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OPINIÓN ONLINE

¿Cómo saber si un jefe es líder o solo un jefe?

Es más fácil ser jefe que líder. Y lo más difícil es ser un verdadero líder que inspire.

Claudia Varela
26 de febrero de 2017

En la medida en que se crece en las organizaciones y que se asumen nuevos retos y posiciones, se gana seniority y también se vive en un mundo diferente, más competitivo, con más responsabilidad y seguramente algo más de salario.

El tema con los años también está en la dificultad que genera lograr que te inspiren. Los jefes ya se vuelven más figuras jerárquicas que realmente fuentes de poder de energía, como cuando estamos muy jóvenes y todo parece más grande.

La reflexión no está solo en evaluar las bondades y defectos del propio jefe sino en entender también qué hago yo mismo para inspirar a otros y hasta dónde me dejo influenciar e inspirar por otros.

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Todo el mundo ahora busca generar impacto y cambiar de alguna manera el status quo pero, ¿qué tan fácil puede ser cambiar lo establecido? Realmente no importa el nivel de dificultad, lo relevante es transformarlo. Tal vez, a veces no sea necesario cambiarlo sino más bien adaptarlo y mejorarlo.

Como jefes, ¿hasta dónde generamos empatía, cercanía e inspiración?... y como subordinados, ¿hasta dónde nos permitimos la amplitud de corazón de permitir que otros nos inspiren?

Hay muchas premisas básicas para realmente volverse un jefe inspirador. Comparto aquí 3 que considero básicas e importantes:

1. Ser genuino y real, espontáneo. Esto definitivamente genera credibilidad. Pero hay que poner atención en que la autenticidad haga fit con la empresa, con su cultura y sus valores, de lo contrario no será auténtico sino mal leído.

2. Comunicación asertiva. Esa es más difícil de lo que parece. Se trata de decir con las palabras y el tono adecuado lo que necesitamos que el otro escuche. He entendido conociendo jefes, colegas y subordinados que no se trata siempre de un gran mensaje pero de un buen nivel de concreción que lleve a mensajes claves. Corto pero conciso y directo.

3. Dar ejemplo. Esto se vuelve complejo y retador. Por supuesto nadie puede ser ejemplo de vida en absolutamente todas las variables pero sí podemos fortalecer las que más nos interesa proyectar y volverlas parte de nuestro ADN. Si el tema es pasión, hablemos siempre y actuemos con pasión, si es cumplimiento no lleguemos tarde a las reuniones y cumplamos con las fechas, si es respeto, escuchemos con atención y demos valor a las opiniones ajenas, por ejemplo.

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Regreso entonces a la pregunta del millón: ¿Es su jefe líder o solo jefe? ¿Cumple su jefe con las tres premisas básicas anteriores o las que sean importantes para usted mismo? Creo que todos los verdaderos líderes tienen algo que les permite ser inspiradores, no tienen que ser veinte cosas pero aunque sea solo una que usted quisiera hacer o aprender. Es más fácil ser jefe que líder. Y lo más difícil es ser un verdadero líder que inspire.

Lo importante no es buscar ser fuente de inspiración per ce por un tema de narcisismo. La inspiración es el resultado de un conjunto de acciones, de coherencia, de afinidad, respeto y admiración que se deben tener por un líder. En otras palabras los líderes que inspiran no buscan serlo, no es su objetivo, lo logran por lo que ellos en esencia son.

A manera de símil, tomo para cerrar, la frase de Steve Jobs cuando en 2003, coincidiendo con la presentación de la tercera generación del iPod, el New York Times plasmaba en un artículo sobre el gadget la siguiente frase: El diseño no es solo la apariencia, el diseño es cómo funciona.

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