El punto de partida para la futura tasa es una propuesta de la Comisión de septiembre de 2011 que prevé gravar todas las transacciones entre instituciones financieras.

Internacional

Luz verde a la tasa de transacciones financieras en Europa

La Comisión Europea aprobó este martes la Tasa a las Transacciones Financieras en diez países europeos, con el objetivo de "engrosar en miles de millones de euros" las arcas públicas de los países europeos.

23 de octubre de 2012

Ahora se necesita que los 27 países de la UE aprueben por unanimidad la propuesta para gravar todas las operaciones de acciones, bonos y derivados, que luego deberá contar con el visto bueno del Parlamento Europeo (PE) para su entrada definitiva en vigor.

"Con esta tasa podremos recaudar miles de millones de euros que tanto necesitan muchos de nuestros países en dificultades", dijo el presidente de la CE, José Manuel Barroso.

"Se trata de hacer justicia", añadió. "Debemos asegurarnos de que los costos de la crisis sean compartidos por todo el sector financiero y que no recaiga únicamente en los ciudadanos europeos", añadió.

El gravamen a estas operaciones contribuiría a reducir las especulaciones financieras y estabilizar los mercados, argumentan los defensores de la idea impulsada sobre todo por Francia y Alemania. Además el sector financiero terminará de alguna manera pagando -aunque mínimamente- por las convulsiones que provocó en la economía mundial.

Para que el plan, inspirado en una idea del Nobel de economía James Tobin, saliera adelante "en un grupo reducido" se necesitaba al menos la aprobación de nueve países europeos.

Y fueron diez países de la UE los que se manifestaron oficialmente a favor de avanzar rápidamente en este tema: España, Italia, Francia, Alemania, Bélgica, Austria, Portugal, Eslovenia, Eslovaquia y Grecia. Estonia señaló que lo hará tras examinar la propuesta en su Parlamento.

Francia y Alemania, amparados por la Comisión Europea, unieron sus fuerzas para poner en marcha el impuesto en un grupo reducido ante la falta de unanimidad por este tema, que generó adhesiones y rechazos casi inquebrantables entre los países de la UE. En ese caso se tratará de una "cooperación reforzada" entre algunos países europeos.

El punto de partida para la futura tasa es una propuesta de la Comisión de septiembre de 2011 que prevé gravar todas las transacciones entre instituciones financieras (bancos, bolsas, fondos de inversión, compañías de seguros, fondos especulativos, etc).

Con esta propuesta, Bruselas pretende gravar con el 0,1% a los intercambios de acciones y títulos y del 0,01% a los productos derivados.

El ejecutivo comunitario señaló que si esta tasa fuera utilizada en el conjunto de la UE se podría alcanzar una recaudación de hasta 57.000 millones de euros. Pero al ser aplicada en diez, la recaudación "superará los 10.000 millones de euros", según estimó el presidente francés Francois Hollande.

Pero hay países que han rechazado de plano la idea, entre ellos Reino Unido, país que alberga la principal plaza financiera europea y donde se realizan las tres cuarta partes de las transacciones financieras del continente.

La medida generó tanto adhesión como rechazo: unos la ven como una solución para frenar el apetito de los tiburones financieros y otros creen que sólo una aplicación global garantizaría su éxito.

Tachada de utópica durante décadas, la medida recibió el beneplácito de varias ONG. "Esta es la oportunidad en décadas para aminorar la carga de la crisis que pesa sobre los ciudadanos" europeos, escribió Nicolas Mombrial de Oxfam, al estimar los beneficios de la tasa en 37.000 millones de euros, citando un estudio del Instituto Alemán de Economía (DIW).

Las ONG argumentan que es injusto que los consumidores que compran bienes y servicios paguen impuestos indirectos (IVA y otros tributos) mientras que en los mercados, los agentes pueden realizar transacciones de cualquier tipo sin estar sometidos a ninguna tributación.