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Vasos biodegradables, producidos con almidón de maíz, se reciclan y van a una planta de compostaje para producir abono para las plantas.

Sostenibilidad

En la era biodegradable

Después de cinco años de investigación, el grupo colombiano Phoenix Packaging inició la producción de vasos plásticos biodegradables, con la garantía de reciclarlos y convertirlos en abono orgánico. Avianca es una de las primeras empresas en utilizarlos.

24 de noviembre de 2009

Phoenix Packaging, Control Ambiental y Avianca se convirtieron en las tres primeras compañías en apostarle a uno de los proyectos más grandes en materia de sostenibilidad ambiental en Colombia: el uso de vasos plásticos biodegradables, fabricados a partir de almidón de maíz, y el seguimiento a cada uno de ellos para que, una vez cumplan el ciclo de vida, se reciclen y transformen hasta convertirse en abono natural para las plantas.

Inicialmente, los vasos se producen con materias primas importadas y tienen una resistencia de 40º C; es decir, son solo para servir bebidas frías. Sin embargo, Phoenix está realizando investigaciones para ver la posibilidad de producir la materia prima en el país y desarrollar vasos con mayor resistencia.

"La diferencia que tiene este proyecto con respecto a otras iniciativas de bioplásticos en América Latina, es que por primera vez en el país la empresa fabricante de vasos plásticos se involucra en la etapa de disposición final del producto para asegurarse de que en realidad retorne a la naturaleza", sostiene Giovanna Cruz Nieto, líder de proyectos de negocio de Phoenix Packaging Group, uno de los conglomerados más grandes de América Latina, dedicado al diseño y fabricación de empaques plásticos y productos desechables para la industria y para el consumo masivo.

El Grupo Phoenix fue constituido en 1999 con la integración de las empresas colombianas Multidimensionales y Plasdecol; las venezolanas Inversiones Selva, Vasos Venezolanos, Venco y Estireno del Zulia, y en 2003 se integró al Grupo Envases Cuautitlán de México. Actualmente tiene sede en más de 30 países y en Colombia su facturación asciende a $175.318 millones anuales.

Hace cinco años, la filial de este conglomerado en el país tomó la decisión de explorar nuevos proyectos de negocio con la idea de innovar sus productos y buscar un diferencial frente a sus competidores. "Fue así como, siguiendo las tendencias internacionales de pensar en productos amigables con el medio ambiente, inició una ardua investigación para encontrar materiales que permitieran el desarrollo de productos biodegradables", cuenta Luis Fernando Mejía, gerente de ventas Foodservice del Grupo.

Como resultado de la investigación, encontró que podían reemplazar el polipropileno, el poliestireno y el pet, que actualmente se usan para la elaboración de los vasos plásticos desechables, por almidones de maíz, de los cuales se extraen azúcares para producir ácido láctico y luego convertirlo en PLA (Ingeo) para la producción de biopolímeros. Phoenix también descubrió que en Colombia existe una planta de compostaje que tiene la capacidad de incorporar el PLA a sus procesos para producir biabono. Así pues, se dio a la tarea de implementar un modelo de negocio que les permitiera a sus clientes ampliar su compromiso con el medio ambiente y generar ahorros a largo plazo.

Aunque el costo de estos vasos es 30% superior al de los vasos tradicionales, Avianca decidió adquirirlos para ofrecer bebidas frías en las salas VIP y en el servicio a bordo, pues considera que el modelo de negocios propuesto por Phoenix tendrá impactos significativos, tanto para las empresas como para el país. Por el lado de las empresas, porque el consumidor es cada día más exigente con lo que compra y las preferencias se inclinan hacia el uso de productos y servicios de las marcas que cuidan el medio ambiente, y para el país porque se garantiza la conservación de sus recursos naturales.

Ganando mercado

El libro Inteligencia ecológica, de Daniel Goleman, hace alusión a una investigación de mercado realizada por Procter & Gamble en la que revela que un 10% de los consumidores en el mundo estaría dispuesto a pagar más por un producto superior desde el punto de vista del medio ambiente y que un 75% compraría productos que favorecen la sostenibilidad.

Esta mayor coincidencia de los valores de los consumidores con sus decisiones de compra hará que la lucha por conseguir una ventaja competitiva sea más encarnizada y que las empresas de todos los sectores se muevan hacia la búsqueda de mecanismos que les permitan demostrar su compromiso con el medio ambiente, diferenciarse de la competencia y ganar mercado.

En este sentido, las iniciativas alrededor del plástico se perfilan dentro de las más apreciadas por el consumidor del futuro, ya que se trata de un claro ejemplo de material cuya biodegradación es cada vez más necesaria. Estadísticas internacionales indican que los vasos y bolsas plásticas tradicionales pueden tardar entre 400 y 1.000 años en biodegradarse. El problema es mayor si se tiene en cuenta que en el mundo aún no hay conciencia alrededor del reciclaje, lo que quiere decir que muchos materiales entran en contacto con el medio ambiente representando un grave peligro para el ecosistema.

Según el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas), en España se consumen cerca de cinco millones de toneladas de plástico al año, de las cuáles únicamente se reciclan unas 700.000, el resto va a parar a los rellenos sanitarios.

En Colombia no se tienen estadísticas sobre el reciclaje de plásticos. Es evidente que, en la medida en que crezca el interés de las empresas por trabajar en el tema, será posible preservar el medio ambiente y, así mismo, generarles ahorros.

David Apraex, gerente comercial de la empresa Control Ambiental de Colombia, dice que por cada tonelada de residuos que se envían a los rellenos sanitarios las empresas deben asumir un costo, y si la decisión es incinerar algunos desechos para reducir el volumen que va para los rellenos sanitarios, también hay que pagar un valor, el cual se estima en $1.100 por kilo.

Esto quiere decir que si las empresas se comprometen con el desarrollo de productos biodegradables e invierten en programas que garanticen la correcta disposición de los residuos, será posible generar ahorros a largo plazo y lograr una mayor afinidad con el consumidor.