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Crisis Financiera

Cinco formas en las que la Eurozona podría disolverse... sin tanto dolor

Conozca las cinco propuestas sobre cómo enfrentar una posible disolución de la zona euro que fueron escogidas por los organizadores del premio Wolfson de Economía.

Alianza BBC
5 de junio de 2012

 El premio Wolfson ofrece una suma que supera los US$ 384,000 al economista que conciba el mejor plan para enfrentar la potencial desintegración de la Eurozona. BBC Mundo le resume las cinco ideas que compiten por la jugosa recompensa.

El dilema que se planteó fue: "Si los estados miembros abandonan la unión monetaria y económica, ¿cuál es la mejor manera de poner en marcha un proceso económico que permita establecer unas bases firmes para el crecimiento y la prosperidad futura de los actuales miembros?"

La organización de caridad de la familia de Lord Wolfson, que ofrece el premio, señaló que existe una verdadera necesidad de encontrar una solución a una posible ruptura de la zona euro.

Estas son las propuestas seleccionadas:

1. Grecia u otro país podría salirse

El escenario más realista es que Grecia, otro país u otros países de la periferia más débil del bloque abandonen la zona euro, introduzca una nueva moneda que se devalúe abruptamente y declare la cesación de pagos de gran parte de la deuda del gobierno.

Los preparativos para la salida deben hacerse en secreto y se deben implementar de forma inmediata. Poco antes de la salida, serán necesarios controles de capital, incluyendo cierres temporales de bancos y cajeros automáticos.

Como no habrá tiempo para imprimir nuevos billetes, los euros en billetes y monedas deberán continuar siendo usados para transacciones pequeñas.

La nueva divisa deberá ser introducida a una tasa de uno-por-uno en comparación con el euro. Pero, en un corto periodo de tiempo deberá ser devaluada entre 30% y 50% para darle un impulso a la competitividad internacional de Grecia.

El gobierno deberá reformular su deuda sobre la base de su nueva moneda nacional y dejar en claro su intención de renegociar los términos de su deuda.

Debe anunciar medidas contundentes para mantener la inflación bajo control y los mercados podrían prestarle a mediano plazo.

El país saliente tiene la oportunidad de liberarse de la camisa de fuerza que representa su deuda.
Mark Pragnell, Capital Economics

2. Dolor agudo, pero rápido

Muchos economistas prevén consecuencias catastróficas si alguno de los países de la zona euro renuncia a la moneda común.

Sin embargo, durante el siglo pasado, 69 países han abandonado monedas con menos volatilidad económica.

Los mecanismos para la ruptura de una divisa son complicados, pero viables y existen ejemplos históricos que ofrecen una ruta para la salida.

El problema real subyacente en Europa es que los países periféricos tienen niveles de deuda externa que son más altos que los niveles registrados en la mayoría de los mercados emergentes en crisis previas y enfrentan serios desajustes en salarios y precios en comparación con sus vecinos.

Europa tiene las características de una clásica crisis de balanza de pagos de mercados emergentes en gran escala.

Es así como el problema no son los mecanismos de salida para ese país, sino cómo manejar los ajustes necesarios.

Los ajustes se pueden realizar de forma rápida a través de la salida de la zona euro y devaluando o, lentamente, por medio de la reducción de los salarios reales y los precios.

Salirse de la Eurozona y devaluar será muy doloroso, pero el dolor será rápido y agudo.

El abandono de la zona euro aceleraría las insolvencias, pero proveería una poderosa herramienta política para restaurar la competitividad a través de tasas de cambio flexibles.

Declaratorias de moratorias y reestructuración de la deuda, junto a devaluaciones, son inevitables e incluso deseables.

La periferia europea podría crecer nuevamente con rapidez con bajos niveles de deuda y con tasas de cambio más competitivas, como sucedió con los países que dejaron el patrón del oro en la década de los años 30 (Gran Bretaña y Japón en 1931, Estados Unidos en 1934, Francia en 1936) y con varios de los mercados emergentes tras las recientes cesaciones de pagos y devaluaciones (Asia en 1997, Rusia en 1998, Argentina en 2002, Islandia en 2008).

Jonathan Tepper

3. Regreso a las divisas nacionales

Alemania debería crear una comisión secreta para preparar un plan que sea usado sólo cuando la salida de un país de la zona euro sea inminente.

El plan debería convocar a una reunión de emergencia de los líderes de los 17 estados miembros de la Eurozona y la canciller alemana podría plantearles la propuesta de que ellos colectiva e inmediatamente abandonen el euro, volviendo a sus divisas nacionales basadas en las tasas del euro.

