El instrumento musical que produce un sonido similar a las maracas no entrará a los estadios luego de un incidente en un estadio en Salvador.

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Caxirola, la vuvuzela brasileña ya fracasó

Una especie de maraca auriverde con forma de granada creada para el Mundial-2014 y que buscaba ocupar el lugar de la vuvuzela en Sudáfrica, quedará fuera de los juegos de la Copa FIFA Confederaciones al ser considerada peligrosa por los organizadores.

27 de mayo de 2013

"No se permitirá la entrada de hinchas con ningún instrumento musical y la caxirola entra en este renglón. Estamos adoptando esto ya en los juegos test y en la Copa Confederaciones esa regla también va a valer", explicó este lunes Hilário Medeiros, gerente de seguridad del Comité Organizador Local (COL) del Mundial.

La caxirola fue catalogado de "superior" por la presidenta Dilma Rousseff e inventada especialmente para el Mundial-2014 por el músico brasileño Carlinhos Brown. Pero la ruidosa vuvuzela, a diferencia de la caxirola, ya era usada por los hinchas sudafricanos décadas antes del Mundial.

La prohibición de instrumentos musicales, que incluye también los tradicionales tambores, regirá desde este domingo para el amistoso entre Inglaterra y Brasil en el Maracaná de Rio de Janeiro, que servirá de evento test para el mítico estadio.

La 'revuelta de las caxirolas'
La Copa FIFA Confederaciones se celebra del 15 al 30 de junio en seis de las 12 sedes del Mundial. Una de ellas es Salvador de Bahía (noreste) y fue allí donde arrancó la polémica que llevó al veto de la caxirola.

El 28 de abril, durante un clásico Bahía-Vitoria, celebrado en el estadio mundialista por el campeonato bahiano, hinchas furiosos con el resultado lanzaron decenas de estos instrumentos al campo, en lo que la prensa bautizó como la "revuelta de las caxirolas". Desde entonces, la FIFA y el COL evaluaban su uso para la Confederaciones, ya que podía ser utilizada como un arma. Su prohibición para el Mundial del año que viene aún no fue confirmada.

En el estado de Bahia (noreste), la policía prohibió su uso para juegos de cualquier torneo local. Consultado por la AFP, el ministerio de Deportes dijo que no se iba a pronunciar sobre la prohibición.

Negocio en riesgo
El instrumento diseñado por Brown, un reconocido poeta, percusionista y artista brasileño, se inspiró en el caxixi, un cestito cerrado con semillas o arroz dentro, que acompaña danzas y ritos afrobrasileños, como la capoeira. "Para mucha gente, la vuvuzela era muy ruidosa, pero la verdad es que nadie la olvida. Ella nos indicó que debíamos continuar en el ritmo y como músico no podía parar. Ahí surgió la caxirola, un poco menos ruidosa", explicó Brown en septiembre de 2012, cuando el instrumento fue aceptado como uno de los 96 proyectos del programa oficial del gobierno para promocionar el Mundial.

El 23 de abril fue lanzada en Brasilia y hasta ahora era distribuida de forma gratuita en algunos juegos celebrados en los estadios de la Copa. "Creo que la caxirola forma parte no sólo del fútbol, sino de la inmensa capacidad de nuestro país de hacer un instrumento mucho más bonito que la vuvuzela", señaló entonces Rousseff, que se tomó fotos agitando la maraca.

La caxirola, que según el ministerio no recibe financiamiento gubernamental, representa un negocio de 1.500 millones de reales (unos 750 millones de dólares al cambio actual), según publicó recientemente la revista Veja.

La multinacional The Marketing Store en Sao Paulo (sudeste), que las fabrica y distribuye, espera vender por lo menos 50 millones de estas maracas a 30 reales (15 dólares) cada una hasta 2014. "Aún prohibida (en los juegos del torneo), la producción y distribución se mantendrá igual. Es un producto oficial del Mundial que será vendido, sólo que no entraría al estadio", explicó a la AFP un vocero de The Marketing Store que no quiso identificarse.

Un portavoz del ministerio de Deportes aclaró igualmente que, pese a la prohibición, la caxirola "no deja de ser por ahora" un instrumento de promoción del Mundial. Así, sin vuvuzela, caxirola, tambor o trompeta, a los aficionados en los estadios de la Copa no les quedará más que volver apelar a la garganta, los silbidos y los aplausos.


Afp/D.com