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| Foto: Getty images

AGROINDUSTRIA

Guerra comercial de Trump le pasa factura a los porcicultores colombianos

El cierre por parte de China a las importaciones de carne de cerdo provenientes de Estados Unidos está generando una sobre oferta en el país del norte, que ya empieza a mandar crecientes volúmenes del producto a Colombia, impactado a los empresarios locales.

27 de agosto de 2018

Mucho se ha hablado del impacto que las medidas comerciales del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, puede traer para la industria del acero y el aluminio, etc; pero poco se ha dicho de otros sectores que también pueden verse afectados.

Uno de ellos es el porcicultor. Esta industria que por años ha abastecido las necesidades del consumo de los colombianos, hoy está comenzando a sentir los efectos de las decisiones del presidente de los estadounidenses.

El cierre por parte de China a las importaciones de carne de cerdo provenientes del país del norte, hace que hoy esta nación tenga congeladas unas 300.000 toneladas de este producto que buscan mercados alternativos.

A Colombia en los primeros cinco meses del año llegaron 42.000 toneladas, lo que significó un aumento de 33,9% frente a igual periodo de 2017. En todo 2017 se importaron 74.000 toneladas y los empresarios prevén que al finalizar el año la cifra pueda superar las 120.000 toneladas de esta carne.

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Con Colombia las cosas están servidas, pues la negociación que se hizo en el Tratado de Libre Comercio (TLC) con ese país, permite que al territorio nacional puedan ingresar importaciones sin límite, mientras Colombia no puede exportar ni una libra de esta carne a este mercado.

Por esta razón, los porcicultores le hacen un llamado al Gobierno, para que a través de los ministerios de Agricultura y Comercio, Industria y Turismo se establezcan mesas de diplomacia sanitaria con el fin de generar admisibilidad de la carne de cerdo colombiana en diferentes mercados, pues en este momento el sector no exporta a ningún país del mundo.

El sector creó recientemente una comercializadora internacional con el fin de facilitar la venta del producto fuera del país; un trabajo en el que han venido avanzando, pero en el que se ha encontrado con las barreras de los estatus sanitarios. Por ejemplo, los empresarios tienen interés en mercados asiáticos como Japón y Singapur, en donde dichos estatus son muy altos por lo que no hay equivalencia con los nacionales.

A través de las exportaciones los porcicultores ven un camino para aliviar la complicada situación que están comenzando a afrontar como consecuencia de las crecientes importaciones de carne de Estados Unidos, principalmente.

Se trata de un producto que no paga ningún tipo de impuesto. Alfredo Ostos, presidente de Porkcolombia precisa que esto fue lo que se negoció y las reglas de juego son claras; sin embargo, le preocupa lo que sucede de puerto para adentro.

Foto: Alfredo Ostos, presidente de Porkcolombia.

Mayores controles

Si bien se trata de importaciones legales, se registran distorsiones cuando la carne de cerdo importada compite con la nacional. “Este es un producto que debe estar congelado, empacado y etiquetado, pero muchos importadores no le están dando el manejo adecuado porque la están descongelando, le remueven las etiquetas y la porcionan y esto no está permitido por la legislación debido a que se corta la cadena de frío”, argumenta.

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Por esta razón le piden a Andrés Valencia, ministro de Agricultura, que les ayude con el ICA y el Invima para que se realice un control y se apliquen las regulaciones correspondientes.

Nosotros no estamos en contra de las importaciones, pero necesitamos que el gobierno nos ayude a generar un marco de equidad y de competitividad”, dice Ostos, quien si bien reconoce que las importaciones están ayudando a suplir algunas deficiencias de producción de cerdo, las cuales pueden sumar unos 100.000 animales al año, ya comienzan a impactar en precios.

Esta problemática está poniendo en riesgo las inversiones que venía proyectando esta industria, las cuales se acercaban a los $400.000 millones, pues no hay condiciones de equidad para competir, lo que le resta competitividad a un sector que le aporta 1,4% al PIB agropecuario colombiano.

El consumo per cápita de carne de cerdo en el país en 2017 fue de 9,3 kilos y el objetivo es terminar este año con 10 kilos y ubicarlo entre 15 y 20 kilos, que es el promedio de la región, en los próximos 6 o 7 años.

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Antioquia es el departamento en donde más se consume este producto con 27 kilos, Risaralda y Valle con 17 kilos, Bogotá y Quindío con 12 kilos y en Bolívar, 8,5 kilos.

En el primer semestre se sacrificaron más de 2 millones de animales, lo que significa 15.000 toneladas más que en los primeros seis meses del año pasado. La proyección es que al finalizar 2018 el beneficio de cerdos alcance los 4,3 millones.

Los empresarios del sector esperan ser escuchados con el fin de que esta problemática que empieza a registrarse no se convierta en un verdadero dolor de cabeza en el corto plazo.