La directora general del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, participa en la inauguración de la Cumbre de Negocios "Business 20" (B20) que se realiza en Los Cabos, México.

Análisis

La crisis de la eurozona se "tomará" la cumbre del G20

Los expertos aseguran que un solo tema centrará la atención de los participantes en la cumbre económica en México.

Alianza BBC
18 de junio de 2012


Parece que las cumbres del G20, a diferencia de otras, pueden conseguir logros concretos. El resultado del segundo encuentro del grupo, que tuvo lugar en Londres en 2009, fue resumido con las siguientes palabras: "se logró un éxito enorme frente al objetivo de detener la caída de la economía global".

O al menos así lo vio la Brookings Institution, un centro de investigación en Washington.

Ahora bien, no todos compartieron esta visión. En particular hubo críticas a la efectividad de los estímulos fiscales, como los recortes de impuestos y el gasto público.

Sin embargo, pareció haber habido un objetivo común y mucha acción conjunta en el encuentro de Londres, que se decantó por las medidas de estímulo y por incrementar la capacidad "apagafuegos" del Fondo Monetario Internacional.

Eso fue durante el colapso financiero poco después de la caída de Lehman. Tres años más tarde, la crisis ha evolucionado hacia un nuevo estadio virulento. No se ve tan grave como entonces - no todavía, en cualquier caso - pero representa un peligro serio para la economía global.

Así que, ¿podemos esperar un resultado similar de la reunión del G20 en México?

Probablemente no.

Nosotros y ustedes

Hay una división muy clara en esta cumbre: está la eurozona, y está el resto.

La crisis de la eurozona es la herida supurante que amenaza la salud de la economía global. El riesgo se ha intensificado en las últimas semanas. Los peligros inmediatos son las presiones sobre la deuda pública española en el mercado de bonos y la incertidumbre política en Grecia. Pero hay muchos otros elementos amenazantes.

En la antesala de la cumbre, ha habido muchas llamadas de otros miembros del G20 hacia miembros de la eurozona para que éstos tomen una acción definitiva para reducir el peligro de que se propague la infección.

Antes de salir a México, el primer ministro de India, Manmohan Singh, exhortó a los líderes europeos a actuar en forma decisiva. La agencia oficial china, Xinhua, dijo que la eurozona debe trabajar unida.

Sin duda éste será uno de los temas principales en el balneario mexicano de Los Cabos, y la presión la sentirán los líderes de los países de la eurozona, en especial la canciller de Alemania Ángela Merkel. Las decisiones principales deben tomarlas las naciones europeas por sí mismas.
Sin lujos

Pero hay una diferencia fundamental de este escenario comparado con la cumbre de Londres, donde la necesidad de tomar medidas era más extendida.

Eso no quiere decir que el resto puede darse el lujo de acomodarse en sus sillas a descansar. Hay cosas que pueden hacer, como argumentó el ex primer ministro británico Gordon Brown, quien fue anfitrión del encuentro de 2009.

China y los productores de petróleo, por ejemplo, podrían ayudar a Europa con préstamos, posiblemente a través del FMI. Y podría haber algo de coordinación de bancos centrales para ayudar a estabilizar las instituciones financieras y los mercados de divisas.

Mientras que Europa es claramente el peligro mayor, también hay problemas en otras partes del G20, empezando por las dos economías más grandes: Estados Unidos y China.

No puede negarse que el desempeño reciente de la economía de Estados Unidos ha sido mejor que el de Europa. La economía en esa nación creció 0,5% en el primer cuarto del año, comparado con el nulo crecimiento en la eurozona, lo que, con todo, fue mejor resultado que la contracción que experimentó los tres meses anteriores.

Pero Estados Unidos está anémico. La creación de empleos se ha desacelerado y hay buenas razones para estar preocupados sobre las perspectivas económicas.

China

Estados Unidos también tiene sus propios problemas en materia de política fiscal y finanzas públicas. Los recortes de gastos y el incremento de impuestos deben entrar en vigencia el año que viene, en una forma que muchos economistas consideran abrupta. Algunos dicen que el gobierno y el Congreso enfrentan un "precipicio fiscal" si no logran ponerse de acuerdo para posponer o moderar las medidas.

La oficina de Presupuesto del Congreso ha advertido que si no se toma ninguna decisión, podría adentrar al país en una recesión. Una caída en Estados Unidos sería algo que debería preocupar al resto de los miembros del G20.

La economía china también está reduciendo la velocidad, en parte debido al deterioro en los mercados de exportación europeos. El banco central ha recortado las tasas de interés pero tendrá que tomar más decisiones sobre cómo responder a la coyuntura.

Un reto enorme, pero de largo plazo, que le importa a China y al resto del mundo, es el esperado cambio en la economía del país de su dependencia de las exportaciones hacia el consumo interno.

El problema de la desaceleración de la economía en India es otro punto importante del que debe preocuparse el G20.

Todas estas son preguntas serias, pero el asunto inmediato para la economía global es uno que no necesita de la coordinación del G20. Necesita que Europa, en particular la eurozona, tome sus propias decisiones duras. El resto del G20 dirá eso en Los Cabos, pero uno hubiera pensado que la eurozona no necesita que nadie le diga eso.

Aún así, puede ser un recordatorio útil de que hay mucho en juego, cuando los líderes europeos se sienten a discutir sus asuntos en su propia cumbre, en menos de dos semanas.