GM reportó una pérdida de US$1.200 millones para el tercer trimestre pero informó que generaba efectivo y se sentía en posibilidades de cumplir con los pagos.

GM y Chrysler recibirán más dinero

El presidente de Estados Unidos declaró el lunes los planes de reestructuración de dos de las empresas más importantes del sector automotriz.

30 de marzo de 2009

(WASHINGTON) El Gobierno de Estados Unidos tomó el lunes importantes decisiones en relación con la industria automotriz del país al forzar la salida del jefe de General Motors Corp (GM), empujar a Chrysler a una fusión y amenazar con declarar en quiebra a ambas. 

Los principales índices bursátiles de Estados Unidos se hundían porque la medicina para las automotrices era más agria que lo esperado."Lo que pedimos es difícil", dijo el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en una aparición en la Casa Blanca. 

"Exigirá que los sindicatos y trabajadores que ya han hecho concesiones doloras hagan aún más. Requerirá a los acreedores reconocer que no pueden esperar interminables salvatajes gubernamentales", agregó. 

En un intento para impulsar las ventas de autos desde sus mínimos de 30 años, Obama también ofreció su apoyo para un crédito impositivo que daría a los consumidores una deducción de hasta US$5.000 para entregar autos más viejos.La industria automotriz de Estados Unidos, incluidos los complicados proveedores y concesionarios, ha recortado 400.000 empleos en el último año. 

Minutos después de las palabras de Obama, Chrysler anunció que había llegado a un acuerdo general para una alianza con la italiana Fiat que tiene el respaldo del Gobierno de Estados Unidos.Si se cierra esa alianza y la firma avanza en más recortes de gastos, el Tesoro podría aportarle otros 6.000 millones de dólares. 

Rick Wagoner, el ahora ex-presidente ejecutivo de GM, y su directorio habían argumentado por mucho tiempo que una declaración de bancarrota de cualquier gran fabricante de autos amenazaría miles de empleos dado que se hayan enredados en una cadena de proveedores.El lunes la firma, ahora bajo un nuevo comando, aseguró que sigue prefiriendo reestructurarse sin bancarrota.

 Las acciones de GM caían alrededor de un 20 %, mientras que las de Ford Motor Co, que no ha pedido un rescate, cedían un 1,76 %. Chrysler pertenece a Cerberus Capital Management y no cotiza en bolsa."Los consumidores han perdido confianza tanto en GM como en Chrysler, y necesitan que esto se resuelva rápido o todo seguirá a la deriva", comentó Brad Coulter, asesor de reestructuraciones de O'Keefe & Associates.

 

El plan de Obama

 El grupo asesor para la industria automotriz de la Casa Blanca rechazó los planes de renovación que presentaron GM y Chrysler tras sus rescates en diciembre por US$17.400 millones.El salvataje exigía que las firmas lograran nuevas concesiones y diseñaran un plan de supervivencia. 

El Gobierno de Obama se comprometió a financiar las operaciones de GM sólo por los próximos 60 días, periodo durante el cual debe llevar a cabo una reestructuración general, en vez de concederle los US$16.000 millones de en préstamos que solicitó la firma. 

Wagoner, presidente ejecutivo de GM desde el 2000 y que encabezó la firma durante la veloz depresión de los últimos cinco años, fue obligado a abandonar su cargo a pedido del panel del gobierno que lidera Steve Rattner, un ex banquero de inversión.

 También será reemplazada la mayoría del directorio."Nos queda mirar atrás y pensar que la designación de Wagoner como presidente del directorio y presidente ejecutivo en el 2003 fue poco más que un acto para asegurar que continuara la dinastía de arrogancia y fracaso del directorio de GM", comentó Howard Wheeldon, estratega de la correduría BGC Partners. 

Wheeldon sostuvo que la partida de Wagoner era casi inevitable, desde el momento en que la automotriz pidió fondos del Gobierno, y manifestó su decepción de que las autoridades no hubieran insistido antes con un reemplazo externo.Fritz Henderson, el protegido de Wagoner que era presidente y presidente operacional de GM, fue nombrado como nuevo presidente ejecutivo. 

En el caso de Chysler, el grupo asesor de la Casa Blanca rechazó una afirmación de Cerberus de que Chrysler podría ser viable por su cuenta, argumentando que tenía una línea de productos relativamente pequeña y débil, y que su participación de mercado se había reducido en Estados Unidos.Chrysler pretendía recibir ayuda nueva por US$5.000 millones.

 

Otros Movimiento en el Mundo

 Las medidas en Washington ocurren después de que PSA Peugeot Citroen, el segundo mayor fabricante de autos de Europa en términos de ventas, despidiera a su presidente ejecutivo, Christian Streiff, y nombrara en su reemplazo al ex jefe de la acería Corus Philippe Varin.En Francia, Thierry Peugeot, presidente de PSA, dijo en un comunicado que las dificultados excepcionales que enfrenta la industria obligaban a un cambio en la administración, pero Streiff se defendió al afirmar que sus medidas habían ayudado al grupo a soportar la tormenta.

 

 

(REUTERS)