La revolución digital implicó cambios radicales en la forma en que las empresas producen. Ahora los ciclos no van más allá de dos semanas para el diseño y elaboración de productos.

INTERNACIONAL

¿Cuáles son las tendencias de la revolución digital en el mundo?

Tres tendencias marcan la ruta en materia de transformación tecnológica. Cada vez es más claro que el problema no es solo de software y hardware.

15 de octubre de 2020

La transformación digital ya llegó. La pandemia, el confinamiento y la necesidad de trabajar remotamente impulsaron cambios esperados para la próxima década.

Cada vez que se aborda el tema es necesario referirse a big data, analítica, inteligencia artificial, robótica o automatización. Parece como si el problema fuera de software y hardware.

Antes de la llegada de la covid-19, el promedio de productos y servicios digitalizados (total o parcialmente) en el portafolio de las empresas en el mundo era 35%, según una encuesta realizada por la firma consultora McKinsey. En ese mismo estudio se revela que, luego de la pandemia, ese indicador saltó 20 puntos hasta 55% en promedio. Hay casos como Norteamérica, donde la cifra llegó hasta 60%.

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Eso muestra lo que ya es un tópico para todos los expertos: que la revolución digital se aceleró durante la pandemia y revela uno de los lados positivos de la enorme crisis en que nos sumió el virus del Sars-CoV-2.

Según esa misma encuesta, el proceso de adopción de cambios digitales se adelantó 7 años en promedio. Se destaca el caso de las compañías consultadas en la región de Asia-Pacífico donde se considera que la aceleración en la adopción de las estrategias digitales se adelantó 10 años.

Las tendencias

Pero el asunto no es solo de software y hardware, porque al final de cuentas la pregunta es cómo la humanidad está asumiendo estos retos.

Por eso es necesario aclarar por cuál vía se está dando esta aceleración exponencial del cambio digital, para acertar a la hora de implementar los cambios que se dan rápidamente. Ese es el verdadero dilema, dice Marcial González, managing director & parter de la firma consultora BCG. Según él, es posible advertir tres grandes tendencias que buscan responder a la vertiginosidad de los tiempos actuales.

La primera es liberar data. "Las empresas tienen cada vez más información, mucha más de la que pueden incluso llegar a usar. Y esa información es monolítica, encerrada. Ahora los clientes están necesitando datos y estos son de difícil acceso. Cada vez están demandando más acceso y disposición expedita de los datos para lograr, por ejemplo, mayores niveles de personalización de usuarios finales", comentó el experto.

Por eso, invertir recursos en proyectos como los data lake, o laguna de datos, o en la modernización de sus sistemas centrales para lograr mejores desempeños al almacenar y recolectar información forman parte de la estrategia.

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El segundo aspecto es el cambio radical en la manera de trabajar en los procesos de innovación. Antes, alguien proponía una solución que luego pasaba al experto en desarrollarla, luego al experto en tecnología, después al operativo que terminaba desarrollándola y, finalmente, tras uno o dos años, salía el resultado al mercado.

"Hoy eso no puede operar así. Se está trabajando en proyectos con sprints de dos semanas, que dan como resultado prototipos que se testean para ver su funcionamiento y luego a corregir de nuevo", comentó.

La tercera tendencia es la inversión en ciberseguridad, porque es necesario robustecer los sistemas de protección de la información, justamente porque hay cada vez más nodos remotos produciendo data en muchos lugares de un país, pero asociados a un único proceso o unidad productiva.

Gráfico sobre el cambio tecnológico

¿Y el talento?  Todo esto sumado ha hecho que haya insuficiencia en la oferta de talento técnico en temas como big data, analítica, nube y ciberseguridad. "Es un talento muy difícil de encontrar en todo el planeta", dice el experto.

El talento en habilidades blandas también escasea, porque es necesario que las personas tengan la capacidad de adaptarse a metodologías ágiles de trabajo, en ecosistemas más complejos y de ritmos acelerados y con grupos de trabajo disímiles.

Los sectores destacados

El fenómeno de la transformación digital empezó de manera destacada en sectores como el financiero, donde además de tener enormes volúmenes de inversión para traer nuevas tecnologías, contaban con una vocación natural hacia los clientes, que son los que de verdad están demandando transformaciones.

"Muchos bancos comenzaron a buscar una mejor interacción con sus clientes y empezaron esta primera gran ola de transformación digital", comentó González.

Luego vinieron aquellas empresas ocupadas en la atención de grandes masas de clientes. Allí están las firmas de consumo masivo y retail, seguros e inclusive aerolíneas que dieron el salto digital por exigencia de sus audiencias.

"La tercera ola se da en otros sectores que no tienen masas tan grandes de clientes, pero que quieren absorber nuevas tecnologías para lograr mejores niveles de producción en sus plantas, garantizar la recolección de más información sobre sus procesos o consolidar mayores niveles de seguridad a sus operarios". El experto destacó casos como los de generación de energía, donde se han venido dando cambios importantes en sus tareas industriales al digitalizar procesos que capturan data en tiempo real, lo que aporta nuevos insumos de decisión y estrategia.

La revolución digital ha tenido un empujón por cuenta de la pandemia. Y donde queda más en evidencia es en los propios usuarios y clientes finales.

"Hay cosas que no se creían posibles en industrias como la financiera, pero que la tecnología ha acelerado. Por ejemplo, hasta no hace mucho tiempo los mismos usuarios no consideraban posible ese servicio sin oficinas reales y sucursales. Por cuenta de la pandemia, ahora son cada vez más los que hacen todas sus operaciones bancarias a través de internet", explicó.

La revolución digital ya está aquí, pero su cara no es solo la inversión en aparatos y programas. El desafío central es cómo la gente se adapta a ella. Es decir: cultura.