Correa advirtió en pasados meses que la economía ecuatoriana podría colapsar en 2020 si no se desarrollan nuevos yacimientos.

Internacional

Ecuador terminó cediendo

Fracasaron en su audaz plan internacional para evitar la extracción petrolera en un parque amazónico y dieron vía libre a la explotación.

16 de agosto de 2013

El "factor fundamental del fracaso es que el mundo es una gran hipocresía", dijo el presidente Rafael Correa en un mensaje a la nación, al referirse a la falta de apoyo a su propuesta contra el cambio climático.

Correa ordenó archivar el proyecto Yasuní-ITT que buscaba evitar la explotación petrolera en una zona del Parque Yasuní, declarado por la UNESCO reserva mundial de la biósfera en 1989. Presentado en 2007 ante la ONU, el plan pretendía evitar la emisión de 400 millones de toneladas de gases carbónicos, responsables del calentamiento global, a cambio de una compensación internacional de 3.600 millones de dólares que debía ser recaudada en 12 años.

Sin embargo, en estos seis años el país reunió contribuciones de empresas, personas y países por 13,3 millones de dólares, apenas el 0,37% de la meta. El dinero fue depositado en un fideicomiso administrado por un programa de las Naciones Unidas. "Pienso que la iniciativa se adelantó a los tiempos y no pudo o no quiso ser comprendida por los responsables del cambio climático", justificó Correa.

Ante el escaso apoyo, pidió al Congreso, controlado por el oficialismo, que declare de interés nacional la explotación petrolera del bloque Ishpingo, Tambococha y Tiputini (ITT), el paso previo a la extracción. Los tres pozos contienen el 20% de las reservas estimadas de petróleo de Ecuador (920 millones de barriles).

Reservas a la baja
El anuncio, que fue rechazado por ambientalistas e indígenas, que exigen una consulta popular sobre una nueva explotación petrolera en el Yasuní, llegó en un momento en que el país asiste a una dramática caída de sus depósitos de crudo.

Ecuador, el socio más pequeño de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), cuenta con reservas para once años, dijo a la AFP José Luis Ziritt, consultor privado y expresidente de la Asociación de la Industria Hidrocarburífera de Ecuador. El bloque "ITT es importante en ese sentido, porque le permitiría pasar de 11 a 20 años de margen de producción", señaló.

Según Rene Ortiz, exsecretario general de la OPEP y exministro de Minas y Energía, en los últimos siete años Ecuador "no ha podido añadir un solo nuevo barril de petróleo" a su producción de 500.000 barriles diarios, pese a que cuenta con capacidad instalada para transportar 850.000 barriles por día. "Esa necesidad de aumentar la producción se facilitaría con el desarrollo del ITT", dijo a la AFP.

Correa advirtió en pasados meses que la economía ecuatoriana podría colapsar en 2020 si no se desarrollan nuevos yacimientos.

Tras desistir de su estrategia, el mandatario prometió un impacto ambiental mínimo en el Yasuní, donde ya operan petroleras desde hace décadas. Uno de los primeros pozos que serán explotados en los próximos meses por la estatal ecuatoriana Petroamazonas, el Tiputini, está por fuera del área reservada. "El ITT representa el último pedazo del parque que queremos proteger de la explotación petrolera", dijo a la AFP David Romo, codirector del centro de investigación de la Universidad San Francisco.

Con un millón de hectáreas, el Yasuní es un bosque húmedo tropical donde los científicos aseguran se puede apreciar la mayor diversidad por km2 de la Amazonía. Además es refugio de indígenas en aislamiento voluntario. "Esto es como si tengo una torta y me engaño diciendo que no la voy a dañar si le corto apenas un pedazo (...). Un pedazo de bosque que se destruye implica una altísima destrucción de biodiversidad: la cantidad de individuos por especie va a bajar drásticamente", dijo Romo. "El daño inmediato no viene sólo de un derrame, sino de la deforestación que hay que hacer para acceder a las plataformas, construir oleoductos, abrir vías que permiten que las comunidades se reubiquen y accedan a los recursos naturales a los que no tenían acceso", agregó.

El gobierno y expertos petroleros aseguran que el daño puede minimizarse si se utiliza tecnología de punta. Pero la posibilidad de una extracción responsable también es un tema secundario para Pablo Jarrín, exdirector de la Estación Científica Yasuní de la Universidad Católica Ecuatoriana. "Es un hecho que la industria petrolera no es el factor inherente que causa destrucción en el medio ambiente, es la colonización que viene posteriormente, a través de las vías de acceso creadas por esa industria", asegura.

Según estimaciones privadas, unos 11.000 indígenas están asentados en el Yasuní, la mayoría quichuas.


Afp/D.com