"Desde cualquier punto de vista, el TARP ha sido un éxito a la hora de lograr su objetivo primario de restaurar la estabilización económica".

Rescate financiero en EE.UU. funcionó pero aún falta por hacer

El programa de rescate financiero de US$780.000 millones diseñado en un principio por el gobierno estadounidense para ayudar a los bancos no alcanzó muchos de los objetivos establecidos por el Congreso, informó una comisión supervisora.

10 de diciembre de 2009

"El Congreso estableció objetivos para los rescates que fueron mucho más allá de la estabilidad financiera a corto plazo", dijo la presidenta de la comisión y profesora de derecho de la Universidad de Harvard Elizabeth Warren.

Los programas financiados por el erario — incluyendo inyecciones de capital bancario, ayudas contra los embargos hipotecarios y subvenciones a la industria automovilística — tuvieron un éxito desigual, según la comisión. Empero, destacó la existencia de un amplio consenso que los programas ayudaron a evitar una posible calamidad económica aún peor.

Las conclusiones forman parte de una revisión general de la labor anual que realizó la comisión creada por el Congreso para supervisar el Programa de Ayuda por Activos Morosos (Troubled Asset Relief Program o TARP por sus siglas en inglés). Analizó los relativos logros de algunos programas financiados por el TARP y los evaluó en comparación a las normas establecidas por el Congreso.

Según el Departamento del Tesoro, "desde cualquier punto de vista, el TARP ha sido un éxito a la hora de lograr su objetivo primario de restaurar la estabilización económica".

"La confianza en nuestro sistema financiero ha mejorado, ha aumentado el acceso al crédito y la economía crece. El gobierno está abandonando su política de emergencia financiera y ha comenzado el reembolso a los contribuyentes", insistió la Tesorería.

No obstante, persisten problemas como la limitación del crédito, las quiebras bancarias, la continuada debilidad de algunos bancos importantes, el aumento del paro y los embargos hipotecarios, además de que el sector bancario sigue dependiendo en gran medida del respaldo gubernamental.

El TARP comenzó como un programa para adquirir activos morosos a los bancos en apuros, pasando luego a una inyección de capital, luego a una fuente de financiación para los propietarios de viviendas a punto de sufrir el embargo hipotecario y finalmente la ayuda a las empresas automovilísticas de Detroit para rescatarlas de la quiebra.

En respuesta al informe de la comisión, el Departamento del Tesoro coincidió que el desempleo y los embargos hipotecarios siguen siendo muy altos, mientras que el acceso al crédito para la pequeña empresa es muy limitado.

El representante Jeb Hensarling, el único republicano en la comisión, votó en contra de la aprobación del informe. En comentarios separados, escribió que el TARP rescató firmas financieras y no financieras en quiebra, no logró reducir la oleada de cierres y politizó decisiones que deberían haber sido puramente económicas.

"El TARP es un mandato que fracasó", resumió Hensarling.

Los republicanos se han opuesto por considerar que el fondo debería ser clausurado, ya que no han sido utilizados ni devueltos unos US$300.000 millones y que ese dinero debería ser utilizado en la reducción del déficit en lugar de financiar nuevos programas.

 


(AP)