El presidente de EE.UU, Barack Obama. | Foto: Ap

Internacional

Eurafta vs. China

El tratado de libre comercio entre Estados Unidos y Europa se vende como herramienta de reactivación económica, pero también es una estrategia de defensa ante el creciente poderío chino.

22 de febrero de 2013

En 1949, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, la política expansionista de la Unión Soviética llevó a que las potencias occidentales se unieran en la Organización del Tratado Atlántico Norte (Otan). Sesenta y cuatro años después, otra amenaza, no militar, pero sí comercial, podría volver a unir a las dos locomotoras del mundo, que cada vez se sienten más amenazadas por China.

Aunque la comparación parece exagerada y algo paranoica, fue una de las primeras reacciones ante el lanzamiento de las negociaciones de un tratado de libre comercio entre Estados Unidos y los 27 países de la Unión Europea, acuerdo que el Washington Post, no dudó en bautizar como Eurafta (haciendo referencia al Nafta, primer gran pacto de este tipo firmado entre EE.UU., México y Canadá). Al unirse las dos economías responsables de la mitad del PIB mundial se crearía un nuevo clan, sin carácter bélico, pero con características similares a la Otan y que serviría no solo para hacerle contrapeso a China, sino para consolidar "los valores occidentales”.

Si bien los aranceles entre los dos bloques ya son bajos (con un promedio de 3%), reducirlos a 0% podría expandir en 50% el comercio bilateral y generar un crecimiento adicional de 1% en ambos lados del Atlántico. Además, en caso de que se logre (está programado que las negociaciones duren dos años), no solo se les daría impulso a las economías estadounidenses y europeas, sino al planeta entero, y en particular a países como Colombia, que ya tiene TLC con ambos.

El Eurafta también podría ayudar mejorar la apertura global, pues sería un motor para destrabar la llamada Ronda de Doha, que llevan 12 años estancada, y que desde la Organización Mundial de Comercio busca liberalizar el comercio global.

El lobby

No obstante, aunque los líderes europeos y estadounidenses están de acuerdo en los beneficios que les traería el Eurafta, las negociaciones no serán fáciles, dado que deben ser avaladas por 28 congresos altamente influenciados por los lobistas, en particular los del agro, que han sido los primeros en manifestar su ansiedad. Además de los elevados subsidios que ambos bloques dan a sus agricultores, se mezclan otras trabas como las celosas denominaciones de origen europeas (como champagne o Roquefort), así como la negativa de los europeos a recibir productos transgénicos cultivados en Estados Unidos, que son hoy gran parte de su producción.

Además tendrían que resolver una disputa de vieja data entre sus dos fabricantes de aviones: Boeing y Airbus.

Para los analistas si Barak Obama logra superar estas barreras y firma el Eurafta, dejará un legado más importante que ser el primer negro en la presidencia de Estados Unidos o el premio Nobel que recibió, pues no solo impulsaría la economía, sino que les pondría tatequieto a los chinos.