¿Espejo para Colombia?

La economía ecuatoriana está prácticamente paralizada y el Gobierno de Jamil Mahuad no ha logrado conjurar la crisis.

26 de marzo de 1999

¿Se imagina usted un país en el que el gobierno gasta casi el equivalente a sus reservas internacionales en salvar un solo banco privado y sin quitarles la propiedad a los accionistas? Eso sucedió no muy lejos y hace muy poco. En Ecuador, nuestro atribulado vecino que hoy sufre la peor crisis económica de su historia.



La aguda crisis de Ecuador es el resultado de una prolongada cadena de errores en política económica, corrupción y falta de decisión política que bien puede servirle a Colombia como el ejemplo de lo completamente indeseable.



Hoy, Ecuador está enfrentado al desmoronamiento casi total de su sistema financiero, un enorme déficit fiscal equivalente el 6,0% del Producto Interno Bruto, la expectativa de decrecimiento económico en el 99, la desconfianza internacional por la incapacidad el Gobierno para resolver los problemas y la parálisis casi total de la economía provocada por el cierre bancario y el congelamiento de los recursos del público depositados en los bancos.



La situación que hoy atraviesa Ecuador tiene profundas raíces estructurales en el desbalance fiscal y comercial y en los niveles de corrupción de los sectores público y privado, problemas que se agudizaron durante los dos gobiernos anteriores a Jamil Mahuad (Abdalá Bucaram y Fabián Alarcón). La crisis financiera se empezó a desencadenar casi de manera simultánea con la llegada de Mahuad al poder en agosto del año pasado. Poco después de su posesión, los bancos empezaron a mostrar evidencias de su resquebrajamiento y el Banco Central tomó la controvertida decisión de adelantar una operación masiva de rescate bancario con una emisión primaria de moneda equivalente a los US$2.000 millones. Sólo el banco Filanbanco recibió recursos del Banco Central por cerca de US$1.000 millones, lo que representa el 82% de las reservas internacionales actuales y se cree que el banco Progreso, otro de las entidades en crisis y una de las más grandes de Ecuador, ha recibido unos US$300 millones y podría necesitar otros US$1.200 millones para mantenerse a flote.



La operación salvataje



El salvataje de la banca privada, como llaman los ecuatorianos al rescate, aparentemente se esfumó. "Todo indica que gran parte de los recursos se utilizaron en la compra de dólares para pagar deuda del sector privado y para especulación", dice Vilma Salgado, analista independiente, ex funcionaria del Banco Central y profesora de la Universidad Andina de Ecuador.



En Ecuador la ley permite que los bancos les presten a sus propios accionistas mientras no comprometan más del 60% de la cartera. Esto hace pensar que los recursos de emisión que el Banco Central le entregó al sistema financiero terminaron en manos de los accionistas de los bancos, quienes compraron dólares para cubrirse y pagar deuda externa. Pero el saneamiento de fondo del sistema no se hizo.



Otros resultados adversos del proceso de salvamento bancario fueron el descontrol de la moneda y el brote inflacionario. Ante la especulación contra el sucre de todos los agentes, el Gobierno se vio obligado a abandonar el sistema de bandas cambiarias el 12 de febrero pasado y a adoptar uno de libre flotación. La devaluación anual hasta marzo de este año ya supera el 100%.



Por otro lado, el exceso de dinero en circulación (el dinero en circulación crece a una tasa anual del 75%) y la devaluación galopante han acelerado la inflación que en febrero llegó al 2,7% con un acumulado anual del 40%. Sin embargo, estas cifras no reflejan la escalada inflacionaria de los últimos días. De acuerdo con la firma consultora Multiplica, que dirige el ex ministro de Hacienda Fidel Jaramillo, la inflación en marzo fácilmente podría superar el 10% y, de esta manera, el país estaría ad portas de una hiperinflación.



Debilidad política



Uno de los problemas del gobierno de Mahuad ha sido su debilidad política para enfrentar los diferentes sectores políticos y económicos y tomar las decisiones que la economía requiere.



