Los nuevos dilemas de la educación virtual | Foto: Getty Images

ANÁLISIS

Los nuevos dilemas de la educación virtual

En medio de la coyuntura por la covid-19 la virtualidad se convirtió en la única opción para el sistema educativo. Sin embargo, ¿realmente estamos construyendo el camino idóneo para un modelo de aprendizaje exitoso a largo plazo?

Santiago José Castro*
9 de julio de 2020

Uno de tantos memes que hoy nos llegan a través de redes sociales sugiere que ha hecho más por la educación en línea (virtual) la covid-19 que cualquier director de Sistemas o de Tecnología en la historia. En la pandemia, los comedores transitaron a ser aulas de clase para los niños y niñas en casa y el televisor de la sala se convirtió en el aula máxima. 

Se expresa a los cuatro vientos que transitamos a la modalidad virtual de un momento a otro y los más reticentes al cambio tratan de dar clase, o participar en alguna junta, desde su computador o celular.  

A comprar licencias de Zoom, capacitar en Microsoft Teams, convocar reuniones en Google Hangouts, enviar uno que otro video o texto vía WhatsApp, hacer sesiones en Facebook live y seguir invadiendo cualquier campo aún disponible para el ocio, en aras de llenarlo de contenidos. 

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La palabra de moda es “webinar”, cambiamos el tradicional “te llamo al rato” por un “te cito por Outlook” o “mándamelo por WhatsApp”. Hemos encontrado un nuevo mundo que no respeta fronteras, idiomas o culturas. Se entera primero un japonés sobre un temblor en Haití que los mismos haitianos y el mundo se aplanó, como diría Thomas Friedman.  

El problema es que salimos al gran mar que nos conduce al nuevo mundo sin brújula y recordando el sueño profundo en el que estábamos cuando nos enseñaban a navegar con las estrellas. Estamos hoy en línea, pero muchas veces sin línea.  

Trasladar las sesiones de clases del salón en campus a una plataforma digital, sin haber tenido en cuenta el diseño instruccional que ello requiere es un error que toca cometer por la premura del tiempo, pero que no debe asumirse como el tránsito a una nueva modalidad. Quienes dicen cosas como “ya estamos 100% en línea” deberían agregar “pronto diseñaremos un nuevo modelo para el aprendizaje”.  

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La educación debe evolucionar, sin duda, la política también, pero no podemos olvidar que el avance por el avance, acelerar para abrir camino, sin pensar hacia dónde queremos ir; puede resultar tan caro para la humanidad como aquellos tantos premios nobel que nos dejaron suficiente arsenal para hacer estallar mil veces el planeta tierra.   

*Chief Learning Officer de Lottus Education