El candidato Romney le conviene más al negocio carbonífero colombiano.

Elecciones EE.UU

El elegido sí afectará a Colombia

Romney como presidente de Estados Unidos beneficiaría el negocio carbonífero del país, un mineral con el que Obama parece no tener “feeling”.

6 de noviembre de 2012

Esa es la conclusión de la más reciente editorial de la Revista Dinero, donde se expone que Colombia es el primer productor de carbón de América Latina y el décimo del planeta. Es el cuarto exportador a nivel mundial (después de Indonesia, Australia y Rusia), con reservas probadas por más de 7.000 millones de toneladas y reservas potenciales por 17.000 millones de toneladas. Las más grandes carboníferas del mundo –Drummond, BHP Billiton, Anglo American, Xstrata, Glencore y Goldman Sachs, entre otras– tienen amplia presencia en el país.

Las exportaciones colombianas de carbón llegarán este año a los US$8.400 millones, la segunda fuente de divisas más importante después del petróleo. Por todo esto, para Colombia son muy importantes todos los eventos que inciden sobre la demanda futura de carbón en el escenario internacional.

Uno de ellos, las elecciones presidenciales estadounidenses. El futuro del precio del carbón depende en buena medida del próximo huésped de la Casa Blanca. Las políticas que los dos candidatos aplicarían desde la presidencia son opuestas. Mientras Barack Obama aboga a ultranza por la búsqueda de fuentes de energía limpia y ha identificado al carbón como un energético indeseable, Mitt Romney defiende el papel que tiene este mineral en la economía de Estados Unidos y en el desarrollo de varias regiones en ese país.

El precio del carbón ha venido en picada en los últimos años, como consecuencia de la caída de la economía mundial, su abundante oferta y la competencia del gas natural, que tiene los precios más bajos en diez años. Varios países, en especial Estados Unidos, han comenzado a sustituir, utilizando gas en lugar de carbón, dado que es la fuente de energía más barata y con menos gases efecto invernadero.

Todo esto ha hecho que el precio del carbón se cotice hoy en los mercados internacionales a US$86 la tonelada, una dura caída desde los US$150 donde se encontraba hace dos años (entregado en Amsterdam, Rotterdam y Amberes –ARA–). Ese desplome en los precios ha traído consecuencias nefastas para muchos jugadores en la industria. Algunos han tenido que cerrar minas y otros se han visto obligados a reacomodar sus operaciones, despidiendo a miles de trabajadores en el proceso.

Mitt Romney ha declarado que el presidente Obama mantiene una “guerra contra el carbón” y muestra como prueba las pésimas cifras de la industria en su país. Los republicanos culpan a Obama del cierre de varias minas carboníferas, pues la actual administración les ha negado permisos de ampliación y licencias ambientales.

Obama es un fanático de las energías limpias como el gas y por ello ha encaminado todas sus políticas hacia el desarrollo de esas industrias, en contravía de otros energéticos como el carbón. También ha apoyado las nuevas regulaciones de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), que endurecen los requisitos a las compañías que generan emisiones de gas carbono, por su efecto sobre el cambio climático.

Romney ha buscado decididamente los votos de los defensores del carbón, que están precisamente en estados como Ohio, donde aún no es claro quién ganará la contienda electoral (los famosos swing states). Ohio cuenta con una larga tradición carbonífera y su votación será decisiva para inclinar la balanza a favor de uno u otro candidato en las elecciones presidenciales. Algunos de los más importantes empresarios del carbón –como Robert Murray, presidente de Murray Energy– han apoyado a la campaña de Romney con abultados cheques a su favor.

Los estados carboníferos necesitan como nunca que un candidato favorable a ellos llegue a la Casa Blanca. Mientras en los años noventa el carbón proveía la mitad de la energía que se consumía en Estados Unidos, en abril de este año, por primera vez, la participación del gas y del carbón en la generación eléctrica llegó a ser de 32% para cada uno, según el US Energy Information Administration.

Colombia ha sido históricamente el mayor exportador de carbón térmico a Estados Unidos, alcanzando cifras récord de 24,3 millones de toneladas en 2007. Estas exportaciones han venido cayendo paulatinamente hasta 8,6 millones de toneladas el año pasado, y se espera que este año lleguen a 6 millones de toneladas.

La tendencia parece no tener reversa. Según un informe del Brattle Group, para el año 2016 apenas 25% del total de la energía de Estados Unidos será producida con base en carbón. Esto sin contar las posibles nuevas restricciones sobre emisores de gases de efecto invernadero.

Por todo lo anterior, estas elecciones son cruciales para el futuro del carbón. Seguramente Romney no echará para atrás las regulaciones de la Agencia de Protección Ambiental, pero sí podría tener una visión más favorable al uso del carbón a la hora de aplicar las reglas ya existentes, como lo dice el analista David Roberts, de la revista Foreign Policy.

Colombia tiene intereses directos en el desenlace de esta historia. Cerca de 14% de nuestras exportaciones totales de bienes corresponden a carbón. La locomotora minera, y el propio crecimiento del PIB de nuestro país, dependen de ellas. Este es otro tema más que nos obliga a estar atentos a los resultados de las elecciones estadounidenses para calibrar sus efectos sobre las perspectivas futuras de nuestra economía.