El fiasco de Codelco

Chile no se ha librado de tener su escándalo de corrupción. Un "hueco" en su principal empresa estatal de más de US$200 millones, resultado de operaciones poco ortodoxas en el mercado de los futuros.

1 de junio de 1994

Los chilenos se jactan de ser el país más avanzado de Latinoamérica. A pesar del régimen militar de 17 años del general Pinochet, o quizás debido a esta dictadura, Chile ha pasado de ser una nación estereotípica del Tercer Mundo, al único país latinoamericano (aparte de México) que está verdaderamente listo para ingresar al TLC. Actualmente Chile tiene el ingreso más alto per cápita de Latinoamérica, una clase media próspera y pujante y una economía diversificada impulsada por las exportaciones, en la cual las manufacturas juegan un creciente papel.

En las elecciones presidenciales de diciembre pasado, la economía ni siquiera fue un tema, ya que todos los candidatos estaban de acuerdo en la absoluta necesidad de continuar y profundizar las políticas de mercado libre responsables del crecimiento promedio del 6% anual en términos reales.

Infortunadamente, Chile no es inmune a la corrupción, un problema endémico en todas partes del planeta. Desde febrero, los chilenos se han venido escandalizando por las revelaciones de malos manejos, negligencia y aparente conspiración entre los funcionarios públicos y comerciantes privados de metales en la Corporación del Cobre (Codelco), entidad estatal que es la Empresa minera de cobre más grande del mundo, y que es para Chile lo que PDVSA es para Venezuela o ECOPETROL para Colombia.

El escándalo de Codelco le ha costado a los contribuyentes chilenos casi US$275 millones hasta la fecha, al igual que ha sacado a la luz grandes resquebrajamientos en la moral e integridad del gobierno chileno, junto con una preocupante predisposición política para encubrir el escándalo lo más pronto posible, y con la posibilidad de sólo la más ligera de las sanciones legales para algunos de los individuos que se dice son culpables de los delitos.

Codelco produce cerca del 13% del total de la producción mundial de cobre y es propietaria de 15-20% de las reservas confirmadas del metal (cerca de 7 mil millones de toneladas). Genera una cuarta parte de las exportaciones de Chile, entre una décima y una quinta parte de todas las rentas del Estado, más de una cuarta parte de la inversión pública del país y cerca del 4% de su producto nacional bruto. Desde su nacionalización en 1971, la empresa ha invertido más de US$6.000 millones, duplicando la producción y convirtiéndose en uno de los más grandes productores, a más bajo costo, en el mundo. El año pasado, Codelco produjo cerca de 1.15 millones de toneladas anuales de cobre fino, 235.000 kilogramos de plata y 2.217 kilogramos de oro, y generó ventas brutas de cerca de US$3 mil millones.

EL COMERCIO NO VIGILADO DE FUTUROS

Desde septiembre pasado, sin embargo, las actividades no vigiladas de un solo ejecutivo de Codelco, más la aparente negligencia de varios ejecutivos de alto

rango que habían renunciado o habían sido despedidos, han comprometido la producción de la empresa, su capacidad de generar utilidades y las contribuciones fiscales al Tesoro de Chile durante los próximos 12-24 meses. El escándalo también ha desatado un amargo debate público sobre la necesidad de reestructurar y privatizar a Codelco, a lo cual el gobierno de Frei se opone. Los líderes del sector privado minero advierten que el mantener a Codelco bajo propiedad del gobierno es una contradicción de las intenciones de atraer miles de millones de dólares de nueva inversión extranjera durante los próximos cinco años.

Los auditores todavía están cuantificando las pérdidas, pero parece que Codelco ha perdido entre US$200 millones y US$275 millones como resultado de las transacciones de futuros que empezaron en septiembre pasado. Estas cifras todavía son preliminares y podrían aumentar o caer más en los próximos meses, a medida que los contratos de futuros aún pendientes lleguen a su madurez. Todo dependerá finalmente de las fluctuaciones en los precios mundiales del cobre.