El Banco Central Europeo (ECB, por sus siglas en inglés) podría ser eliminado y sus funciones podrían ser devueltas a los bancos nacionales.

Todas las cuentas bancarias, activos, pasivos y obligaciones de los estados miembros deberían de forma inmediata cambiar a las divisas nacionales.

Los activos, los pasivos y los contratos derivados que no son identificados con domicilios ubicados en un estado específico deberían volver a ser denominados en una impresión de copias de la Unidad Monetaria Europea (UME), una cesta de las nuevas divisas ponderadas por la participación de sus miembros.

Todos los miembros deberían acordar extender liquidez ilimitada a los bancos domiciliados en sus estados y deberían requerir su recapitalización.

Los billetes y monedas de euros recibirán una nueva denominación de acuerdo con la divisa de los bancos centrales emisores (los billetes de euros tienen un número serial y letras que identifican al ente emisor). Los billetes nacionales se imprimirán tan pronto como sea posible.

Los mercados reabrirían tras la declaratoria de feriados bancarios y, por ejemplo, el nuevo dracma caería 60% debajo de su tasa de conversión oficial en comparación con el euro, el nuevo marco alemán aumentaría 20% por encima de su tasa de cambio oficial.

Esto les permitiría a los estados del sur regresar al trabajo y frenar el superávit comercial crónico de Alemania. Esta ruta sería cataclísmica, pero llevaría al final de la crisis y sentaría las bases de una nueva Europa.

La canciller alemana explicaría que no todos deberían estar de acuerdo con la petición alemana y, entonces, Alemania implementaría un plan separado para dejar el euro.

Neil Record

4. Cómo volver a denominar las divisas

Una ruptura de la Eurozona implica una necesidad de volver a denominar contratos hechos con euros en las divisas nuevas. Esto es clave en bonos, préstamos, depósitos y otros instrumentos financieros.

Este proceso es complicado por varias restricciones legales. Los diferentes instrumentos financieros están regidos por diferentes leyes y varios instrumentos denominados en euros son gobernados por leyes extranjeras, especialmente leyes inglesas.

Los gobiernos de la Eurozona no pueden cambiar las leyes extranjeras y no pueden fácilmente volver a denominar activos de leyes extranjeras.

Debido a que existen decenas de trillones de contratos con denominación en euros que están basados en leyes extranjeras, ese podría convertirse en un problema potencial.

Nuestro plan hace hincapié en la importancia de facilitar un proceso ordenado de reconversión monetaria en todos los procesos de ruptura.

Esto incluye la necesidad de una canasta de UME-2 para resolver los reclamos de un desmembramiento del euro, en los que el euro cesará de existir.

El UME-2 constituiría un puente entre el euro (que no existiría dado un desmembramiento) y las nuevas divisas nacionales.

El concepto de la UME-2 ayudaría a evitar conversiones arbitrarias de la divisa y prolongadas batallas legales sobre la reconversión.

En la ausencia de un proceso eficiente de reconversión, un desmembramiento de la eurozona podría ser devastador y podría ver un congelamiento completo del sistema financiero global.

Jens Nordvig

5. Dividir la eurozona en dos para frenar la fuga de divisas

Mi enfoque está diseñado para permitir una transición ordenada de la Eurozona a dos o más regiones y prevenir el flujo especulativo de capitales, que podría forzar la salida de un país de la Eurozona.

Estas nuevas regiones tendrían su propio banco central, su propia política monetaria y una unidad monetaria.

Todos los euros serían tratados de forma igualitaria y serían cambiados por una canasta de nuevas divisas a una tasa fija y acordada.

Todos recibirían una canasta de nuevas divisas y sería su decisión la divisa con las que harán los intercambios.

El valor de liquidación de los actuales contratos denominados en euros y la deuda podría ser determinado por la tasa de cambio y el valor relativo de las nuevas divisas.

Tras la separación, la competitividad puede ser restaurada por el país o los países salientes por medio de una devaluación gradual, usando tasas más altas de interés y la inflación.

Tasas más altas de interés previenen un colapso repentino de la divisa y frenan la fuga monetaria.

Asimismo, cualquier renegociación de la deuda o cesación de pagos de la misma podría manejarse de forma separada.

Y, a diferencia de una estrepitosa salida, los ahorristas en los países salientes no son castigados y los especuladores no son premiados. El proceso puede dar tiempo para la migración hacia los nuevos regímenes monetarios.

Debido a que reduce el riesgo del flujo especulativo de capital, el enfoque Newny-New Euro-White (New and New Euro Yolk) podría también apoyar la Eurozona a mantenerse unida.