Contra el cronómetro

Transmilenio es casi ya es un sistema de transporte al borde del colapso, la situación empeora con el suministro desordenado de los buses articulados, que aparentemente no tiene ninguna sincronía. Hay rutas que pueden tardar media hora en pasar saturando estaciones con viajeros, sobre todo en horas pico, y luego envían hasta 10 buses seguidos de esa misma ruta, desocupando sí la estación pero saturando la estaciones con filas de buses recogiendo y dejando pasajeros. La situación es tal, que en las estaciones la intolerancia se agudiza, generando inconvenientes entre los usuarios del sistema: peleas, empujones, accidentes, entre otros.