Así se ven las luces de tributo con las cuales la Sociedad municipal de arte iluminará el amanecer de este septiembre 11 de 2011, en homenaje a aquellos que murieron 10 años atrás tras la caída de las Torres Gemelas.

Informe Especial

El impacto del ataque, más allá del humo

La caída de las Torres Gemelas estremeció cada fibra de la economía estadounidense en 2001; y 10 años después, las sacudidas financieras todavía se extienden en toda la sociedad. Estas son las principales cifras detrás de la tragedia.

10 de septiembre de 2011

El gobierno federal ha gastado US$ 2.500 millones en una reestructuración de sus medidas de seguridad en aeropuertos, aduanas y fronteras. La Guardia Costera y otras agencias han agregado US$ 420 millones para lograr un sistema uniforme de tarjetas de identificación para 1’600.000 camioneros, estibadores y trabajadores portuarios. 

El presupuesto anual de defensa se ha duplicado a US$ 700 millones, y las ganancias anuales de la industria militar casi se han cuadruplicado, alcanzando cerca de US$ 25.000 millones en 2010.

La Comisión de Códigos Internacionales recomendó 40 cambios en los códigos de construcción tras los ataques del 11/9. El edificio más alto de Estados Unidos, la torre Willis de Chicago, ahora tiene barreras de cemento, detectores de metales y una sofisticada red de cámaras. Se han adaptado ascensores para que puedan ser usados en evacuaciones, se han ampliado las escaleras para permitir que los bomberos suban mientras los ocupantes evacúan el edificio. Cambios similares se están implementando en los 21.000 rascacielos que hay en esa nación.

La organización terrorista Al Qaeda perpetró los ataques en edificios de Nueva York, Washington y Pensilvania, en los que murieron casi 3.000 personas. Pero además, acabaron con archivos y obras de arte de valor incalculable: cartas manuscritas de la escritora y activista de comienzos de siglo XX Helen Keller, 40.000 negativos de fotografías de John F. Kennedy tomadas por su fotógrafo personal, esculturas de Alexander Calder y Auguste Rodin.

En las torres había 430 compañías y decenas de oficinas del gobierno. Entre las pérdidas materiales figuran bosquejos y esculturas, incluida un molde de la escultura de Rodin "El Pensador", que reapareció brevemente después de los ataques para volver a desaparecer al poco tiempo.

La Equal Employment Opportunity Commission, encargada de combatir la discriminación en los empleos, tuvo que reconstruir 1.500 casos de discriminación, según Elizabeth Grossman, quien supervisaba a los abogados del organismo cuando se produjeron los ataques.

Atracción turística

El barrio donde se erigían las dos Torres atrae hoy unos 9 millones de visitantes anuales. De las cenizas que dejaron los ataques ha brotado un barrio vibrante, lleno de restaurantes y hoteles nuevos, edificios residenciales y comercios, además de sitios recordatorios de la tragedia.

Cuenta con 18 hoteles y 4.000 habitaciones, comparado con seis hoteles y 2.300 habitaciones que había antes de los ataques. Para muchos turistas, la "zona cero", como le dicen al lugar arrasado por los atentados, es una visita obligada. Funciona las 24 horas, los 7 días de la semana, según George Fertitta, director ejecutivo de NYC & Company, la oficina municipal encargada del turismo y la promoción de la ciudad.

En los alrededores fueron plantados 225 robles blancos. En total, hay más de 400 árboles en toda la zona y crean una especie de bosque urbano. El complejo erigido en la zona que ocuparon las Torres tendrá una fuerza policial propia de 670 agentes, más grande que la de los departamentos de policía enteros de algunas ciudades.

Indemnizaciones, ayudas y atención médica

Hay 95 personas que presentaron demandas acusando de negligencia a United Airlines y la firma Hentleigh USA Corp. por no garantizar seguridad en los aviones. Consideran que todavía hay responsables que no han recibido castigo, pese a que 19 aeropiratas murieron en su misión suicida; que el líder de Al Qaida, Osama Bin Laden, fue abatido; y que Jalid Sheij Mohamed, cabecilla de los atentados y sus cómplices, están en la prisión militar de la base de Guantánamo.

A los 95 demandantes se les ofreció una resolución rápida, en la que recibirían dinero de un fondo de US$ 7.000 millones para compensación a las víctimas. Otros 94 llegaron a un arreglo.
 
El Fondo de Compensación a las víctimas manejó 2.880 solicitudes de indemnización de parte de los deudos, y otras 2.680 de lesionados. En total, el experto al frente del fondo, Kenneth Feinberg, entregó 7.049 millones de dólares en dinero de los contribuyentes.

El Fondo de Compensación cuenta además con US$ 4.200 millones para dar cobertura médica gratuita durante la próxima década a trabajadores y voluntarios que sufrieron enfermedades asociadas a sus tareas de rescate y limpieza de la “zona cero”.

Los estadounidenses ansiosos de ayudar donaron US$ 1.500 millones a cientos de organismos de caridad, pero muchos de ellos fracasaron rotundamente. Un organismo de caridad recaudó más de US$ 700.000 para hacer una colcha conmemorativa gigante, pero no existe tal colcha. Otro reunió más de cuatro millones de dólares para ayudar a las víctimas, pero no rindió cuentas públicas de cómo se gastó todo el dinero.

Cambio de mirada

Al menos 35.000 personas de todo el mundo han sido condenadas por terrorismo en la década que pasó desde el 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos. Pero mientras que algunos colocaron bombas en hoteles o autobuses, otros fueron detenidos sólo por agitar carteles políticos o bloguear sobre alguna protesta.

En el primer recuento de los procesos relacionados con la lucha mundial contra el terrorismo, una investigación de The Associated Press registra un importante aumento en los procesos judiciales por este delito bajo leyes nuevas o modificadas. Antes de los ataques del 11 de septiembre, apenas unos pocos cientos de personas eran condenadas por terrorismo cada año.

La cantidad de condenas, combinada con casi 120.000 arrestos, demuestra la importancia que le están dando las sociedades a la lucha contra el terrorismo. Pero también revela que decenas de países están usando esa lucha como excusa para silenciar a la oposición y encarcelar a los rivales políticos. Con datos de organismos policiales y cientos de entrevistas, la AP identificó 119.044 arrestos bajo sospecha de terrorismo y 35.117 condenas en 66 países, que representan el 70% de la población mundial. Algunas naciones se negaron a suministrar información.

El recuento incluye 2.934 arrestos y 2.568 condenas en Estados Unidos, ocho veces más que las registradas en la década previa. Más de la mitad de las condenas se produjeron en dos países que han sido acusados de apelar a leyes antiterroristas para combatir la oposición, Turquía y China. Tan solo en Turquía hubo 12.897 condenas, un tercio del total.

En contraste, los Sijs han sufrido un incremento de ataques en su contra en Estados Unidos, tanto verbales como físicos. La Coalición Sij reporta al menos 700 ataques o incidentes basados en prejuicio contra sijs desde 2001.

Esta es una religión de 500 años, la quinta mayor del mundo, con 18 millones de adherentes, con influencias del hinduismo y el sufismo musulmán. Creen en ciclos kármicos de renacimiento, como los budistas. Pero tras los ataque se volvieron blanco de prejuicios del imaginario público, ya que muchas personas dan por sentado que una barba y un turbante solo puede significar una cosa.

Dinero.com y agencias