Uno de los aspectos más preocupantes es que las ciudades inteligentes se están edificando con altísimos estándares técnicos en materia de tecnología, pero se está dejando a un lado el tema de seguridad informática. Foto: Bloomberg | Foto: Bloomberg

Tecnología

La infraestructura de las ciudades ahora está en la mira de los ciberdelincuentes

Los ciberdelincuentes ahora tienen en la mira a la infraestructura de las ciudades, dado que tienen la capacidad para vulnerar los mecanismos tecnológicos con nuevas y más avanzadas herramientas.

10 de mayo de 2016

Desde interrumpir el fluido eléctrico, vulnerar una central eléctrica, transformar las propiedades del agua potable o afectar el funcionamiento del sistema de transporte, son solo algunos ejemplos del poder que han conseguido los ciberdelincuentes

Así lo advirtió en una entrevista concedida a Dinero el experto español Félix Muñoz, quien considera que cualquier tipo de infraestructura crítica es “vulnerable a este tipo de ataques, solo es cuestión de tiempo”.

En palabras del experto, la seguridad no puede garantizarse al 100% y por ende los Gobiernos tienen que ponerse en la mentalidad de los hackers para descifrar cuál es su próximo objetivo y cómo podrían operar.

Lea también:  Los ciberdelincuentes se filtran en el corazón de las organizaciones

Este escenario cobra más vigencia en la actualidad, dado que cada vez más dispositivos están interconectados entre sí. Se estima que en el año 2020 habrá por lo menos 25.000 millones de estos artefactos.

“Anteriormente las infraestructuras no estaban conectadas a la red, tenía que ser un técnico el que se desplazara allí. Ahora todo está interconectado y hay más riegos”, alertó Muñoz.

Y agregó que uno de los aspectos más preocupantes es que las ciudades inteligentes se están edificando con altísimos estándares técnicos en materia de tecnología, pero se está dejando a un lado el tema de seguridad informática.

Colombia, que de a poco avanza en el proceso de modernización de sus ciudades, tiene la oportunidad de contemplar los riesgos y tomar medidas oportunas antes de que la infraestructura tecnológica ya esté montada.

La protección de los sistemas inteligentes se ha convertido en una prioridad para las gobiernos de todo el mundo. En España, por ejemplo, hace dos años se aprobó una ley de protección de la infraestructura crítica para poner freno a los hackers. 

Entelgy, una organización que trabaja de la mano de los Gobiernos y organizaciones internacionales como la ONU, calcula que la inversión en seguridad  informática de los ejércitos de varias naciones europeas superó el costo de los profesionales e incluso de la dotación.

Sobre este tema también se ha referido la firma estadounidense Unisys, la cual pronosticó que este año se volverán más comunes los ataques físicos controlados por máquinas y por ello se requerirán innovadoras soluciones.

“Ahora, los atacantes pueden controlar máquinas, lo que significa que pueden bloquear su coche, parar el corazón de alguien, generar un apagón eléctrico en su ciudad o destruir la infraestructura pública”, advierte un reciente informe de dicha compañía.

El principal reto es salvar vidas y contrarrestar el impacto económico del fraude informático, un tipo de delito que mueve unos 388.000 millones al año en todo el mundo.

Esta cifra incluso es superior a la que mueven otros negocios ilícitos como el narcotráfico, cuyos ingresos se calculan en 357.000 millones en el mismo período.

Colombia no es ajena a esta realidad, un reciente informe de Telefónica revela que las pérdidas asociadas a los delitos informáticos representan cerca del 0,14 % del Producto Interno Bruto (PIB) del país, lo que equivale a unos US$500 millones aproximadamente.

Uno de los segmentos más afectados por este delito es el corporativo, el cual no está suficientemente preparado para afrontar esas amenazas. El informe de Telefónica muestra que el 43% de las empresas del país no tienen las capacidades para para contrarrestar un ciberataque.

Adicionalmente, alerta que el año pasado se registraron 7.118 denuncias de ataques cibernéticos, lo que supone un aumento del 40% con respecto al ejercicio anterior.