Suiza adoptó en diciembre pasado una estrategia de dinero limpio que pretende obligar a sus clientes extranjeros a ponerse en regla con la hacienda de su país, so pena de que sus cuentas sean cerradas. | Foto: Afp

Internacional

Suiza podría dejar de ser tan secreta

Parece que están dispuestos a suavizar su secreto bancario, pilar desde hace décadas de su poderoso sistema financiero.

23 de abril de 2013

Con motivo de la reunión del G20, Eveline Widmer-Schlumpf, ministra suiza de Finanzas, dijo que su país está de acuerdo en negociar, bajo algunas condiciones, sobre el intercambio automático de información con sus socios, lo que supone, en concreto, el levantamiento del secreto bancario.

Los acontecimientos se precipitaron con el anuncio de Luxemburgo, el 10 de abril, de desmantelar parcialmente su secreto bancario. Cuatro días después, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y España acordaron inscribir el intercambio automático de informaciones en la agenda de la próxima cumbre europea de mayo.

Asimismo, los países del G20 pidieron a la comunidad internacional en la reunión celebrada la semana pasada en Washington que adopte dicho intercambio automático de informaciones entre administraciones fiscales. Para la ministra suiza, que participaba en este encuentro, Berna está dispuesta a debatirlo a cambio de que las nuevas normas lo sean para todos los países, incluidos los paraísos fiscales "offshore".

Las normas futuras deben "incluir a todos los grandes centros financieros americanos, europeos y asiáticos", dijo a la AFP un portavoz del ministerio de Finanzas. Asimismo, deben "subsanarse" "todas las lagunas constatadas en la identificación de los derechos económicos" de los trust y otros montajes económicos. La posición oficial helvética cuenta con el apoyo de la poderosa Asociación Suiza de Banqueros, así como de un partido político que integra la coalición gubernamental, el Partido Demócrata-cristiano (PDC).

Para los banqueros suizos se trata de un giro de 180 grados, ya que en septiembre de 2012, el presidente de la asociación, Patrick Odier, aseguraba que no había plan alternativo para el modelo que defiende Suiza para luchar contra la evasión fiscal: que los dueños de las cuentas paguen un impuesto que será entregado de manera anónima a sus países de origen.

El comisario europeo de Hacienda, Algirdas Semeta, sigue presionando a Suiza, un país que no forma parte de la UE y que teóricamente no está obligado a seguir su normativa. Los Estados miembros le encargarán con seguridad en mayo que negocie con los socios de la UE, y en particular con Suiza. "El objetivo es lograr acuerdos ambiciosos para compartir información sobre numerosos aspectos", explicó.

Según una fuente cercana al caso, la UE está interesada en las cuentas denominadas 'ómnibus', abiertas por suizos para clientes extranjeros, pero también en las compras en oro, obras de arte y todas las inversiones que se hacen en Suiza o a través de Suiza con fondos que no se declaran a hacienda. "Suiza está en el centro de Europa y se aprovecha ampliamente de su acceso al mercado único. Está claro que debe dar el mismo trato a los países europeos que a los otros países, como Estados Unidos", dice Semeta.

Para Michel Dérobet, secretario general de la Asociación de Banqueros Privados Suizos, Suiza "debe participar en el debate de manera constructiva". "No obstante, no hay que olvidar que no formamos parte de la UE y que no nos hemos comprometido a nada", advirtió a la AFP. "En Suiza, no es el gobierno el que decide, es el pueblo, y es muy posible que haya un referéndum sobre este asunto, que es un asunto muy sensible y complicado", sostiene.

Los bancos suizos administran unos 5,3 billones de francos suizos (unos 4,4 billones de euros), de los que 2,7 billones pertenecen a una clientela extranjera.

Suiza adoptó en diciembre pasado una estrategia de dinero limpio que pretende obligar a sus clientes extranjeros a ponerse en regla con la hacienda de su país, so pena de que sus cuentas sean cerradas.


Afp/D.com