La ‘U’ colombiana que exporta educación a África

De acuerdo con el rector de la universidad, padre Harold Castilla, gracias a una suma de factores e impulsos institucionales, se logró un acuerdo para que el sistema educativo de la institución colombiana fuera implementado en Iutea, un centro eudista de educación superior en ese país africano. Los resultados ya se están viendo.

En el informe “Buenas Prácticas de Cooperación Sur – Sur y Triangular para el Desarrollo Sostenible”, se destaca el caso de Uniminuto y la exportación de su modelo. Este documento, emitido por la Oficina de Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur, considera el plan de exportación del modelo educativo de esta universidad como uno de los 10 casos de educación superior más exitosos de cooperación en esta zona.

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Según Castilla, el primer aspecto que ayudó a consolidar el proceso es que en Costa de Marfil también tiene una presencia importante la comunidad Eudista y ellos evidenciaron que era necesario modificar las condiciones de educación en las universidades de ese país.

Castilla argumenta que es claro que los programas educativos universitarios no estaban ayudando a reducir la desigualdad social ni de género y la falta de oportunidades para una buena parte de la población. La pregunta es clave, pues se supone que la educación es uno de los grandes generadores de cambios en la estructura social de los países.

Así que se preguntaron si era posible llevar el modelo educativo desde Colombia, por cuenta del éxito que éste ha tenido en el país. Actualmente la Uniminuto cuenta con 120.000 estudiantes, 5.000 profesores, con presencia en 70 lugares del país y cuenta con un sistema nacional integrado de rectorías y vicerrectorías que permiten tener un impacto regional, según Castilla, al servicio de la formación.

El proyecto de implementar el esquema en ese país africano ha contado con el apoyo de muchas otras instituciones como la Conferencia Episcopal Italiana, la Cancillería, el gobierno y empresarios brasileros.

Una de las clases en Iutea, en Costa de Marfil África. Esa universidad adoptó el modelo de Uniminuto de Colombia

“Costa de Marfil tiene muchas necesidades, una situación de pobreza crítica y muy baja cobertura educativa. Apenas 20% de la población en edad de entrar a la Universidad, lo logra”, explicó.

En concreto, ¿qué es lo que exporta la Universidad?

Sobre todo una forma de realizar la enseñanza. “Toda nuestra apuesta está conforme a la identidad misional eudista. Estamos pensando en formación integral y humanista. Así, tenemos una identidad misional con los más necesitados. Por eso hemos logrado muchos avances en materia de cobertura”, comentó Castilla.

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Este último aspecto, la cobertura, es para ellos muy importante, pues es lo que los ha impulsado a ofrecer oportunidades regionales. Buscan desconcentrar la oferta educativa, lo que va a compañado, según Castilla, de una enorme pertinencia.”Desarrollamos productos educativos pertinentes, para que los programas tengan impacto real en el desarrollo de las comunidades”.

El foco regional les plantea como exigencia diseñar programas que ayuden a resolver problemas específicos: por ejemplo, es necesario un énfasis en temas agrícolas o medio ambiental o en desarrollo de infraestructura, dependiendo del lugar donde viven los estudiantes y tienen pensado desarrollar su carrera profesional.

También se enfocan en impulsar el emprendimiento, la innovación social, la soberanía alimentaria y superación de la pobreza; el foco está igualmente en el cooperativismo y la economía solidaria.

El próximo año, el objetivo es establecer, por medio de un estudio de prefactibilidad, a qué otros países se puede exportar el modelo. En la mira están naciones de Centroamérica como Nicaragua y Honduras y de Suramérica como Perú, Ecuador y Paraguay.

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El caso de Uniminuto muestra que es posible diseñar programas pertinentes para que las poblaciones vulnerables logren acceder a educación de calidad que les ayude a resolver problemas específicos en sus regiones.

A esta historia hay que hacerle seguimiento para detectar los nuevos caminos que se abren en el esfuerzo de muchos países por erradicar la pobreza y la falta de oportunidades. La educación es la llave que abre la puerta de la prosperidad y el desarrollo.