Un mayor apetito por riesgo impulsa el peso

Como resultado de las conjeturas sobre una afirmación del crecimiento en ese país, los inversionistas tuvieron un mayor apetito por riesgo. En consecuencia, se alejaron de los activos más seguros, como la deuda pública de bajo riesgo soberano –norteamericana, alemana y japonesa– y el oro, que se desvalorizaron; para acercarse a los más riesgosos, como las acciones, cuyos índices se valorizaron en las principales bolsas alrededor del mundo y los activos en las economías emergentes, que ofrecen una alta rentabilidad por la postura monetaria más estrecha de sus bancos centrales.

La mayor confianza en las perspectivas de la economía norteamericana también motivó una probabilidad más alta de incrementos en las tasas de interés de sobre los fondos federales de la Reserva Federal, lo cual fortaleció el USD frente a las monedas más duras.

 En contraste, en Colombia y en otras economías latinoamericanas, USD se debilitó por unos mayores flujos de portafolio. Por tal motivo, el USD en el mercado interbancario colombiano se negoció en promedio a COP 3.052,93, lo cual significó una apreciación de -0,9% de la moneda nacional, a pesar de un descenso del precio del petróleo (de 1,1% a USD 43,8 por barril en el caso del Brent).