"Las recientes tendencias y el panorama de las métricas financieras del Gobierno en particular indican que el nivel de riesgo, aunque sigue siendo pequeño, está subiendo y probablemente siga aumentando en los próximos años", señaló Moody's.

Fed cree que se necesita más dinero para salir de la crisis

Los funcionarios de la Reserva Federal se ven cada vez más preocupados por la salud de la economía estadounidense, lo que hace probable que el banco central adopte pronto nuevas medidas para tratar de bajar el costo de los préstamos.

4 de agosto de 2010

El panel de la Fed que fija las tasas de interés se reúne la próxima semana y aunque podría ser muy pronto para tomar medidas concretas, el encuentro podría ofrecer un buen campo para sembrar las primeras semillas de un cambio de dirección -alejándose de cualquier estrategia de retiro de estímulos y dirigiéndose a un mayor alivio monetario. La Fed, que ya ha dicho que está evaluando sus opciones, podría decidir apuntar a este cambio mediante medidas pequeñas al principio. Podría hacerlo comenzando a reinvertir lo que recaude por los bonos respaldados por hipotecas que tiene en cartera a su vencimiento o bajando las tasas de interés que paga sobre las reservas bancarias.


Los funcionarios están muy conscientes de que tales medidas sólo tendrían un efecto marginal en las condiciones del préstamo. Estos intentos simplemente abonarían el camino para medidas más amplias si la economía permanece moribunda. Las medidas de alivio probablemente se centrarían en compras adicionales de bonos del Tesoro estadounidense.
Para combatir la crisis financiera y la profunda recesión, la Fed compró más de 1,1 billones de dólares en valores hipotecarios y 300.000 millones de dólares en bonos de largo plazo del Tesoro. El banco central de Estados Unidos ya tiene una presencia abrumadora en el mercado hipotecario, de manera que compras de más bonos del Tesoro se han convertido en el camino más probable que podría seguirse para un nuevo alivio sustancial.


Informe de empleo sería clave
El jefe de la Fed, Ben Bernanke, y el presidente del banco de la Reserva Federal de St. Louis, James Bullard, son apenas los últimos de una serie de altos funcionarios en expresar su intranquilidad por el panorama. Bullard fue más explícito al citar un creciente peligro de deflación durante una conferencia telefónica con periodistas la semana pasada, señalando que la Fed debería prepararse para reanudar las compras de activos si las condiciones empeoran.


Bernanke fue menos específico en un discurso que pronunció el lunes. Pero aunque no ofreció nuevas pistas sobre el panorama inmediato de la política de la Fed y dijo que esperaba que la economía continuara creciendo, el presidente de la Fed sí advirtió que la recuperación aún no encendía todos sus motores. "Debemos asegurarnos de que la política monetaria continúe suministrando el respaldo que necesita la economía hasta que comencemos a ver crecimiento, crecimiento sostenido y particularmente crecimiento del empleo", dijo el jefe de la Fed.


Muchos economistas consideran que Estados Unidos enfrenta un periodo prolongado de crecimiento irregular, incluso si evita una recaída en la recesión al disiparse un pesado coctel del gasto gubernamental y fuertes recortes a las tasas de interés. Un debilitado mercado laboral, destacado por la renuencia de los empleadores a contratar personal, es el reflejo más doloroso de esta fragilidad. Los datos del viernes, que se espera muestren un segundo mes consecutivo de caídas en el empleo, podrían sellar la decisión de los funcionarios de la Fed, particularmente si la debilidad del informe es extrema.


Los economistas proyectan una pérdida de 65.000 empleos tras terminar sus funciones los trabajadores contratados por el Gobierno para elaborar el censo. Se espera que el sector privado haya agregado apenas 90.000 nuevos empleados, insuficiente para evitar que siga creciendo el desempleo. La última cifra del crecimiento del Producto Interno Bruto ofreció sobradas razones para preocuparse. La cifra general mostró un fuerte retroceso en el ritmo del crecimiento, a una tasa anualizada del 2,4 por ciento en el segundo trimestre desde un 3,7 por ciento en el primero.


Pero los elementos del crecimiento también fueron preocupantes, con una moderación en el avance del gasto del consumidor y los inventarios aún subiendo. Dada la falta de una demanda privada sostenida, la firmeza de los inventarios podría significar un nuevo retroceso en la producción en los meses por venir. Los presagios de un resultado semejante fueron evidentes en el sondeo manufacturero del Instituto de Gerencia y Abastecimiento de julio. Ese informe mostró una desaceleración en la expansión del sector a sus niveles más débiles en lo que va del año y una preocupante caída en los nuevos pedidos.


"Si el paquete de estímulo fue una bolsa de caramelos arrojada para endulzar a la economía, en la bolsa sólo quedan uno o dos caramelos", dijo Jack Ablin, funcionario jefe de inversiones con Harris Private Bank en Chicago. Desafortunadamente para la Fed, que se reúne el martes, su propia bolsa de caramelos también se ve casi vacía.

 

 

Reuters