La decepción postelectoral tiene incluso su denominación específica como trastorno: Síndrome de Estrés Traumático Postelectoral.

Elecciones

El manual para enfrentar la derrota

El desánimo y la melancolía pueden invadir a las personas cuyo candidato no fue elegido en los comicios.

7 de octubre de 2012

Las elecciones presidenciales en Venezuela, y apenas a cuatro semanas de los comicios en Estados Unidos, las emociones comienzan a dispararse entre los partidarios de uno u otro candidato.

El caso de Venezuela, donde la polarización es más evidente, es especialmente llamativo, por cuanto hay personas ya preocupadas por cómo se sentirán el día después si su candidato no resulta elegido.

¿Se romperá el "corazón de mi patria"? ¿No habrá "un camino"? para ponerlo en términos de eslóganes del chavismo y la oposición.

En BBC Mundo no somos los primeros en preguntarnos qué pasará con el estado de ánimo de los derrotados después de unas elecciones.

De hecho, en Estados Unidos, la decepción postelectoral tiene incluso su denominación específica como trastorno: Síndrome de Estrés Traumático Postelectoral (PESTS, por sus siglas en inglés).

¿En qué consiste este síndrome?

Los expertos aseguran que, tras la derrota de su candidato preferido, una persona puede sentirse invadida por una suerte de desánimo ante la vida, falta de confianza en las instituciones electorales, cierta indignación o rabia, y también apatía.

Son emociones que, pese a que pueden parecer contradictorias, se combinan al mismo tiempo. Además, quienes están más implicados en el devenir político de su país, pueden caer en un proceso de desorientación severa. Surge para ellos la necesidad de rodearse de personas que piensen igual y sienten el temor a que el país se venga abajo.

Algunos psicoanalistas van más allá y comparan el síndrome postelectoral con la sensación de tristeza colectiva tras una tragedia. Sin embargo, en el caso de las elecciones, se da la particularidad de que mientras una parte de la sociedad está de duelo, la otra está triunfante.

La desconexión entre la tristeza y el trauma de la mitad del país y la sensación de victoria moral de la otra mitad agrava la depresión de quienes fueron derrotados, que inevitablemente son testigos de la celebración de los vencedores, ya sea por sus manifestaciones de júbilo en las calles o por la proliferación de mensajes y reacciones en redes sociales como Facebook y Twitter.

Esto hace que, a menudo, los perdedores recurran a la acción inmediata y emprendan actividades de protesta, sobre todo en el caso de países polarizados o cuando el resultado electoral es muy ajustado.

Cómo sobrellevarlo

Pero no debe cundir la alarma. Los psicólogos aseguran que el síndrome de la derrota postelectoral no persiste durante largo tiempo.

Síndrome postelectoral

El concepto de Síndrome de Estrés Traumático Postelectoral fue acuñado en Estados Unidos tras la derrota electoral de John Kerry, candidato del Partido Demócrata, ante el republicano George W. Bush en 2004.

Fueron bastantes los que expresaron gran frustración ante la idea de que Bush fuera a seguir comandando al país otros cuatro años.

Pese a que no tiene el valor de un diagnóstico psicológico válido, el síndrome sigue la misma premisa de las cinco etapas del duelo definidas por la psiquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kubler Ross: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.

Según le explicó a BBC Mundo el profesor de psicología social Allen McConnell, de la Universidad de Miami en Ohio, los seres humanos tienden a equivocarse cuando hacen lo que la ciencia denomina una "previsión afectiva".

"Generalmente, las personas se suelen equivocar con esto. Cuando piensan sobre sucesos que pueden darles o mucha felicidad o mucha tristeza, tienden a sobreestimar la intensidad de esos sentimientos y su duración", dijo McConnell.

"Quienes hayan votado por el candidato derrotado estarán seguramente tristes y molestos, pero no se dan cuenta de lo rápido que lo superarán, cuando empiecen a preocuparse de nuevo por las cosas del día a día, que no tienen nada que ver con las elecciones presidenciales", añadió.

Aún así, no se debe presionar a las personas que están apesadumbradas por las elecciones para que salgan de ese ciclo, opinó el doctor Alan Steinbach, de la Universidad de California en Berkeley.

En conversación con BBC Mundo, Steinbach advirtió que quienes sufren este síndrome se pueden sentir frágiles y cínicos, y que decirles que tienen que superarlo y seguir adelante con sus vidas puede ser contraproducente y empeorar los síntomas.

El experto sugirió que los amigos o la gente cercana a quienes lo están padeciendo deben darles tiempo para asimilar la decepción y cuidar de ellos hasta que estén listos para reemerger de su bache.

La vida sigue

Los más escépticos consideran que la sociedad moderna está creando síndromes para todo y que hablar de depresión postelectoral es una exageración.

Pero, ¿qué se le puede decir a las personas que sí consideran que es algo serio y que están preocupadas por su salud emocional después de las elecciones? En opinión de Allen McConnell no se puede hacer mucho de antemano, excepto recordarles que la vida sigue.

"Las elecciones, la pérdida de un trabajo, la ruptura de una relación sentimental… cuando las personas se imaginan un escenario negativo y se preguntan cómo se sentirán al respecto, no aprecian que sus vidas están llenas de muchas otras facetas y situaciones que les ocurren.

"Si la gente pudiera anticipar esto, no cometería este error", subrayó. "Conforme pasa el tiempo, otros eventos como el trabajo, la familia, ocuparán su mente. La elección presidencial se va desvaneciendo mucho más rápido de lo que ahora anticipan".

"Afortunadamente, hay un mensaje positivo", señaló por su parte Alan Steinbach. "Los pacientes que se recuperan del PESTS renacen más sabios, más energéticos, y más activos políticamente que antes".