El ejecutivo responsable por las pérdidas -Juan Pablo Dávila, de 34 años, quien ahora enfrenta un proceso por cargos de fraude junto con otros dos antiguos ejecutivos de la empresa comercializadora Todavía- aduce que todo es un "accidente". En septiembre pasado, dice el veterano de seis años de las operaciones de futuros de Todavía, inadvertidamente mezcló la información de compraventa en el terminal de su computador- registrando los datos de "compra" en la columna de "venta" y viceversa- y antes de descubrir el error, Todavía había perdido US$20 millones.

Las pérdidas de esta magnitud han debido provocar la suspensión inmediata de todo el comercio de futuros, ya que Todavía supuestamente tenía reglamentos internos que deberían activarse automáticamente si las pérdidas en el comercio de futuros llegan a un pico de US$1 millón. Sin embargo, nadie estaba vigilando las actividades de Dávila.

En lugar de ir directamente a donde su gerente inmediato, Dávila encubrió su error y trató de recuperar las pérdidas haciendo operaciones en más contratos de futuros de cobre Sin embargo, los precios aumentaron y las pérdidas comerciales de Dávila aumentaron aún más. Mientras que el gobierno saliente de Alwyin confiada mente predecía mayores rentas fiscales provenientes de las exportaciones de cobre gracias a los precios más altos, Dávila secretamente estaba apostando contra las alzas, esperando desesperadamente que los precios empezaran a bajar de nuevo.

Cuando la gerencia de Todavía se enteró del problema oficialmente el 21 de enero, más de tres cuarta,, partes de la producción proyectada de la empresa para 1994 estaba comprometida y las pérdidas calculada,, doblaban las utilidades netas de la empresa para 1993.' Una auditoria interna preliminar concluyó que las pérdidas fueron fundamentalmente el resultado de un fracaso total de la gerencia.

Dávila trabajó con unas do,, docenas de corredores internacionales, entre ellos Barclays, Credit Lyonnais, Dean Witter Reynolds.

Aunque hay 20 firmas comerciales involucradas, más del 50% de la deuda está concentrada en sólo tres: Merrill Lynch Futures Inc. (US$60.54 millones), Shearson Lehman (US$48.7 millones) y Credit Lyonnais Rouse (US$42.2 millones).

Entre tanto, revelaciones recientes de funcionarios de Codelco y diputados al Congreso que investigan el escándalo indican que la gerencia tuvo conocimiento previo, ya desde noviembre, de que las operaciones comerciales de futuros estaban fuera de control y de que se estaban empezando a acumular fuertes pérdidas.

Según Hernán Roco y Carlos Bocas, funcionarios del departamento de contabilidad de Todavía, el subgerente de ventas de Todavía, Carlos Derpsch,

había dado orden a los departamentos de contabilidad y contraloría de suspender la publicación de los informes mensuales que hubieran reflejado las pérdidas que las transacciones en futuros de Dávila estaban causándole a la compañía. Derpsch era el jefe inmediato de Dávila. Además, esta orden fue impartida poco tiempo después de que Derpsch supiera por Gonzalo Sánchez Clarke, jefe de maquila y comercio de Todavía, que las pérdidas comerciales de Dávila en ese momento ya superaban los US$10 millones. Además, un memorando interno fechado el 22 de diciembre de 1993 específicamente menciona una reunión entre Dávila y sus superiores inmediatos, durante la cual (según Roco) se habló sobre las crecientes dificultades de Dávila. Sin embargo, nada se hizo para detener las actividades comerciales ele Dávila y las pérdidas siguieron en aumento.

Metallgesellschaft, J.P. Morgan, Lehman Brothers, Merril Lynch, Paine Webber, Prudential Bache y otros. Insiste en que las pérdidas fueron el resultado de un criterio equivocado y que no hizo nada malo, pero Dávila y otros dos antiguos ejecutivos de Todavía serán enjuiciados por los cargos de fraude a la corporación, aunque si son condenados cuando mucho pasarían unas pocas semanas en la cárcel.

