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Rafael Molano Olarte, Fundador y Presidente de Productos Ramo S.A., fue elegido por la Universidad del Rosario y su Facultad de Administración como El Empresario del Año 2007. | Foto: Archivo.

Empresarios

"Chocoramo" se queda sin su creador

Rafael Molano, el fundador de Productos Ramo, una de las empresas de alimentos más representativas en el país, falleció a los 90 años.

20 de agosto de 2014

¿Quién no ha consumido alguna vez un producto de Ramo -Achiras, Panderitos, Tostacos, Maizitos o Chocoramo- y le suena familiar la tonada que acompañó por años su producto más emblemático, el Ponqué Ramo?.

Rafael Molano, fue el responsable de que Ramo permanezca firme en el mercado, a pesar de la encarnizada competencia. Molano ingenió y puso en marcha un sistema de distribución que le permite llegar a todo el país con precios bajos; sus productos están enclavados en la tradición de la gente por su imagen y sabor. ¿Cómo logró Molano estas ventajas?

Boyacense, Rafael nació hace 82 años en Santa Rosa de Viterbo. Su padre, abogado del Colegio Mayor del Rosario, y su madre, de ascendencia inglesa, le proporcionaron un ambiente de generosidad que marcó su vida. La historia de su madre es particularmente interesante; era muy ingeniosa, montó un molino de trigo en Santa Rosa, además de una planta eléctrica y una empresa de muebles, entre otros. Conocía recetas típicas de galletería y panadería del viejo continente.

Molano terminó el bachillerato en Tunja y viajó a Bogotá en busca de oportunidades. Como su padre era amigo de Laureano Gómez, lo primero que hizo fue visitar el periódico El Siglo, con la intención de trabajar allí. No encontró a Laureano, pero sí a su hijo Álvaro, quien le asignó la tarea de repartir periódicos. Pero sus aspiraciones eran mayores y buscó la forma de trabajar en el Hotel Astor, uno de los mejores de la época. Las dueñas del hotel, dos señoras de apellido Tobón, se encariñaron con él. Como viajaban con frecuencia, le asignaban responsabilidades. En 1939, a los 17 años, Molano ya era gerente del lugar. A la hora de la cena, Rafael acostumbraba a invitar a las personas que veía solas a sentarse con él a la mesa. Así conoció al antioqueño Vicente de La Cuesta, vicepresidente de Bavaria, quien lo llevó para la empresa cervecera.

En Bavaria, Rafael aprendió un sistema que hoy es el corazón de su empresa: la distribución. Como a los camiones les faltaba orden, reorganizó la flota para la cervecera. Recién casado, acompañó a su esposa a un juego de bridge con sus amigas. Ella solía ofrecer los ponqués que preparaba su suegra. Molano quedó sorprendido al ver el gusto de las señoras por los pasteles y, esa misma tarde, le pidió a su madre que le enseñara la receta. Así comenzó su vida empresarial. A comienzos de los 50 empezó a vender sus primeros ponqués en cajas de cartón a sus compañeros en Bavaria. Uno de ellos fue fundamental en su éxito, Álvaro Iregui, gerente del laboratorio y uno de los primeros PhD en alimentos del país. El negocio creció más allá de lo previsto y, por ello, en 1954 se empeñó en hacer empresa. Luego, Iregui lo siguió y dedicó su vida a Ramo. La combinación de visionario y científico fue la mejor fórmula de emprendimiento.

En 1956, cuando Molano visitó a Enrique Luque, alto ejecutivo de Carulla, para ofrecerle sus productos, él le hizo entender que debía empacarlos para poder venderlos en el formato de autoservicio. Quince días después Molano llevó el ponqué Ramo tal como lo conocemos hoy, con la receta que impide que las tajadas se desmoronen. También resultó muy hábil en mercadeo. En un programa de televisión, junto con Gloria Valencia de Castaño, la hija del científico Iregui cantaba el estribillo "Feliz cumpleaños amiguitos, os desea Ponqué Ramo", que hizo que el producto se conociera en el mercado nacional.

Como Rafael sabía que la distribución era la clave de su negocio, viajó a China y consiguió los planos para montar una fábrica de triciclos. Hoy tiene cientos de triciclos en Bogotá y camiones, con los que distribuye diariamente sus productos en el territorio nacional. Tiene distintas plantas sistematizadas de producción, en Antioquia, el Valle del Cauca y Cundinamarca. En la compañía dicen que puede producir hasta cinco millones de Chocoramos mensuales.

Lo más notable de Rafael Molano siempre fue su forma de tratar a los empleados. Era considerado por ellos como el "gran papá de la compañía". Era cálido y amable. La permanencia de los trabajadores en Ramo lo comprueba: entre 7 y 30 años. Más del 90% de los trabajadores, incluyendo los altos ejecutivos, son hijos de quienes alguna vez fueron trabajadores. Fundó una escuela Ramo para los hijos de los empleados. Molano siempre se negó a dar entrevistas a medios. Una vez le pidieron una foto y él consiguió la imagen de un niño al frente de una casa humilde, consumiendo alguno de los productos de Ramo. Desde ese momento esta imagen lo representa en la compañía. En 1967, el Sales & Marketing Executive International le otorgó el premio Top 20 en Marketing al mejor caso de mercadeo en el mundo en alimentos, junto con BMW en automóviles y Sony en electrodomésticos.

Rafael Molano fue uno de los empresarios más representativos, y su industria Ramo, una de las empresas nacionales más queridas por varias generaciones de colombianos.

Un día en la fábrica de Productos Ramo