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Uribe admite que le gusta asumir riesgos y busca los cargos en los que pueda aprender y desarrollar su carrera.

PERFIL

Un colombiano preside operaciones en Latinoamérica de Kimberly-Clark

El nuevo presidente de Operaciones en Latinoamérica de Kimberly-Clark tiene una extensa carrera en multinacionales. Su meta es crecer en ventas y en conexión con los consumidores.

14 de noviembre de 2020

Aunque de pequeño Gonzalo Uribe quería ser veterinario, la vida lo llevó por otros caminos, que le permitieron volver realidad el sueño de muchos profesionales que aspiran a trabajar en una multinacional para poder viajar y vivir en otros países.

Recuerda que se inclinó por la Administración de Empresas, se graduó del Icesi, porque consideraba que era una carrera que le permitiría desarrollarse en diversas áreas como mercadeo, finanzas, logística u operaciones y estuvo bastante acertado en su pronóstico, pues en su trayectoria profesional ha trabajado en todas esas áreas.

Antes de graduarse tuvo la oportunidad de hacer prácticas en la multinacional Nabisco Royal, en su sede de Palmira, en el área de mercadeo. Gracias a su desempeño, decidieron engancharlo. Allí estuvo tres años y dio sus primeros pasos como gerente de producto.

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Su siguiente parada fue otra multinacional, Warner-Lambert, que tenía negocio de laboratorio farmacéutico y también de confitería, con una marca muy destaca: Chiclets Adams. Entró justo a esa unidad y estuvo hasta el año 2000, cuando inició su periplo internacional y un ‘máster‘ en cómo sobrevivir al constante cambio de dueños que se ha dado entre las grandes corporaciones de consumo masivo.

Ese año Warner-Lambert fue adquirida por Pfizer, firma a la que le interesaba el negocio farmacéutico, por lo que tres años después vendió la parte de confitería a la británica Cadbury. Antes de que ese negocio se materializara, Uribe fue trasladado a México para ser gerente de confitería para ese país, Centroamérica y el Caribe. No lo pensó mucho. Tenía 29 años, estaba recién casado y con ganas de aprender.

En México estuvo hasta 2005, cuando el nuevo dueño, Cadbury, le ofreció manejar la operación completa en Venezuela. “Fue un cambio disruptivo. Una gran oportunidad de carrera porque aprendí a lidiar con controles de precios, restricciones a las importaciones, temas laborales y riesgo país”, precisa.

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En Venezuela estuvo 4 años y la siguiente parada fue Perú, donde manejó un clúster conformado por ese país, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay. Sin embargo, dos años después, Cadbury fue adquirida por Kraft, otra gigante de alimentos, así que una de las tareas de Uribe consistió en liderar el proceso de fusión entre las dos compañías. Esto le sirvió para que un año después lo invitaran a liderar el negocio de Cadbury en Brasil, donde no solo aprendió portugués sino una nueva cultura empresarial. Estando en São Paulo, Kraft decide escindir la compañía y crear a Mondelez para que opere el negocio de confitería. En esta empresa quedó Uribe, a quien de nuevo trasladan a Colombia para liderar la región Andina, Centroamérica, Caribe y Chile.

En ese cargo, y luego de 21 años en el sector de confitería, un amigo caleño, con el que compartió algunas clases en el Icesi, le propone pasarse al negocio de papeles y productos de aseo. Así arranca en 2017 como vicepresidente de la región andina de Kimberly-Clark, multinacional que maneja las marcas Huggies, Kleenex, Scott y Kotex, entre otras. “Me llamó la atención retarme y aprender de un sector nuevo, de otro modelo operacional y con otra perspectiva de los consumidores”, explica y recuerda que a los 9 meses Kimberly-Clark hace un proceso de reorganización y la región Andina pasa a ser Latam Norte, lo que incluye Colombia, Ecuador Venezuela, Centroamérica y el Caribe. Así que volvió a alistar maletas con su familia, tiene dos hijos, y se fue a vivir a Costa Rica. Estando en este país supo que se abrió la posición para dirigir todas las operaciones latinoamericanas de Kimberly-Clark, se postuló y fue elegido.

Este ejecutivo es un tenista consumado, lo juega y lo ve en TV, le encanta viajar con su familia y cocinar. Le gusta leer historias de líderes mundiales y atribuye gran parte de su éxito al apoyo familiar.

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“Tengo claro que este nuevo cargo implica desafíos grandes. Tendremos que navegar sin muchos vientos a favor, pero he aprendido a trabajar en entornos retadores y la meta es conseguir una mayor penetración de nuestras marcas en la región, al tiempo que logramos conectarnos mejor con las comunidades", señala con un marcado acento caleño, que mantiene intacto pese a tanta mudanza.