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La educación integral, un compromiso

Para EAFIT, el desarrollo de habilidades blandas en los estudiantes será clave en la adaptación que tendrán que hacer las instituciones de educación superior a una nueva realidad.

12 de junio de 2020

Siguiendo sus principios fundacionales, la Universidad EAFIT no solo se acogió a los protocolos recomendados por el Gobierno Nacional, como el uso de herramientas virtuales para continuar sus labores académicas y así proteger a la comunidad educativa de los riesgos que conllevan la pandemia causada por el Covid-19, sino que además se dio a la tarea de proponer iniciativas para ayudar a frenar, mitigar y superar una crisis sin precedentes en los últimos años.

Por supuesto, además de los esfuerzos que ha hecho la institución con diferentes proyectos para apoyar la gestión de varias entidades públicas en la atención de la pandemia, la crisis ha sido una oportunidad para revisar y adaptar las diferentes metodologías de sus programas a una nueva realidad en la que la virtualidad ha cobrado más protagonismo. 

Para Diego Leal, director del Centro para la Excelencia en el Aprendizaje y la Innovación Educativa de EAFIT, uno de los mayores retos en esa transición tiene que ver con garantizar que se cumpla la promesa de valor que se le hace al estudiante cuando entra a un programa específico. “Y es que más allá de que los canales digitales adquieran una mayor relevancia, lo que tenemos que entender es que hay resultados de aprendizaje y aspectos de las competencias profesionales y básicas que no se van a poder desarrollar de manera digital, sino que van a requerir la presencialidad, como por ejemplo la interpretación musical, los laboratorios especializados, entre otros”, explica Leal.

Así las cosas, será necesario entender, revisar e identificar los procesos pedagógicos en las diferentes modalidades y resignificar lo que ocurre en las aulas de clase. Frente a esa necesidad, EAFIT estableció cómo se combinarán las actividades presenciales, digitales y virtuales; cuáles serán las herramientas para acompañar cada uno de esos procesos de aprendizaje en lo remoto y lo presencial e, igualmente, cuáles serán las rúbricas y técnicas de evaluación que se van a realizar de acuerdo con cada una de estas metodologías, tecnologías y tipologías que se establezcan para las diferentes materias. 

Sin embargo, esos planteamientos no responden a ajustes improvisados motivados por la coyuntura, sino que hacen parte de un proceso de transformación del modelo educativo que desde mucho antes venía desarrollando la universidad. Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT, explica que esta transformación está pensada en los diversos desafíos que representa la cuarta revolución industrial, como los cambios en la relación entre el profesor y el estudiante y en la posibilidad de acceder fácilmente a la información que la humanidad ha acumulado en su historia. “El sistema educativo debe, entonces, aprender a crear los métodos para entregar a las personas formación para toda la vida. Y como una parte esencial de la educación es ayudar a las personas a encontrar sus habilidades, la educación no puede ser solo para el hacer, sino también para el ser.”, profundiza el rector.

En esa hoja de ruta que busca la adaptación hacia el futuro, denominada Itinerario EAFIT 2030, se pretende formar profesionales integrales capaces de desenvolverse en los entornos de la cuarta revolución industrial y que, además de conocimientos en temas de inteligencia artificial, machine learning, internet de las cosas, nanotecnología o hosting, también tengan habilidades como flexibilidad cognitiva y pensamiento crítico, recursividad para la innovación, habilidades blandas en racionamiento e inteligencia emocional, polivalencia y alta capacidad para trabajar en equipos presenciales y virtuales, entre otras.

Por eso, la universidad ha desarrollado iniciativas como el Proyecto Kratos y otro tipo de escenarios que plantean otras maneras de interacción y trabajo compartido que le apunta al fortalecimiento de dichas capacidades, tanto básicas y tradicionales, como blandas. “Con la pandemia algunas de esas capacidades adquirirán mayor relevancia y una nueva dimensión, especialmente las comunicativas, de coordinación, cooperación, división del trabajo, articulación, etc.”, explica Mejía Arango

Para EAFIT, el gran reto será seguir fortaleciendo las experiencias de aprendizaje para que estas competencias se aborden tanto desde lo curricular como en todas las actividades que los estudiantes tienen a su disposición.