Fidel Jaramillo, su primer ministro de finanzas, sólo duró seis meses en el Gobierno y tuvo que renunciar por presiones políticas. Lo sucedió Ana Lucía Armijos, conocida como la "dama de hierro", quien, a pesar de su fuerte temperamento, no ha logrado que se tomen las decisiones de fondo para sacar a flote la economía.



"Mahuad es una persona honesta y de buenas intenciones, pero ha querido resolver las cosas con consensos y las crisis no se arreglan de esa manera. Se necesita decisión política", estimó un banquero ecuatoriano que pidió mantener su nombre en reserva.



Mahuad, un abogado con educación de Harvard (compañero de Andrés Pastrana en esa universidad), todavía tiene una imagen positiva, pero con profundas dificultades para tomar decisiones fuertes y por ello se han ido dilatando las reformas económicas. Durante los primeros meses de su Gobierno en 1998, Mahuad se concentró en resolver el conflicto con Perú y, aunque tuvo éxito, no se ocupó de la economía. Algunos estiman que Mahuad está muy bien rodeado, pero eso no ha sido suficiente para resolver los problemas. El Congreso ecuatoriano tiene demasiado poder sobre la mayoría de las decisiones del Ejecutivo.



Ecuador es una economía muy pequeña (su PIB no supera los US$17.000 millones anuales, la sexta parte del PIB colombiano) y frágil en el contexto internacional. Hechos como la caída en los precios del petróleo y el cierre del crédito internacional han agudizado su déficit comercial que hoy llega al 10% del PIB.



Además, Ecuador estuvo disfrazando ese déficit comercial con ingresos de capitales golondrina porque la cuenta de capitales se abrió totalmente desde principios de los años 90. Con las crisis de Asia, Rusia y Brasil, esos capitales, que estaban instalados en inversiones de corto plazo en el sistema financiero, empezaron a salir. De hecho, en 1997 las reservas internacionales de Ecuador superaban los US$2.500 millones y hoy la cifra escasamente llega a los US$1.400 millones.



Otro punto complejo es que Mahuad no tiene el apoyo unánime de los empresarios, quienes además han agudizado sus divisiones internas entre los de la costa (Guayaquil) y los de la sierra (Quito).



Una salida desesperada



El Gobierno de Mahuad ha venido tomando decisiones que muestran su desesperación. El cierre bancario por una semana y después el congelamiento (que suena a confiscación) de los recursos del público son una muestra del problema. También decretó un aumento del 105% para la gasolina corriente y del 165% para la extra. Decisión que luego tuvo que reversar por las protestas y la presión social.



A mediados de este mes, Mahuad llegó a un acuerdo preliminar que aparentemente le permitiría tramitar en el Congreso un paquete de medidas para obtener ingresos por unos US$500 millones, que le darían un respiro a la crisis de la economía.



Sin embargo, la confianza en el sistema financiero está totalmente minada y la solución de fondo para el saneamiento de los bancos aún no se ha tomado. Dicho saneamiento implicaría una nacionalización de los bancos en dificultades (ocho entidades financieras) y un programa de ajuste con el Fondo Monetario Internacional (FMI), para obtener recursos de largo plazo que permitan inyectarles capital fresco a los bancos en quiebra.



El impacto más grave sobre Colombia es de orden comercial. Cerca de 14 de las principales empresas colombianas tienen comercio activo con Ecuador y por lo menos 10 de ellas tienen filiales en ese país. El otro impacto se produce en la frontera. La actividad económica del departamento de Nariño ha resultado seriamente afectada por la parálisis de Ecuador.



Si Ecuador no hace los ajustes pronto, el mercado continuará haciéndolos como hasta ahora se ha evidenciado con la fuga de capitales y la quiebra bancaria. En síntesis, Ecuador es un buen espejo en el que muchos dinosaurios de la política y la economía podrían evaluar las consecuencias de la falta de decisiones oportunas y sensatas.