La tensión entre Uribe y Chávez se acrecentó después de que Colombia firmara a finales de 2009 un acuerdo con Estados Unidos para el uso compartido de bases militares colombianas.

Un año en crisis entre Colombia y Venezuela

Los dos países cumplen hoy un año de crisis en sus relaciones, las cuales han pasado en este tiempo de congeladas a rotas, en ambos casos debido a denuncias colombianas sobre un supuesto apoyo del Gobierno venezolano a las guerrillas.

27 de julio de 2010

La crisis se ha sentido sobre todo en el sector exportador colombiano, que prácticamente ha perdido a su mejor cliente. Desde que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ordenó el 28 de julio de 2009 "congelar" las relaciones bilaterales y buscar otros proveedores, a Colombia apenas le queda una cuarta parte del mercado que había conquistado en el país vecino.

Las exportaciones de Colombia a Venezuela bajaron el año pasado a cerca de 4.000 millones de dólares, 2.000 millones menos que en 2008, y las cosas no van mejor este año, según el Departamento Nacional de Estadística de Colombia (Dane). De enero a mayo de 2010, las ventas colombianas a Venezuela totalizaron 652 millones de dólares, un 76,6 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior.

El motivo de la "congelación" fue que el Gobierno de Álvaro Uribe denunció que se habían incautado armas pesadas de origen europeo en un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), las cuales podrían haber sido desviadas desde Venezuela.

Algo similar ocurrió la semana pasada cuando Chávez anuncio la ruptura total de relaciones con Colombia, después de que el Gobierno de Uribe denunciara en la Organización de Estados Americanos (OEA) que hay unos 1.500 guerrilleros de las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Venezuela y que el Gobierno de ese país no colabora en la lucha antiterrorista.

"Es una situación muy lamentable", dijo hoy a Efe en Bogotá el director del Centro de Pensamiento en Estrategias Competitivas (Cepec) de la Universidad del Rosario, Saúl Pineda.

Pineda indicó que lo más grave es que no se trata de "cualquier tipo de comercio", sino "un comercio de productos industriales de alto valor agregado que, además, compromete de una manera muy significativa el empleo de la mediana y pequeña empresa de Colombia".

La coordinadora de la Comisión de Relaciones Internacionales del partido opositor Polo Democrático Alternativo (PDA, de izquierda), la legisladora del Parlamento Andino Gloria Flórez, coincide con las opiniones de Pineda.

La crisis tiene un fuerte reflejo en la frontera común, de 2.219 kilómetros, que "es la más viva, la más rica que tenemos los dos países", dijo a Efe la responsable internacional del PDA. Flórez considera que el próximo gobierno de Colombia, que encabezará Juan Manuel Santos, del mismo partido que Uribe, a partir del 7 de agosto, debe cambiar su actitud frente al de Venezuela. La diputada andina opina, como Chávez, que Uribe ha seguido una "política de agresión al Gobierno de Venezuela".

"Agresión" fue una de las palabras usadas por el mandatario venezolano cuando el 22 de julio Colombia presentó a la OEA mapas, fotos y documentos para probar su denuncia de que hay una presencia continuada de guerrilleros en Venezuela.

En julio del año pasado, cuando ordenó la "congelación", Chávez advirtió de que si se producía una nueva "agresión" colombiana, dejaría las relaciones a cero. Pineda considera imprescindible evitar situaciones de "no retorno que afecten la hermandad" de colombianos y venezolanos, una tarea que le corresponderá ya a Santos, según dijo.

"Hacia adelante, el desafío grande para el nuevo Gobierno (colombiano) es entender que se trata de dos modelos de desarrollo y dos modelos de concepción política muy diferentes que deberían convivir en un contexto de pluralidad y de respeto", resaltó Pineda. También con ésto está de acuerdo Flórez: "lo que se necesita es habilitar espacios de diálogo, habilitar espacios diplomáticos serios en los que se puedan reconstruir las relaciones de confianza y de entendimiento entre nuestros pueblos".

Ambos también coinciden en que esta crisis puede abordarse en el ámbito multilateral, además del bilateral, instancia que, para Pineda, ha sido estéril por haberse convertido en un "diálogo de sordos".

 

 

EFE