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TRANSFORMACIÓN DIGITAL

¿Es rentable tener un ‘data center’ propio en la era de la nube?

Se hace necesaria mucha agilidad, inversión, eficiencia y la suma de la mayor cantidad de colaboradores posibles.

4 de julio de 2018

Las tecnologías disruptivas son imparables y su impacto en las organizaciones también. Grandes inversiones han hecho compañías de todos los tamaños para sacar adelante sus propios proyectos de transformación tecnológica, mientras que la digitalización avanza con acelerador.

Todo en un entorno en el que aparecen nuevos modelos de negocios, así como retos relacionados con la relevancia de la economía móvil, el ‘boom‘ del comercio electrónico, la digitalización de industrias verticales y por supuesto, la ciberseguridad. Se hace necesaria entonces de mucha agilidad, inversión, eficiencia y la suma de la mayor cantidad de colaboradores posibles.

En todo este cúmulo de factores, empiezan a surgir preguntas para saber, por ejemplo, si vale la pena invertir un ‘data center’ propio o centro de procesamiento de datos en una compañía, cuando a la disposición están plataformas y servicios en la nube.

Para Leonardo González, especialista de la firma Vmware para América Latina, no se trata de una opción en la otra, sino que muchas veces se trata de hacer una integración basada en las necesidades particulares de cada compañía para que los negocios puedan contestarle a sus clientes como lo requieren.

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Asegurando que más del 70% de quienes hablan de centros de datos en la región se asesoran con ellos, sostiene que tanto en el sector privado como el público, quienes tengan algún nivel de centros de cómputo deben estar conscientes de que requieren que la transición de sus centros se haga con agilidad, adaptándose a las tecnologías que emergen y en un entorno muy seguro.

Recuerda que cuando él empezó a trabajar en estos temas se hablaba mayoritariamente de silos, con lo que los centros de cómputos eran aislados en ese sentido. Luego, las empresas comenzaron a darse cuenta que no necesariamente tenían que volverse expertos y empezaron a transferirle estos asuntos al ‘outsourcing’, que luego pasó a ser software como servicio (SaaS, por sus siglas en inglés).

Ahora, al subirse literalmente en la ‘nube’, con distintos proveedores, cada nube tiene diferencias al momento de operar. “Lo que pasa ahora es que todas estas nubes tienen formas distintas de trabajar. Necesitan un especialista en cada tipo de nube. Nosotros estamos trabajando en cross-cloud, manteniendo los temas de seguridad sin tener que transformar las aplicaciones”.

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De acuerdo con Andrés Cifuentes, de Xertica, hay aspectos que históricamente marcan un proceso de migración a la nube. Porque lo que hacen primero es migrar lo menos importante como una señal de aversión al riesgo, cuando debería ser al revés.

“Vemos dos tipos de organizaciones; unas que le tienen miedo a la nube, suben sistemas adyacentes a sus sistemas principales y las empresas que creen firmemente en la nube, que llevan tiempo y empiezan a moverse en temas principales de la compañía”, dijo Cifuentes en un diálogo con Dinero.

Lo que hoy es software como servicio (SaaS, por sus siglas en inglés) se ha convertido en un jugoso negocio que hoy en día tiene involucrados a casi todas las más grandes empresas de tecnología. Lo hace Amazon con AWS, lo hace Google con Google Cloud, lo hace Microsoft con sus servicios de Azure y Oracle está moviéndose a toda velocidad para presentarse en el mercado con bases de datos autónomas y plataformas integradas.

González se atreve a decir que no hay empresa hoy en día que no tenga un servicio de nube y que aunque la mayor parte dice que no lo tiene, no significa necesariamente que sea así, porque aunque no haya una estrategia para la nube, tienen servicios tan básicos como el correo electrónico.  

“En nuestra región todavía los clientes privados siguen desarrollando sus centros de cómputo. Tal vez en los próximos años, en el 2021 estaremos viendo más de 30% de cargas de datos en las nubes”, agrega el directivo de Vmware.

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En palabras de González, uno de los pasos que está faltando es la hiperconvergencia y por el otro, pensar erróneamente que la transformación digital es un asunto de tecnología, cuando es un tema de procesos y de transformación profunda de los roles de cada uno de los individuos de las empresas.

El rol de la persona que estaba pendiente de seguridad estaba resolviendo problemas, ahora tienen que identificar tendencias, amenazas y cómo están preparados para esas amenazas. Lo que estaba pasando era muy poca prevención y mucha reacción.

Según el Eset Security Report 2018, que consultó a directivos de cerca de 2.500 empresas de América Latina, la principal preocupación para las empresas es el ransomware, el código malicioso que secuestra la información de las víctimas para luego pedir un rescate y cuya popularidad escaló a nivel mundial, luego de varios casos con impacto mediático durante el 2017. Estas preocupaciones ratifican la trascendencia de la ciberseguridad en la era de la nube.

Lo cierto es que son muchas las empresas que están haciendo la migración de sus propios centros de procesamientos de datos hacia la nube, aunque cada caso es particular y requiere de asesoría especializada para evadir errores.

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