, al nordeste del país. En esta nueva planta, que costará US$2.500, se refinará el crudo que se extrae en ambos países. La construcción de la refinería unirá todavía más a las dos empresas estatales petroleras, PDVSA y Petrobras. Las dos que están haciendo más esfuerzos entre todas las compañías latinoamericanas para tener una presencia global en la región.



Algunos diarios venezolanos aseguran que en el mismo contrato se incluyen otras cláusulas todavía no reveladas. Entre ellas una que establece que Pdvsa cederá una pequeña porción de su red de gasolineras en E.U. a Petrobras. Una transferencia con la que Venezuela buscaría un apoyo político frente a Washington, con quien Chávez mantiene un enfrentamiento ya tradicional.



Una tensión diplomática que no ha impedido que el presidente venezolano reconociera precisamente durante esa gira es que está muy interesado en hacer negocios en E.U. Para Chávez las cuestiones políticas son independientes de las económicas, por lo que los malentendidos con la Casa Blanca no deberían repercutir en la actividad comercial.



Uruguay, el acuerdo más barato. Chávez pronunció estas sorprendentes declaraciones el primer día de su gira, en Montevideo, en una rueda de prensa conjunta con Tabaré Vásquez, a quien le ha prometido más de dos millones de barriles de petróleo a cambio de cemento. Un material con el que el presidente de Venezuela quiere llevar a cabo un plan de vivienda en su país. El coste del intercambio es el más barato de todos los contratos que Chávez ha firmado en los últimos tres días. Sólo US$40 millones.



Muchos analistas creen que las declaraciones del presidente venezolano sobre el intercambio comercial con E.U. son un gesto hacia Tabaré Vásquez, cuya popularidad empieza a crecer en la región, casi por encima de la de Lula. En cuanto Chávez terminó su parlamento sobre EEUU, el mandatario uruguayo aprovechó su intervención y aseguró que a Latinoamérica en su conjunto también le convendría mucho aumentar sus relaciones con el país estadounidense.

Argentina, deuda y barcos. Un día después de su estancia en Uruguay, Chávez se trasladó a Argentina. Allí, los discursos del presidente venezolano y el de Néstor Kirchner se centraron en la necesidad de la integración en Latinoamérica, para "impulsar un modelo productivo común y superar las desigualdades".

Chávez estuvo amable con Kirchner pero algunos analistas consideran que 'nadó entre dos aguas'.



Con el peronismo dividido, al mandatario venezolano le pareció más conveniente hablar de estados y no de gobiernos o figuras políticas concretas. Aún así, se cerraron acuerdos por valor de US$500 millones , en la que la parte más importante son los encargos para la construcción de buques petroleros en el astillero argentino Río Santiago, en los cuales Pdvsa invertirá en US$112 millones.



Además, a esta cantidad habría que sumar las emisiones de bonos de deuda argentina, en los que Venezuela ha gastado 320 millones de dólares (261 millones de euros) en dos operaciones realizadas en mayo y junio.



Estas emisiones de deuda 'a la carta' realizadas por algunos países latinoamericanos con el objetivo de que Venezuela sea el comprador, parecen ser una nueva opción en la estrategia política venezolana para aprovechar la riqueza petrolera y conseguir a cambio ventajas políticas en la región.



Esta misma semana Ecuador ha anunciado que emitirá unos US$300 millones en bonos a Venezuela, el próximo mes de septiembre. La operación entre ambos países andinos sería parte de una emisión global de unos US$500 millones, que se concretaría a través de una operación de bolsa, la primera que realizaría Ecuador desde que entró en una moratoria en el servicio de su deuda en 1999.



La inversión multimillonaria de Chávez en los principales países del Mercosur es una muestra más de su estrategia diplomática, basada en el petróleo para conseguir influencia política. El objetivo final podría acercarse a la máxima aspiración del presidente venezolano: consolidarse como un gran líder internacional.



Aun así, los éxitos son frágiles. Todavía no se ven cuáles son las ganancias tangibles que todas estas inversiones supondrán para la economía venezolana. Y parte de la diplomacia de Chávez puede ser contraproducente. E.U. y Colombia, después de todo, son sus principales socios comercial y han sido precisamente esos dos países los que más escaramuzas han tenido con Chávez.



Hasta el momento, sin embargo, la retórica de Chávez no ha perjudicado demasiado sus negocios con Estados Unidos. El senador republicano por Pensilvana y presidente de la Comisión de Justicia del Senado de E.U., Arlen Specter, estuvo en Caracas esta misma semana para discutir posibles inversiones petroleras estadounidenses en Venezuela.



Specter, según informa el Ministerio de

Relaciones Exteriores de Venezuela, se reunió con el mandatario venezolano el pasado miércoles a puerta cerrada durante más de dos horas. También mantuvo un encuentro con el canciller, Alí Rodríguez, a quien aseguró que EEUU está dispuesto a invertir miles de millones de dólares en la industria petrolera de Venezuela para aumentar las reservas.



Specter considera que Venezuela tienen un gran potencial para desarrollar aún más sus recursos energéticos, y en esa expansión es en la que pretende participar EEUU. Según el senador estadounidense, esta participación sería beneficiosa para ambos países: "Venezuela podría utilizar ese dinero para desarrollar aún más el país y para E.U. implicaría la obtención de este recurso que es tan importante para EEUU como para los otros países del mundo porque los mercados están exigiendo más y más petróleo".

Los intereses económicos de E.U. se imponen una vez más a la mala relación que mantiene Washington con el Gobierno de Chávez, al que en más de una ocasión le ha acusado de utilizar el petróleo para desestabilizar la región. Specter, preguntado por este asunto, aseguró que no sabía nada sobre este asunto por lo que no hizo ninguna declaración al respecto.



La visita del parlamentario estadounidense se produjo unos días antes de que Chávez viajara a Cuba y a Jamaica, donde revitalizó el proyecto de Petrocaribe, su plan para integrar energéticamente la región.