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Consejero delegado de Apple, Tim Cook.

Impuestos

La lógica detrás de los trucos fiscales de Apple

En un momento cuando la carga de la deuda pública en EE.UU., Reino Unido y gran parte de Europa Occidental está aumentando, la idea de que las grandes empresas no están pagando su cuota se ha vuelto más resonante

Alianza BBC
22 de mayo de 2013

¡Caramba!

Esa fue la palabra que rebotó dentro de mi cabeza mientras leía el informe del Congreso de EE.UU. sobre los arreglos fiscales de Apple Inc.

He aquí algunas citas escogidas:

"Apple Inc estableció una filial en el extranjero, Apple Operaciones Internacional, que de 2009 a 2012 tuvo un beneficio neto de US$30.000 millones, pero se negó a declarar el domicilio fiscal, no presentó ninguna declaración de impuestos corporativos y no pagó impuestos corporativos a ningún gobierno durante cinco años".

Es como si un grupo de técnicos extraterrestres hubiese llegado de Marte, nos vendiese teléfonos inteligentes y las computadoras portátiles por US$30.000 millones y entonces se llevase todo el billete hasta la estratosfera, donde simplemente están dándole vueltas al mundo.

Además, Apple Sales International, otro afiliado de Apple, con sede en Irlanda –tierra de bajos impuestos– compra productos terminados de Apple a un fabricante en China y luego los revende "con un margen de beneficio sustancial" a otras partes del imperio de Apple y retiene las ganancias.

Así que Apple Sales International, con sede en Irlanda, genera unos US$74.000 millones en ganancias, pero "puede haber pagado muy pocos impuestos sobre la renta –o ninguno– a ningún gobierno por la gran mayoría de esos fondos".

De acuerdo con los senadores del Subcomité Permanente de Investigaciones, Apple transfirió al países con baja tasa impositiva los derechos económicos de su propiedad intelectual –su valioso y generalmente patentable conocimiento– con el resultado de que evadió alrededor de US$10.000 millones de impuesto en EE.UU. cada año (los senadores determinaron en unos US$44.000 millones la evasión de impuestos de EE.UU. en los últimos cuatro años).

Una amplia tendencia

¿Cuál es el punto en todo esto? Bueno, los senadores señalan que Apple ha ido acumulando vastas cantidades de dinero en efectivo en lugares distintos de EE.UU., y que el efectivo supera la asombrosa cifra de US$102.000 millones.

¿Por qué todo esto importa?

Bueno, esto forma parte de una amplia tendencia de las multinacionales que pagan una proporción mucho menor de los costos del sector público en todos los países desarrollados del mundo.

En EE.UU., por ejemplo, los impuestos corporativos generaron 32,1% de todos los impuestos federales en 1953. Hoy en día esa proporción se ha reducido a un insignificante 8,9%.

Tendencias similares en impuestos corporativos han generado una participación cada vez menor de los costos que el estado tiene, por ejemplo, en Reino Unido.

Y en un momento cuando la carga de la deuda pública en EE.UU., Reino Unido y gran parte de Europa Occidental está aumentando de una manera que muchos consideran insostenible, la idea de que las grandes empresas no están pagando su cuota se ha vuelto más resonante (como si no lo hubieras pensado tú mismo).

Este es el asunto: la palabra "multinacional" podría ser un nombre un poco inapropiado. Los cerebros que dan poder y generan toda esa maravillosa renta en una empresa como Apple –o Google o Amazon o Starbucks– son nacionales.

La mayoría de ellos nacieron en hospitales de EE.UU., fueron a escuelas y universidades de EE.UU. y fueron capaces de estudiar en vez de quedarse en casa, defendiendo sus propiedades con escopetas, gracias al orden y la ley estadounidense.

Y, por supuesto, si los cerebros en estos países fueron indígenas o británicos, aplicaría la misma dependencia hacia sus países de origen por las condiciones en que los criaron.

Por eso es que –argumentarían algunos– el deseo de Apple y otras multinacionales de minimizar los impuestos que pagan en EE.UU. –o en cualquier lugar– puede ser racional para ellos, individualmente, pero es una locura colectivamente, ya que, con el tiempo, esto erosionará la propia infraestructura de la economía global, que es lo que les ha permitido prosperar.

¿Un sinsentido?

Aquí hay otros tres puntos que importan mucho en todo esto.

Primero, la acumulación de efectivo en los centros de baja tributación en cierto modo parece un poco sin sentido para las empresas que cotizan en bolsa, ya que crea enormes complicaciones al momento de llevar ese efectivo a sus legítimos propietarios: los accionistas.

Quizás esto es un poco extraño, toda vez que las instituciones de inversión que poseen las grandes multinacionales se han quedado de brazos cruzados por años mientras toda esta evasión de impuestos ha tenido lugar.

En segundo lugar, el enorme ruido –en internet, especialmente– generado por las investigaciones parlamentarias sobre evasores de impuestos probablemente no sea bueno para la marca Irlanda.

Si el estado irlandés es visto quizás como el principal facilitador de Apple y su estirpe para no pagar su justa parte en EE.UU. y Reino Unido, los consumidores y los políticos en el resto del mundo podrían no tener buenos sentimientos hacia cualquier producto o servicio con firma irlandesa.

Por último, debe haber un riesgo para Apple que la popularidad de sus productos sufra un daño debido a la carga que genera todo este efectivo libre de impuestos, cuando se asienta en sus bóvedas y no hace nada.

Sin duda, la esencia de la marca Apple es que sus creaciones tecnológicas nos hacen más productivos, en el juego o el trabajo. Por lo tanto, que Apple sea visto como el más grande acumulador de dinero del mundo con aparentemente poco uso productivo, podría añadirle no demasiado brillo a su imagen.