Presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Estados Unidos

El crucial "quinto" año de un presidente reelecto

Libre de las presiones de tener que lanzar una campaña para su reelección y energizado por la victoria en las urnas, el presidente inicia su segundo gobierno con una agenda audaz.

Alianza BBC
21 de enero de 2013

Un presidente de Estados Unidos puede considerarse exitoso si es reelegido. Pero si la medida última de su éxito es lo que deja para la historia, la reelección apenas es el comienzo: generalmente, su legado lo forja durante el segundo período. Y en el marco de ese mandato, el primer año -su quinto en el poder- es crucial.

Libre de las presiones de tener que lanzar una campaña para su reelección y energizado por la victoria en las urnas, el presidente inicia su segundo gobierno con una agenda audaz, dispuesto a presionar al Congreso para que apruebe sus propuestas.

Barack Obama está en esa posición, y sin siquiera haber tomado posesión para su siguiente mandato -este 21 de enero- ya ha sacado toda su artillería para demandar acción de los legisladores y dejar en claro que ciertas de sus demandas no son negociables.

La férrea oposición republicana está resentida por la derrota de su candidato presidencial y, quizás, un tanto intimidada, pero eso no quiere decir que no tiene la capacidad de obstaculizar los planes de Obama para dejar huella. El año 2013 podrá ser de gloria o frustración para el presidente.

Espaldarazo del pueblo


La percepción cínica pero común es que, salvo que ocurra una crisis nacional, todo lo que hace un presidente de EE.UU. durante sus primeros cuatro años de gobierno es con miras a lograr la reelección. Una vez alcanzada esa meta, su segundo período en la Casa Blanca lo puede utilizar para promover sus verdaderas prioridades, su visión de la nación.

"La reelección se interpreta como un mandato fuerte de parte del pueblo", le comentó a BBC Mundo Matthew Wright, profesor de Gobierno de la Universidad Americana en Washington (AU). "Puede existir la duda si ese mandato es legítimo y si va a ser desafiado, pero hay un énfasis en que el público le ha dado el visto bueno al presidente", añadió.

Con ese espaldarazo viene también una sensación de liberación, continuó el académico, pues el mandatario se aleja de la mentalidad de campaña y se concentra en los asuntos que le son más importantes y en lograr su aprobación en el Congreso.

"Todos los presidentes están conscientes de su legado, pero desde hace unas décadas están enfrentados a un creciente ambiente de discordia política", explicó Wright a BBC Mundo. No hay, entonces, garantía de que la historia los recuerde tal como ellos quieren.

En el último siglo, la vara con la que se miden todos los presidentes reelectos es Franklin D. Roosevelt, cuyo liderazgo para sacar al país de la Gran Depresión y durante la Segunda Guerra Mundial le valió para presidir durante cuatro períodos consecutivos (aunque murió poco después de iniciado el cuarto).

Desde entonces, sin contar los que entraron desde la vicepresidencia a reemplazar mandatarios que murieron en el oficio, cinco presidentes que iniciaron un segundo período tras su reelección tuvieron administraciones llenas de altibajos. "Es más fácil recordar sus fracasos que sus éxitos", dijo el profesor de AU.

Richard Nixon, por ejemplo, terminó la guerra en Vietnam e inició la apertura con China, pero será recordado por el escándalo Watergate; Ronald Reagan restauró la hegemonía mundial de EE.UU. pero a costo del escándalo Irán-Contra; Bill Clinton llevó al país a su mejor momento económico pero estuvo asediado por el escándalo de Monica Lewinsky y George W. Bush respondió a los ataques de 11-S pero "terminó en un desastre absoluto", según Wright.

Presión desde el inicio


No obstante, los logros que quiera alcanzar un presidente reelecto tiene que iniciarlos en ese primer año del segundo gobierno, en el quinto año de su administración.

"Su influencia empezará a desvanecerse a medida que pasan los años pues, como no puede ser reelegido otra vez, su tiempo en el poder es limitado. Así que este es un buen momento para empujar con energía su agenda", explicó a BBC Mundo Steven Brams, analista político y profesor de la Universidad de Nueva York (NYU).

