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5 problemas que muestran la otra cara del éxito económico de Alemania

Con un desempleo en mínimos históricos, unas cuentas públicas saneadas y una notable estabilidad política, Alemania es vista a menudo como un modelo. Sin embargo, a pesar de sus éxitos, la locomotora de Europa, que este domingo celebra elecciones generales, también tiene problemas.

Alianza BBC
21 de septiembre de 2017

Prácticamente con pleno empleo, un crecimiento económico envidiable para la mayor parte de sus vecinos europeos y un superávit público récord, no es de extrañar que Alemania sea vista a menudo como un caso de éxito.

Es un optimismo que comparten la mayoría de alemanes.

El 77% de ellos asegura que su situación personal mejoró o se mantuvo igual en los últimos dos años, de acuerdo con una encuesta publicada por la Fundación Bertelsmann a principios de septiembre.

Casi un 60% afirma creer que su país camina en buena dirección.

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Este grado de satisfacción -que contrasta vivamente con el descontento frente a la clase política común en otros países de Europa- explica en parte el sólido liderazgo de Angela Merkel en las encuestas de cara a las elecciones generales del domingo 24 de septiembre.

De cumplirse los pronósticos, su partido, la Unión Cristiano Demócrata (CDU, por sus siglas en alemán) será el más votado. Y Merkel se convertirá en canciller por cuarta vez consecutiva desde 2005.

Sin embargo, pese a sus virtudes evidentes, el país no está exento de problemas.

BBC Mundo les preguntó a algunos expertos en política y economía de Alemania por las principales contradicciones del "modelo alemán".

1. Una economía "vulnerable"

"Yo estoy en desacuerdo con esa versión de que Alemania es una historia de éxito económico", asegura Hans Kundani, miembro senior del programa europeo de la German Marshall Fund de Estados Unidos, un centro de estudios dedicado a la investigación de las relaciones trasatlánticas.

La razón detrás de esta afirmación contundente radica en la forma en que se reestructuró la economía alemana a principios de los años 2000, un momento en que sus números no eran tan positivos.

"La economía alemana se reorientó a la exportación de una forma aún más pronunciada de lo que ya lo era. En los diez años entre 2000 y 2010, la contribución de las exportaciones al Producto Interior Bruto (PIB) pasó de un 30 a un 50%. Esto es una cifra enorme para una economía tan grande", destaca el autor del ensayo La Paradoja del poder alemán.

Este dato, señala el investigador, muestra al menos dos puntos flacos de la economía alemana: por un lado, la debilidad de su demanda interna.

Por otro, su dependencia "extrema" de mercados a los que exportar y, en consecuencia, de lo que sucede en el resto del mundo.

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"Esto lo que ilustra es que se trata de una economía muy vulnerable. Muy dependiente de lo que sucede fuera de sus fronteras", apostilla el experto.Image captionLos principales sectores que exportan en Alemania son el automotriz, de maquinarias, de equipos electrónicos y medicamentos.

2. La desigualdad creciente

Con un desempleo alrededor del 4%, Alemania es el segundo país de la Unión Europea -solo superado por la República Checa- con menos paro, de acuerdo con Eurostat, la oficina de estadísticas de la UE.

De hecho, la demanda de mano de obra convirtió al mercado laboral alemán en los últimos años en un polo de atracción para trabajadores extranjeros.

Pero estas cifras tienen una "cara b" en la desigualdad.

Mientras que la economía creció un 22% en términos reales entre 1991 y 2014, el 10% más pobre vio cómo sus ingresos disminuían en un 8%. En cambio, durante el mismo período, los ingresos del 10% más rico crecieron cerca de un 27%, de acuerdo con el Instituto Alemán para la Investigación Económica.

"El éxito económico que se ve en las estadísticas no está llegando a las partes más pobres de la sociedad. Por ejemplo, el nivel de desempleo está a unos niveles históricamente bajos pero hay muchas personas que tienen trabajos de mala calidad, que cobran poco y que no pueden permitirse una casa y dependen de los subsidios estatales a pesar de estar trabajando", destaca Carsten Koschmieder, politólogo de la Universidad Libre de Berlín.

"Siempre ha habido desigualdad en Alemania, como en cualquier sociedad, pero se puede ver que la desigualdad está creciendo en los últimos años", agrega.

Hans Kundnani también busca en las políticas aplicadas a principios de los 2000 las razones de esta desigualdad.

