Hartos de la corrupción, de la mala calidad del transporte, la educación y la salud, de los precios en alza y de multimillonarios gastos para el Mundial 2014 cuando el país tiene enormes déficits en varios frentes, los brasileños sorprendieron a su propio gobierno y al mundo con la virulencia y el tamaño de sus protestas. | Foto: Efe

Internacional

Empeoran las cosas en Brasil

Ante históricas protestas que degeneraron en violencia en plena Copa Confederaciones, el gobierno brasileño, atónito y hasta ahora en silencio, intentaba comprender la furia y el descontento de la población y cómo salir de este atolladero.

21 de junio de 2013

A un año del Mundial de fútbol, más de un millón de manifestantes salieron a las calles de unss 80 ciudades del país la noche del jueves para protestar contra los gastos de la Copa y en demanda de mejores servicios, según las últimas cifras revisadas de policía y expertos.

Rio de Janeiro, Brasilia y otras ciudades vivieron escenas de auténtico caos, con violencia, saqueos, vandalismo y enfrentamientos de manifestantes con la policía, en las mayores protestas callejeras en más de dos décadas en Brasil. Un manifestante murió atropellado por un automóvil cuando se manifestaba en una ciudad del interior de Sao Paulo y más de un centenar fueron heridos.

Hartos de la corrupción, de la mala calidad del transporte, la educación y la salud, de los precios en alza y de multimillonarios gastos para el Mundial 2014 cuando el país tiene enormes déficits en varios frentes, los brasileños sorprendieron a su propio gobierno y al mundo con la virulencia y el tamaño de sus protestas.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se reúne este viernes de urgencia con varios miembros del gabinete, incluido el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, según los tres principales diarios del país. En esa reunión los ministros discutirán la situación tras las manifestaciones, los eslóganes y reivindicaciones, así como la posibilidad de una cadena radiotelevisada de Rousseff al país, sostuvo el diario Folha de Sao Paulo.

La presidencia declinó comentar la información.

Rousseff también canceló un viaje oficial a Japón previsto del 26 al 28 de julio, según la presidencia.

Las manifestaciones comenzaron hace poco más de 10 días exigiendo la revocación del aumento del precio del transporte, aunque luego fueron sumando denuncias y reclamos.

La anulación del aumento del precio del boleto de transporte en numerosas ciudades, incluidos Sao Paulo y Rio, no logró frenar las protestas. Los manifestantes, en su mayoría jóvenes, educados, de clase media y apolíticos, piden menos dinero en estadios y más en servicios básicos de calidad.

Brasil, séptima economía mundial, mundialmente célebre por sus programas sociales que hicieron ingresar a 40 millones de personas en la clase media en la última década, atraviesa un periodo de magro crecimiento económico y una inflación en alza.

"Asustadas"

El intento de invasión y de incendio del ministerio de Relaciones Exteriores en Brasilia por parte de un grupo de manifestantes radicales el jueves de noche dejó a las autoridades "asustadas" y "conmocionadas", según fuentes del diario O Estado de Sao Paulo. La policía impidió finalmente que los manifestantes ingresaran, aunque causaron destrozos: rompieron vidrios del edificio y tiraron dentro objetos en llamas.

Dos microbuses de la FIFA y el hotel donde funcionarios de la organización se hospedaban en Salvador de Bahia, donde se enfrentaron el jueves Uruguay y Nigeria (2-1) por la Copa Confederaciones, fueron apedreados por manifestantes. "Nadie de la comunidad FIFA fue alcanzado. Ninguna persona. La FIFA no está estudiando la suspensión de la Copa Confederaciones", dijo la gerente de comunicación de la federación internacional de fútbol, Delia Fischer, al diario O Globo, descartando rumores en ese sentido.

Miembros de la policía de choque controlaron el ataque con bombas lacrimógenas, balas de goma y gas pimienta. "Si quieren estar seguros, no vengan a Rio de Janeiro, no vengan a la Copa del Mundo, porque si vienen van a ayudar a este gobierno que nos dispara", dijo a la AFP Rodrigo Neves, un joven de 20 años que manifestaba en Rio y que mostraba exaltado la herida de bala de goma recibida en la espalda por un amigo.

"Sin líderes"
Ni Rousseff ni ninguna otra autoridad habló públicamente durante las protestas del jueves, se asombró Merval Pereira, escritor y editorialista del diario O Globo. "Tenemos manifestantes sin líderes contra políticos sin líderes. Las autoridades permanecieron mudas", dijo.

En Rio de Janeiro tuvo lugar la mayor y más violenta protesta con unos 300.000 manifestantes que marcharon hacia la alcaldía.

Violentos enfrentamientos con la policía allí y en otros sitios del centro de la ciudad, con saqueos, hogueras en las calles y actos de vandalismo, dejaron al menos 62 heridos poco después del partido en que España goleó a Tahití 10 a 0 en el Maracaná, según la policía. En Brasilia, donde protestaron unas 30.000 personas, al menos 35 personas resultaron heridas, tres de ellas gravemente.

En Sao Paulo, integrantes del gobernante Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) decidieron acompañar la manifestación con sus banderas, al igual que otros partidos y sindicatos, pese al carácter apolítico de la revuelta.

Los militantes del PT fueron recibidos con hostilidad por varios de los 110.000 manifestantes, que corearon contra ellos insultos de grueso calibre y les gritaron "¡Oportunistas!". Una bandera del PT, fundado por el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), fue quemada en medio de gritos y vivas. La policía intervino para evitar que ambos grupos se enfrentaran a golpes. Un manifestante quedó con rostro ensangrentado, constató la AFP.


Afp/D.com