"Hay que tomar medidas porque, por el incremento de ingreso, la clase media mejora sus condiciones de vida y se gasta en bienes suntuarios pese a las aranceles, al impuesto de salida de divisas", sostiene Rafael Correa, presidente de Ecuador.

Consumo

Correa no quiere hamburguesa

Esta comida puede causar indigestión a la dolarizada economía ecuatoriana: el consumo excesivo de alimentos y bienes importados llevó al gobierno a restringir su ingreso, a disgusto de empresarios locales y de exportadores colombianos y peruanos.

17 de enero de 2014

"¡Hasta papas fritas estaba importando el país, hasta carne para estas cadenas Burger King y McDonald's!", exclamó esta semana el presidente Rafael Correa al criticar el excesivo consumo de productos foráneos que el país está teóricamente en capacidad de producir. Pero el problema es más grave, explica el gobierno.

Ecuador, que adoptó el dólar como moneda oficial hace 14 años en medio de una crisis bancaria, depende del ingreso y la circulación de divisas, y el aumento sostenido de las importaciones en los últimos cinco años prendió las alertas. "Debe entender el pueblo ecuatoriano que sacar dólares de la economía es como botar nuestro petróleo por la ventana", afirmó el mandatario. Por la falta de moneda propia, Ecuador no puede depreciar en caso de déficit comercial y, en consecuencia, aplica restricciones comerciales desde 2009, cuando se agudizó la crisis mundial.

Entre enero y noviembre de 2013, el país acumulaba un saldo rojo de 1.352 millones de dólares en su balanza comercial, por la adquisición de derivados de petróleo y de bienes de consumo y de capital, estos últimos destinados a la construcción de ocho hidroeléctricas.

Técnicamente, Ecuador no dispone de política monetaria, y su variable de ajuste es la política comercial.

A partir de este año, el gobierno incorporó nuevas exigencias para las compras al exterior que buscan reducir el déficit comercial y garantizar la calidad de los bienes importados, porque estaban entrando "bicicletas con plomo" (perjudicial para la salud) o "motocicletas altamente" contaminantes, según Correa.

Son en total 293 ítems, incluidos perfumes, cosméticos, juguetes, salsa de tomate, papas y carnes, entre otros, los que deberán contar con un certificado de calidad emitido en el país de origen. El gobierno, duro crítico del libre mercado, espera reducir este año en 800 millones de dólares las importaciones.

La queja empresarial
Los importadores cuestionan las nuevas trabas comerciales. "Se puso en vigencia esta norma sin un periodo de transición. Han llegado contenedores sin certificados que obviamente fueron embarcados antes de que se emitiera la norma, y han tenido problemas para ser nacionalizados", dijo a la AFP Roberto Aspiazu, director del Comité Empresarial Ecuatoriano.

En los primeros días del año, algunos locales de Burger King en la ciudad de Guayaquil no ofrecieron carne en sus menús por dificultades en las aduanas. La idea del gobierno, según los empresarios, es que el mercado sea abastecido gradualmente por los productores locales. Lo mismo se pretende con las papas que acompañan las hamburguesas. Sin embargo, el tubérculo ecuatoriano "tiene 85% de humedad y eso afecta el proceso de cocción y congelamiento, por eso se importa desde Holanda y Canadá. Mientras los productores nacionales siembran una variedad similar, los restaurantes no pueden volver a la época de pelar papas", señaló Aspiazu.

Similares quejas se escuchan en otros sectores, e incluso los exportadores colombianos y peruanos ya expresaron su preocupación por las barreras al ingreso de sus productos.

Los empresarios ecuatorianos, por su parte, temen que la sustitución forzada de importaciones aumente el contrabando, genere problemas de abastecimiento y exponga al país a eventuales represalias comerciales o reclamos ante la Organización Mundial de Comercio (OMC). "Ecuador era un país con mínima emisión de normas técnicas y tiene problemas comerciales. Hay una plena justificación para estas normas técnicas, pero sustituir importaciones toma tiempo, hay un periodo de adaptaciones", dijo a la AFP José Camposano, vicepresidente de la Federación Ecuatoriana de Exportadores.

Más allá del impacto comercial, el gobierno de Correa también está preocupado con el consumo suntuario de los ecuatorianos. "Hay que tomar medidas porque, por el incremento de ingreso, la clase media mejora sus condiciones de vida y se gasta en bienes suntuarios pese a las aranceles, al impuesto de salida de divisas", afirmó Correa en una reciente entrevista.