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"La principal razón por la que Alemania recuperó músculo exportador en los años 2000 fue la bajada de salarios. El crecimiento de los sueldos no fue en proporción con el aumento de la productividad en los últimos años y los trabajadores alemanes no salieron beneficiados por el éxito de las exportaciones alemanas", apunta Kundnani.

3. Los riesgos del gran consenso político

La capacidad de pacto y de consenso de los partidos políticos alemanas -que contrasta con la polarización de otros países- es citada a menudo como una de las claves de la estabilidad del país.

Dos de los tres gobiernos dirigidos por la actual canciller, Angela Merkel, el formado en 2005 y el actual, fueron de "gran coalición", una alianza entre los dos partidos supuestamente rivales: los democristianos de la CDU y los socialdemócratas del Partido Socialista Alemán (SPD).

No obstante, algunos analistas apuntan que el excesivo consenso entre opciones políticas puede tener efectos contraproducentes desde el punto de vista democrático.

"Se ve que hay un cierto elemento postdemocrático en la política alemana en la que a los votantes no se les está ofreciendo muchas opciones de elección", apunta Kundnani.

"Parte de la explicación del aumento de la extrema derecha es que llegó un partido y dijo, miren: hay una alternativa. Y esto lo hizo en contradicción con unas declaraciones en las que Merkel dijo que no había alternativas", añade.

El analista se refiere a Alternativa para Alemania, el partido de extrema derecha fundado en 2013 que creció durante la crisis del euro y la crisis de los refugiados de 2015 y 2016.

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En las elecciones de este domingo, de acuerdo con las encuestas, entrará en el parlamento alemán por primera vez y puede llegar a convertirse en la tercera fuerza electoral con entre un 8 y un 12% de los votos.

"No son una amenaza desde el punto de vista de que vayan a derrocar al gobierno o algo por el estilo. Pero sí lo son para ciertas personas y para la cultura democrática del país", indica Koschmieder.

4. El reto de la integración

Entre 2015 y 2016, más de un millón de demandantes de asilo llegaron a Alemania.

En el último año y medio, desde la puesta en marcha en marzo de 2016 del acuerdo entre la UE y Turquía para limitar el flujo migratorio, estas cifras se redujeron drásticamente.

Sin embargo, la política migratoria y la integración de los refugiados fue uno de los principales temas de la presente campaña electoral.

"Un 50% de la población cree que la inmigración y los refugiados son aún la principal preocupación política. Eso es una proporción muy grande. Alrededor de dos tercios dice que ayudar a los refugiados fue lo correcto en 2015 mientras que un tercio cree que se hizo demasiado", señala Koschmieder.

Una de las consecuencias políticas de esta situación fue el crecimiento de Alternativa para Alemania, que en solo cuatro años de vida obtuvo representación en 13 de los 16 parlamentos regionales.

Socialmente, quizá el mayor desafío, tanto a corto como a medio y largo plazo, será la integración de estos refugiados.

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"La integración real es algo mucho más difícil que el manejo de la situación a corto plazo y creo que eso es algo en lo que Alemania no es especialmente buena (…). La identidad alemana implica un elemento cultural muy fuerte de lo que significa ser alemán y esto se convierte en un desafío cuando tienes una sociedad multicultural", sugiere Kundnani.

5. La persistente división Este/Oeste

Casi 27 años después de la reunificación alemana, las diferencias entre el Este (lo que en su día fue la República Democrática Alemana) y el Oeste siguen siendo notables.

Pese a una bajada considerable en los últimos años, el desempleo en la antigua Alemania Oriental sigue siendo de cerca del 8,5%, casi el doble que en la parte occidental del país.

También en PIB per cápita, el Este tiene una desventaja del 27% respecto al Oeste.

"La gente que vive en regiones del Este tienden a emigrar al Oeste porque hay mejores perspectivas laborales y los salarios son más altos. En las regiones del Este no hay grandes empresas. Ninguna gran empresa se estableció en el Este", le dice a BBC Mundo Gero Neugebauer, analista político en Berlín.

Estos contrastes en lo económico -que no fueron uno de los grandes temas de campaña- tienen además un reflejo político.

Tanto Alternativa para Alemania como Die Linke (La Izquierda), un partido considerado de extrema izquierda, cuentan con mayores apoyos en el Este del país.

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"AfD llegó a obtener un 24% de los votos en unas elecciones estatales en el Este, mientras que en el Oeste no pasaron del 15 % (…). Hace 20 años la gente decía que este proceso llevaría cinco años. Ahora se dice que nos costará al menos otra generación", apunta el politólogo.