Los US$500 millones que Ecopetrol le quiere meter al fracking

Según el informe de resultados presentado ayer por la empresa más grande de Colombia, esos recursos serán destinados a la exploración y posterior explotación de recursos no solo en la cuenca del Magdalena Medio sino en cuencas de Estados Unidos.

La firma quiere impulsar su crecimiento en los próximo años a partir de cuatro palancas: "el aumento sostenido del aceite original y el programa de incremento de factor de recobro en campos actuales, la diversificación del portafolio exploratorio en Colombia, la internacionalización de nuestras operaciones, que comprende negocios orgánicos e inorgánicos, y el desarrollo del potencial de los hidrocarburos no convencionales".

En el documento dado a conocer ayer, se puede leer que “la palanca de hidrocarburos no convencionales refleja la oportunidad material de crecimiento de reservas que tiene Colombia, con un potencial identificado hasta ahora en 2 de 8 cuencas de aproximadamente 10 tera pies cúbicos de gas y entre 4.000 millones y 7.000 millones de barriles de crudo. Ecopetrol ha destinado US$ 500 millones en el periodo 2019-2021 para el desarrollo de pilotos, cuya realización está sujeta a las decisiones del Gobierno en esa materia y que, de ser exitosos, permitirían avanzar a una fase de expansión comercial después del 2022”.

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La novedad es que Ecopetrol no solo quiere explotar crudo de manera no convencional en Colombia sino también en el exterior. “En paralelo se están explorando oportunidades de no convencionales en las cuencas más prolíficas de Estados Unidos, que puedan permitir apalancar el conocimiento del Grupo Empresarial en este campo”, señala el informe.

Lo más sorprendente es que, de acuerdo con las cuentas de la firma, se podría aumentar la producción diaria de hidrocarburos en un rango de entre 750.000 y 770.000, lo que prácticamente significaría duplicar a partir de 2021, la producción actual de crudo. Esto significa igualmente, “un índice de reposición de reservas, sin incluir el efecto precio, del 100%, excluyendo el impacto de eventuales adquisiciones o desinversiones”.

El país está a punto de tomar una decisión sobre el futuro del fracking en el país. Hace dos semanas, un grupo de 13 expertos señaló que Colombia podría iniciar el proceso de exploración a través de proyectos piloto con técnicas no convencionales y bajo estricta supervisión de las autoridades.

El temor entre los ambientalistas y opositores de esta técnicas está en el impacto ambiental que pudiera derivarse de malas prácticas.

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La experiencia del fracking más representativa es la de Estados Unidos, que se ha convertido en el principal productor y exportador de hidrocarburos gracias al boom de proyectos no convencionales. No obstante, en ese país ha habido reparos a la manera como se ha desarrollado la actividad: como son los privados los dueños tanto del suelo como del subsuelo, los primeros desarrollos con fracking se hicieron sin el cumplimiento de normas técnicas que impidieran afectaciones ambientales.

Expertos y representantes gremiales como Francisco José Lloreda de la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP) y Julio César Vera, ex presidente de la Asociación Colombiana de Ingenieros de Petróleo (Acipet), han señalado que el país tiene un estándard regulatorio de nivel internacional y mucho más exigente que el de cualquier parte del mundo. Esto constituiría una garantía para el cuidado del medio ambiente.

Es claro que el debate apenas empieza. Pero según lo plantea Ecopetrol, es fundamental que si el objetivo es obtener impactos económicos favorables -obviamente bajo el supuesto del estricto cuidado del medio ambiente- el país debería avanzar pronto en la implementación de proyectos pilotos de fracking.

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De acuerdo con las cuentas de la estatal petrolera, esto significaría prácticamente duplicar las reservas y la producción de crudo de Colombia. Eso valorizaría al principal activo de todos los colombianos, Ecopetrol, e impactaría favorablamente las finanzas públicas y las cuentas externas del país. Esos son datos que no se pueden desestimar en el debate sobre el futuro del fracking en Colombia.