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Junto con la tecnología, una de las pasiones de Galvis es el deporte, en particular el fútbol, que jugó casi a nivel profesional. | Foto: fotografía_ Cortesía Microsoft

JAIME GALVIS

¿Quién es el nuevo gerente de Microsoft en Colombia?

Tras 22 años en la multinacional, el nuevo gerente general de Microsoft en Colombia tiene grandes planes para que, con tecnología, el país pueda pasar la página de la pandemia.

28 de julio de 2020

Luego de casi 10 años fuera del país, viviendo en una cultura muy distinta a la colombiana, el caleño Jaime Galvis sintió que era el momento de regresar y, aunque no lo ha podido hacer físicamente por las dificultades de la pandemia, desde el primero de julio está de forma virtual dirigiendo las operaciones de Microsoft en Colombia.

Galvis ha sido un profesional precoz. Pese a no haber estudiado ingeniería de sistemas, sino industrial, llegó al sector de tecnología desde antes de graduarse en la Universidad de los Andes.

Comenzó en Oracle en 1995 y, en poco tiempo, luego de aprender las minucias técnicas del tema de bases de datos y de servidores, fue gerente de su área. Allí se estrenó como jefe y aprendió a armar equipos de trabajo para sacar el potencial de cada uno.

A los dos años le ofrecieron ir a trabajar a Microsoft, empresa en la que ha crecido profesionalmente y donde ha podido desarrollar su pasión por crear cosas.

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Arrancó atendiendo las Pymes y luego al sector académico, lo que le permitió ser más consciente del gran poder de la tecnología en la educación. Después, de la mano de Orlando Ayala, exvicepresidente mundial de Microsoft y quien se convirtió en su mentor, empezó a desarrollar nuevas verticales para la empresa, como la del sector Gobierno, que hasta ese momento no era considerado como un cliente, pese a que la tecnología es clave para la modernización del Estado.

En esa área estuvo tres años y medio, al tiempo que seguía trabajando en temas de educación. Le surgió entonces un nuevo reto, que vino con la aparición del software libre, es decir, una nueva competencia para Microsoft.

Para enfrentarla, se le ocurrió crear un curso virtual para formar universitarios en el uso de los programas de Microsoft, con la promesa de que los 10 mejores serían contratados.

En ese momento la educación virtual no era lo que es hoy y, sin embargo, se presentaron 1.500 estudiantes. En la segunda versión fueron 5.000 y su idea de la Microsoft Virtual Academy, como fue bautizada, fue exportada a otros países, hasta que se convirtió en un programa global de la multinacional, que allí preparó a 13 millones de personas.

La academia cerró hace dos años porque se creó Microsoft Learning, una nueva plataforma educativa con mayores capacidades.

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Durante ese tiempo, Galvis fue avanzando en el organigrama de la empresa y, junto con su esposa, con quien se casó muy joven, tomaron la decisión de criar a sus dos hijos fuera del país y el destino elegido fue Dubái.

Aunque inicialmente no estaban seguros de si era conveniente mudarse a una ciudad musulmana, se dieron cuenta de que es una urbe muy occidentalizada y hecha para expatriados, donde toda la comunicación es en inglés. Así que se mudaron y allí él también siguió avanzado en la compañía. Su área de trabajo se convirtió en toda África, una región con 80 países y 5 zonas horarias.

Destaca su trabajo con Microsoft Cloud Society, un programa diseñado para entrenar a las personas en el uso de la computación en la nube, donde entrenan a unas 220.000 personas de la región.

Así mismo, ha trabajado con los gobiernos africanos en temas de conectividad con sitios remotos, telemedicina y teleagriculutura. Su apuesta ha sido por la tecnología con enfoque social y su plan es replicar ese trabajo en Colombia.

Cuando le propusieron regresar, no lo dudó mucho, pues está convencido de que le llegó su momento de ayudar a hacer un nuevo país. "En Colombia aún hay mucha ruralidad que está marginada y un elevado desempleo, que son temas que se pueden atender con tecnología", insiste.

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Cree que la pandemia va a servir para que el país pueda buscar soluciones más rápidas a sus problemas y que, con entidades como el Sena, se puede capacitar a muchas personas en las nuevas habilidades que requiere la economía. Por eso es que ya no es adecuado pensar más en el PIB, sino en el bienestar social y la tecnología, las claves para alcanzar esa meta.