Hay hasta US$30 billones escondidos en paraísos fiscales de todo el mundo. | Foto: AFP

Internacional

La nueva ofensiva contra los paraísos fiscales

En 2009 –en medio de una pavorosa crisis económica– el G20, que representa un 9% de la producción mundial, anunció "el fin de la era de los paraísos fiscales".

6 de diciembre de 2012

En 2012 –en medio de otra pavorosa crisis económica–, los paraísos fiscales florecen como nunca.
Las promesas de los mandatarios, los comunicados y los gestos grandilocuentes parecen hoy papel mojado, pero entre las organizaciones que luchan contra la evasión fiscal global hay un creciente optimismo.

"Las cosas están cambiando. Por primera vez hay señales de una nueva arquitectura global basada en la transparencia fiscal y una lucha más genuina contra los paraísos fiscales", le dijo a BBC Mundo Nicholas Shaxson, autor de "Treasure Islands", un exhaustivo análisis de los paraísos fiscales.

En juego hay entre US$20 y US$30 billones (entre dos y tres veces el Producto Interno Bruto de Estados Unidos) escondidos en estos paraísos de la opacidad financiera.

Con una cuarta parte de esa suma se evitarían los recortes fiscales que están asolando las sociedades industrializadas, dejando en la calle o sin servicios sociales a decenas de millones de personas y desacelerando la economía global.

Intercambio de información


La razón del optimismo de Shaxson y organizaciones como Tax Justice International reside en un principio tan simple que cuesta creer que toda la presunta materia gris del G20 o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) no lo haya podido concebir antes.

Bajo este principio, los gobiernos están obligados por ley a informar sobre el dinero y los bienes de los ciudadanos extranjeros a sus países de origen.

El sistema propuesto por el G20 en 2009 se basaba en la obligación de informar ante un pedido concreto de una nación.

"Con el sistema de 2009, el gobierno necesita saber de antemano el nombre de la persona en cuestión y hacer el correspondiente pedido de información. Con el principio de intercambio automático, los gobiernos tienen la obligación legal de suministrar la información, haya o no un pedido al respecto", explica Shaxon.

Este nuevo principio es la base de una ley europea y otra que entrará en vigencia en EE.UU. el año próximo para que las instituciones financieras revelen al fisco las cuentas que tienen en el exterior los ciudadanos estadounidenses.

Según publicó a fines de noviembre el dominical británico The Observer, Reino Unido –país líder en la evasión fiscal internacional, según Tax Justice International– planea una norma similar a la estadounidense para obligar a los paraísos fiscales a revelar las identidades que se esconden detrás de compañías y fideicomisos que tienen por dirección un apartado postal o un buzón electrónico.

Críticas

El imperativo económico y político de estas iniciativas es claro. Tanto EE.UU. como Reino Unido o la Unión Europea (UE) tienen serios problemas fiscales que no se pueden resolver con el simple y expeditivo recurso de recortar más el gasto en programas sociales. Pero estas iniciativas han sido criticadas por su ineficiencia.

Según Richard W. Rahn, director del Institute for Global Economic Growth, EE.UU. perderá millones de puestos laborales debido a una medida que espantará la inversión extranjera (calculada en US$14 billones) con el objetivo de recaudar apenas un 1% de esa cifra (unos US$100.000 millones).

Por izquierda, las mismas ONG reconocen que las iniciativas están llenas de rendijas legales que son el eje de una feroz lucha político-diplomática.

En el caso europeo, la UE está debatiendo una serie de enmiendas que permitirían tapar esos huecos que facilitan la evasión fiscal.

Estas enmiendas han desatado una contraofensiva liderada por Suiza con el apoyo de Austria, Luxemburgo y el principado de Liechtenstein para forzar acuerdos bilaterales que permitan conservar el secreto fiscal.

Los dos objetivos mayores de Suiza y sus aliados son el Reino Unido y Alemania, pero el viernes 23 de noviembre la Cámara baja germana rechazó el acuerdo, asestándole un virtual tiro de gracia.
La posición del Reino Unido es más ambivalente.

Por un lado, está tironeado por sus problemas fiscales y una economía que acaba de salir de una doble recesión, pero no del estancamiento. Por el otro, es un centro financiero que se beneficia de la existencia de los paraísos fiscales.

"La crisis económica está empezando a terciar en esta contracción del Reino Unido y en la erosión de los intereses creados en otras naciones. Es difícil prever cuánto tiempo tomará para que haya un nuevo sistema. Todo dependerá de la voluntad política de los países", señala Shaxson.

¿Y América Latina?

Un denso informe de la red de Justicia fiscal publicado en junio mostraba que cuatro países latinoamericanos se encontraban entre las 20 naciones que más dinero tenían depositado en paraísos fiscales.

En su "The Price of Offshore revisited" la organización estimaba que los supermillonarios de Brasil encabezaban la lista regional con unos US$520.000 millones girados a paraísos fiscales en 2010, seguido por México con US$417.000 millones, Venezuela con US$406.000 millones y Argentina con US$399.000 millones.

Según Jorge Gaggero, miembro de la Red de Justicia Fiscal de América Latina (asociados a Tax Justice International), la región ha avanzado muy poco en este capítulo.

"Estamos muy lejos de la aplicación de este principio. A lo que se agrega otro problema. El primer mundo lo está empezando a aplicar, pero de manera asimétrica. Una cosa es lo que hacen con sus capitales fuera. Tienen otra conducta para los capitales que se terminan fugando a sus orillas", indicó Gaggero a BBC Mundo.

EE.UU. es un claro ejemplo de esta asimetría. La ley para que las instituciones financieras revelen las cuentas de sus ciudadanos en el extranjero se contradice con la absoluta confidencialidad que le otorgan al ahorrista o inversor extranjero cuando deposita su dinero en EE.UU.