En ese sentido, Barack Obama ha salido con todo para enfrentar a una oposición que, en su primer gobierno, se dedicó a obstruir su agenda.

También es un presidente más maduro, más curtido en las maneras de Washington. "En el pasado trató de hacer demasiadas concesiones con los republicanos y le fue mal en casi todo pero ahora ha aprendido a ser un firme negociador. Está dispuesto a plantarse y enfrentar a la oposición", afirmó Brams.

Esa actitud fue evidente a finales de 2012, cuando el presidente y el Congreso tuvieron que resolver el llamado "precipicio fiscal". A pesar de tener que efectuar algunas concesiones, Obama básicamente obtuvo la mayoría del incremento en impuestos para los ricos que había solicitado.

Sin esperarlo, el tema del control de armas entró en la agenda y, con la misma determinación, el mandatario firmó 23 órdenes ejecutivas y envió al Congreso las propuestas más radicales en dos décadas para restringir la venta de rifles de asalto, limitar el tamaño de los cargadores de balas y exigir estrictas verificaciones de antecedentes de quien busque comprar un arma.

"La victoria electoral le ha dado mayor licencia para ser más agresivo", expresó Matthew Wright de la Universidad Americana. "Obama le está diciendo a la oposición 'lo que yo quiero es lo que el pueblo quiere' y siente un cierto ímpetu moral para no hacer concesiones".

Pero aunque la oposición puede tener "la cola entre las piernas" tras haber perdido la Casa Blanca, ésta está atrincherada y con espíritu desafiante, señaló el profesor de Gobierno.

Un sitio en la historia

En primer lugar, la Cámara de Representantes tiene mayoría republicana y los legisladores más conservadores y recalcitrantes están en distritos considerados "asegurados" en las próximas elecciones legislativas, así que no se sienten amenazados por un coletazo de la opinión pública.

Por otra parte, los republicanos sienten que ya hicieron demasiadas concesiones durante la negociación del precipicio fiscal y no hay intención de ceder más terreno.

"Estamos enfrentando tiempos tormentosos", vaticinó Wright. "Es una política de crisis perpetua, no se termina de lidiar con un enfrentamiento y hay que prepararse para el siguiente combate que será más sangriento que el último".

Para el experto se trata de un período de obstrucción sin precedentes en EE.UU., que podría terminar en frustración para el presidente Obama. No obstante, considera que el mandatario se anotará algunos logros en el ámbito económico que, aunque no del gusto de todos, terminarán anotados en su columna de éxitos.

En torno al control de armas hay más dudas. Lo destacado de este asunto es que sacó temporalmente de su lugar en la agenda la reforma migratoria, un tema con el que Obama está en clara deuda con la comunidad latina.

Matthew Wright coincidió en que es importante y se abordará, pero con unos resultados más modestos que los que están esperando los hispanos. Tal vez haya un arreglo para que los que llegaron como menores indocumentados de la mano de sus padres -los llamados soñadores- tengan una vía hacia la naturalización.

El profesor Steven Bram, de NYU, opina que Obama podría tener mejor éxito si es selectivo en los asuntos que quiere impulsar. "Si no puede sacar nada de un acuerdo sobre el control de armas, pasa al siguiente tema en la agenda", dice. Ese tema sería la reforma migratoria.

"Es un asunto que estaría de primero en la lista si no fuera por la tragedia hace un mes, que motivó a promover el control de armas", manifestó el analista. "Tiene mayor probabilidad de aprobarse porque tiene mayor aceptación entre los legisladores".

Pero el profesor Brams subrayó que hay más posibilidad de dejar una huella en la historia cuando el país atraviesa una crisis y se resuelve. "La grandeza de Roosevelt fue liderarnos durante la guerra y sacarnos de la depresión. Pues bien, Obama nos sacó de la recesión y que se dé una crisis de seguridad nacional no está por fuera de las posibilidades", indicó.