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Por primera vez un medio de comunicación tiene acceso a esta importante y variada colección. | Foto: Guillermo Torres

MONEDAS

Este es el mayor coleccionista de billetes y monedas de Colombia

Una de las mayores colecciones privadas de billetes y monedas incluye documentos poco conocidos de Simón Bolívar y títulos valor con los que se financió la campaña libertadora.

6 de febrero de 2020

En Colombia se habla mucho de las personas que acumulan dinero, pero pocas veces de las que lo coleccionan.

La numismática no solo se trata de acopiar en carpetas y cajas fuertes las monedas y billetes de distinto origen, diseñó y época. En muchos casos lo que más cuenta es la historia detrás de cada pedazo de papel o trozo de metal.

Una de las personas que más conoce y se apasiona con este tema en Colombia es Andrés Cortázar, quien además de coleccionar estas piezas desde que tenía 6 años de edad, es presidente de la junta directiva de la Fundación Numismáticos Colombianos.

En la actualidad cuenta con unas 4.000 piezas que guarda celosamente en pesadas carpetas traidas de Alemania y que están diseñadas para proteger estos tesoros de la humedad y la luz.

La primera dificultad una vez nos abre las puertas de su serie es identificar cuál es el billete, documento o moneda ‘digno’ de una foto o una mención periodística. Por eso que una de las prioridades fue examinar las piezas que marcaron un hito en la historia, como los títulos valor que firmó de su puño y letra Simón Bolívar, o la moneda de la corona española que mandó repisar (sobreacuñar) el Libertador con la imagen de una indígena y que rememorará en una edición especial (moneda similar) el Banco de la República antes de junio próximo, como parte de la celebración del Bicentenario.

Mientras abre una de las carpetas este empresario dedicado también a facilitar el comercio entre Colombia y China hace énfasis en otro documento firmado por Bolívar el 19 de agosto de 1819, que representa un título valor otorgado a Santiago Umaña por un valor de mil pesos “para compra de fusiles y gastos de la guerra”.

Es claro que, aunque el padre de la patria provenía de una de las familias más ricas de Venezuela, la financiación de un ejército patriota requería de mucho más que una fortuna familiar.

Documentos de la época dan cuenta de las primeras emisiones de deuda pública. 

De ahí que fuera necesario acudir al dinero de ciudadanos pudientes de la época. “En ese entonces, lo que respaldaba la deuda era la firma, entre más importante la persona, mucho mejor. Eso también explica por qué el propio Bolívar firmaba algunos títulos”, cuenta Cortázar.

La campaña de liberación resultó tan costosa que, según Cortázar, habríamos tardado casi un siglo en pagarla. El coleccionista también cuenta que en aquella época era casi imposible honrar todas esas deudas, por lo que mucha gente guardó los documentos que hoy se ven en subastas, remates o ventas por internet.

Este ‘default patriota’, por llamarlo de alguna manera, jugó a favor de los coleccionistas y museos, pero también es el origen de la deuda colombiana que hoy conocemos.

Otro documento de Cortázar da cuenta de la existencia de algunos privilegiados que tenían buenas conexiones con el gobierno y que lograron el pago de parte de las deudas y hasta de intereses.

Era el caso de Juan de Dios Amador, un político adinerado y con mucho poder, a quien la Nación le adeudaba 2.000 pesos, una fortuna para la época. “Este documento indica que se le pagó con impuestos de aduana, bienes y monedas. Se nota que él era muy influyente, pues cada mes se le pagaba 10% de capital más intereses de 6%”, afirma Cortázar. Amador fue además uno de los firmantes del Acta de Independencia de Cartagena del 11 de noviembre de 1811 y que la millonaria ‘letra’ fue firmada por tres próceres de la Independencia: Germán Gutiérrez de Piñeres, Manuel Rodríguez Torices y Quirós y José María García Toledo.

Simón Bolívar no solo empuñó su espada contra los españoles, también firmó títulos valor para financiar la independencia.

El origen

La pasión de Andrés Cortázar por los documentos históricos, las monedas y los billetes nació hace décadas cuando veía a su padre guardar en una caja fuerte dinero u otros bienes de valor. “Yo tenía 6 años y me hacía el dormido para ver a mi padre guardar billetes de sus viajes y otras antigüedades. Recuerdo que en mis cumpleaños no pedía juguetes sino billetes para coleccionar”.

Los domingos eran también distintos a lo tradicional, pues no iban al cine o al parque como cualquier otra pareja de padre e hijo; llegaban al mercado de las pulgas de Bogotá en busca de alguna pieza relevante. Eran auténticos cazadores de tesoros. “Nos topamos con varios, cada visita era algo apasionante”, dice.

El empresario también asiste a subastas nacionales e internacionales para ampliar su colección. Es el caso de la colección El Dorado, que sacó al mercado hace unos años la firma de subastas Stacks and Bowers. “Era tal vez la mayor colección del país en su momento”, recuerda.

Sin embargo, el ‘santo grial’ de las monedas colombianas es una acuñada en oro en 1622 en Santafé y que es considerada la primera de este tipo y material en América. Cada una de estas piezas, si es que se puede hallar un ejemplar en el mercado, puede venderse en unos US$35.000.

El mundo de la numismática también está muy pendiente de lo que pueda pasar con la extracción del tesoro del Galeón San José, en donde la proyección más cercana del Instituto Colombiano de Antropología e Historia es la siguiente: 7 millones de monedas de plata, que hoy valdrían US$125 millones; 1,5 millones de monedas de oro con un valor aproximado de US$120 millones; barras de plata por un millón de dólares, barras de oro por unos US$ 100 millones y gemas, piedras y esmeraldas por US$4 millones. El gran total: US$330 millones.

“El hallazgo del galeón San José es el mayor evento numismático del último tiempo”, dijo Cortázar, quien celebró la decisión del gobierno nacional de no entregar una parte del tesoro como contraprestación a la compañía que realice la extracción.

Llama la atención un billete chino de la dinastía Ming (1368) elaborado con papel del árbol de morera. 

El coleccionismo parece tener un nuevo aire justo cuando se evidencian tendencias en aumento como el dinero electrónico y las criptomonedas. ¿Esto significa el fin de la numismática?

“Estas tendencias representan un nuevo capítulo de la actividad. Es posible coleccionar monedas bitcoin, pues estas existen físicamente. Además, algo que no cambia es la historia que hay detrás de cada moneda y billete, eso no se pierde nunca”, dijo.

Queda claro que la historia le da un valor adicional y único al dinero. Eso sin contar la parte artística, pues cada diseño es una impronta y un indicio de cada época.

¿Qué hace una pieza valiosa?

Uno de los aspectos para tener en cuenta a la hora de iniciar una colección de este tipo es verificar el grado de escasez de la pieza. Una menor oferta de estos bienes puede incrementar el precio, pero lo importante es entender que la demanda y oferta pueden cambiar mucho en función de innumerables variables.

Tampoco aplica la premisa de que entre más antiguo más valioso, pues se tienen en cuenta varios aspectos al mismo tiempo como las características de producción, entre otros.El estado de conservación de los billetes y monedas es clave y determinante del precio. Errores en los procesos de impresión o acuñación pueden disparar el precio.Por último, está el componente histórico, que de hecho es el más importante. Por ejemplo, una carta de Simón Bolívar sobre la financiación de la campaña libertadora es importante y valiosa, pero si tiene en casa una carta de Manuelita Sáenz al Libertador, donde le declara su amor, declárese un afortunado.

La independencia indujo cambios en las monedas; se pasó del Rey de la época a una indígena local.