Wolfgang Schäuble, ministro alemán de Finanzas. Foto: DW | Foto: DW

Internacional

"Quien paga, debe controlar“: Schäuble

Wolfgang Schäuble, ministro alemán de Finanzas, conversó con la emisora Deutschlandfunk (DLF) acerca de la independencia del BCE, la futura supervisión bancaria eurpea y la compra de bonos de paises en crisis.

Alianza DW
4 de septiembre de 2012

Esta semana vuelve a la agenda europea el tema del euro y la crisis de la deuda. El Consejo del Banco Central Europeo delibera acerca de la compra de bonos estatales de países europeos en crisis. Entretanto, se debate mucho acerca de la unión bancaria. La Comisión Europea ha propuesto que todos los bancos se sometan al control del BCE, incluidos los más pequeños como las cajas de ahorro.

De absurda califican esta medida las instituciones bancarias. No obstante, los jefes de Estado y de Gobierno se decidieron, en junio en Bruselas, a favor de un supervisor central para toda la UE. A la Comisión Europea se le encargó la elaboración de una propuesta. Se trata de evitar que entidades financieras en problemas pongan en peligro a la totalidad del sistema financiero.

Christiane Kaess: Se propone un control de todos los bancos incluidas las cajas de ahorro.¿La Comisión Europea ha entendido mal la tarea que le encomendaron?

Wolfgang Schäuble:
No. Pero el mismo BCE declara que no dispone del potencial para supervisar en un tiempo prudencial las 6000 entidades bancarias de la Unión Europea. En el círculo de ministros de Finanzas habíamos discutido primero con el BCE, antes de que los jefes de Estado y de Gobierno decidieran que debía existir una entidad supervisora, con participación del BCE. Este sería el requisito para que los bancos tengan acceso a los fondos de estabilización y sería una manera de romper el círculo vicioso de déficit estatal y riesgos bancarios.

No es una propuesta fácilmente realizable. Por eso propuse desde un comienzo que se elaborasen criterios estándar para los bancos pequeños. Y poner a los bancos grandes, de relevancia sistémica, directamente bajo supervisión. Esto tendría más posibilidades de ser realizado a mediano plazo.

El argumento de la Comisión Europea es que, en España, fueron precisamente las cajas de ahorro regionales las que causaron la gran crisis bancaria…

Sí, pero entretanto se han unido y conforman Bankia, que es el foco principal de interés en España. Sin embargo, el BCE dijo ya entonces que no estaba en la capacidad de controlar los 6000 bancos. Por eso, porque se trata de no dejar la idea en el papel, hemos hecho una propuesta realista. Las propuestas de la Comisión aún no están terminadas y todavía serán discutidas en el Consejo de ministros de Finanzas.

Pero, ¿a usted le parece bien que los bancos de relevancia sistémica sean controlados por el BCE?
En todo caso, en un nivel europeo que debe incluir al BCE; éste es el de más experiencia y capacidad.

En Alemania contamos con el BAFIN (Oficina Federal para Servicios Financieros), pero parte del control lo lleva a cabo el Bundesbank; la colaboración entre ambos ha resultado provechosa. El punto decisivo es que quien quiera acceder a los fondos de estabilización europeos tiene que permitir la supervisión europea. Sólo podemos recapitalizar bancos si tenemos la posibilidad de exigir reformas y reestructuraciones. Quien paga debe tener el control y la competencia para ejecutar la supervisión. Ésta es la base de la decisión de los jefes de Estado y de Gobierno europeos.

¿No teme usted por la independencia del BCE? Los críticos del plan dudan de que el BCE pueda proveer dinero a los bancos y a la vez controlarlos.

Precisamente por eso -como consta en las ideas que transmitimos a la Comisión- en el BCE debe estar claramente separada la sección encargada de la supervisión y la encargada de la política monetaria independiente. Está claro que la supervisión bancaria y la política monetaria no pueden ser combinadas. La supervisión debe someterse a controles judiciales y democráticos. También basados en la experiencia alemana, la política monetaria fue encomendada al BCE a través del tratado europeo. Tenemos que encontrar una manera de separar claramente ambos ámbitos.

Con todas estas enmiendas que propone usted para la propuesta de la Comisión no parece que el plan pueda estar en funcionamiento el próximo año como estaba planteado.

Efectivamente, es poco realista; a mí me sorprendió mucho. Pero, lo dicho, la Comisión aún no está lista con su propuesta. Lo que sabemos lo hemos extraído de una entrevista del comisario Michel Barnier. Se decidirá apenas la próxima semana y en el consejo de ministros de Finanzas, el 15 de septiembre, lo discutiremos.

El acceso directo de los bancos a los fondos de estabilización se supeditará a la supervisión, ha dicho usted. Hasta ahora el Gobierno alemán había afirmado que eso sería posible pero en un futuro lejano. ¿De la propuesta de la Comisión se desprende, entonces, que a partir del próximo año el contribuyente alemán garantizará a los bancos españoles?

La decisión del Consejo Europeo fue muy clara. Una vez que esa entidad supervisora esté en funciones, el acceso directo será posible; la interrelación es innegable. Pero si eso sucederá el próximo año, tengo mis dudas. Esto es un motivo de disgusto y nerviosismo en los mercados financieros, que no tienen confianza en el euro dado que, según ellos, las estructuras de decisión europeas son tan complejas. Ahora ha sucedido lo de siempre: hay una entrevista, los medios se lanzan a la noticia y crean expectativas que luego no pueden ser realizadas.

Este jueves el consejo del BCE decidirá los pasos a seguir en la compra de bonos de países con problemas. Mario Draghi del BCE está a favor; el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, en contra. ¿Apoya usted a Weidmann?

Estamos precisamente en el campo en el que el BCE demuestra su independencia. Por ello, los ministros de Finanzas y de ser posible todos los otros deben ser parcos con sus comentarios. No sé lo que decidirá el Consejo del BCE. Claro está que discutirá acerca de su responsabilidad en la política monetaria en una situación en la que es indispensable recuperar la confianza en el euro.