El presidente Eduardo Frei nombró a uno de sus consejeros personales más cercanos, Juan Villarzú, como presidente ejecutivo de, Todavía. Villarzú ha descartado la privatización de Todavía y en .cambio ha prometido dirigir una ofensiva de modernización, pero los críticos dicen que el escándalo prueba una vez más que el gobierno (y la política) no deben involucrarse directamente en el negocio.

Hasta el 30 de abril, las pérdidas de Codelco en estos negocios fallidos de futuros -los que fueron avaluados en un total aproximado de US$1.8 mil millones y comprendían entre 800.000 y 1.000.000 de toneladas de cobre (prácticamente toda la producción proyectada de la empresa para este año)- se calculan en US$274.5 millones. Esta suma debe ser pagada a los comerciantes con quienes Todavía negoció, entre febrero de 1994 y diciembre cíe 1996.

resultado: cinco ex funcionarios que trabajaron en Todavía o en entidades públicas responsables de la supervisión de la industria del cobre de propiedad del Estado entre 1990 y 1993, también tenían relaciones comerciales durante este período con las comercializadoras internacionales de metales Credit Lyonnais Rouse (a la que Todavía debe US$42.2 millones), Refco Overseas (US$24.3 millones), Brandeis Ltd. (US$23.2 millones), Amalgamated Metals Trading (US$3.9 millones) y Sogemin Metals Ltd. (US$3.5 millones).

Estos individuos han sido identificados como Patrick Cussen, uno de los directivos del Banco Central quien era miembro de la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) y que ha sido vinculado a Brandeis Ltd.; Blas Cuevas Marty, antiguo director comercial de la empresa minera estatal Enami, quien también era socio y/ o directivo de Refco Overseas y de Sogemin Metals Ltd.; Gonzalo Héctor Trivelli Oyarzún y Owen Guerrini, antiguos vicepresidentes de ventas en Todavía, quienes tienen vínculos con Amalgamated Metals Trading Ltd. y Refco Overseas, respectivamente; y Roberto Souper, antiguo vicepresidente de Enami, quien ha sido vinculado con Amalgamated Metals Trading Ltd. y con Credit Lyonnais Rouse.

Los cinco individuos han negado todo delito, naturalmente, y las empresas comercializadoras se han mantenido conspicuamente en silencio, pero claramente este escándalo apenas está empezando.

La nueva gerencia de Todavía, que tomó posesión a mediados de marzo, ha prohibido todas las operaciones de mercado de futuros que no tengan un soporte físico, y sólo está autorizando estas operaciones para protegerse y facilitar el comercio de los productos de cobre por parte de la empresa. Bajo Villarzú, Todavía también se está embarcando en un plan de reestructuración que la convertiría en una compañía matriz, mientras que sus diversas divisiones se convertirían en empresas afiliadas administradas autónomamente. Sin embargo, el gobierno ha descartado de plano cualquier posibilidad de privatizar a Todavía, afirmando más bien que al reestructurar a la empresa y participar en negocios compartidos con inversionistas extranjeros para explotar nuevas minas, la posibilidad de un manejo negligente, de nuevos escándalos y de las resultantes pérdidas millonarias virtualmente desaparecería.

Este plan de reestructuración prevé dos tipos de afiliados autónomamente administrados. El primero consistiría en las divisiones actualmente productivas de Todavía, e incluiría a empresas aún por crearse para proyectos de reposición, las cuales por ley no permiten la participación del sector privado. Estas empresas serían en un 100% de propiedad del Estado y operarían como si fueran corporaciones privadas. El segundo tipo consistiría en empresas de negocios conjuntos entre Todavía e inversionistas privados, tales como el proyecto El Abra de US$1.000 millones, en el cual Cyprus Minerals es actualmente el único socio extranjero, con 49% del capital.

No obstante, los críticos en la comunidad empresarial chilena dicen que este plan de reestructuración es inadecuado. Estos críticos aducen que si el gobierno de Chile quiere seriamente expandir la industria minera y abrir el país aún más a la inversión extranjera, debe reformar la Constitución, enmendar la legislación minera del país y privatizar todos los bienes de Todavía.