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Los niños, muchas veces, son explotados en trabajo infantil. | Foto: DW

Internacional

¿Cómo proteger los derechos humanos en una economía globalizada?

Desde junio de 2011 están vigentes las nuevas directrices de la ONU para proteger los derechos humanos en un mundo de transnacionales. Pero no siempre se aplican, dicen los expertos.

Alianza DW
10 de diciembre de 2012

Normas efectivas para proteger los derechos humanos en un mundo económicamente globalizado se han vuelto cada vez más necesarias, dice John Ruggie, Representante Especial de Naciones Unidas sobre Empresas Transnacionales y Derechos Humanos. Él es el autor principal de las directrices de la ONU para proteger a los trabajadores.

Si bien los derechos de las empresas globales se han ampliado de forma considerable -a través de normas estrictas para la protección de inversiones y patentes, por ejemplo-, ese mismo desarrollo no ha llegado a los empleados. En este entorno económico cambiante “los derechos humanos no se han protegido de forma adecuada”, reclama Ruggie.

Aplicación poco concreta


El lineamiento legal de la ONU supone que la protección de los derechos fundamentales es una preocupación primordial para los estados y sus gobiernos. Sin embargo, las empresas también deben respetar las normas internacionales, más allá de los reglamentos que cada país imponga.

Según las directrices de la ONU, las empresas deben hacerse responsables de evitar la esclavitud, el trabajo infantil y toda otra forma de explotación económica. También deben proporcionar condiciones de trabajo seguras y decentes, en conformidad con los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Cuando inviertan en otros países, las empresas tienen la obligación de respetar los derechos humanos de la población local. Y cuando se incumple la normativa, es responsabilidad conjunta de las empresas y de los gobiernos establecer las reparaciones.

Si la adopción de esas directrices básicas no estaba ejecutada en junio de 2011, la normativa de la ONU fue decisiva para que empezara a reglamentarse su cumplimiento, dice John Ruggie. Sin embargo, Debbie Stothard, activista de derechos humanos de la red ALTSEA, dice no poder señalar ningún ejemplo concreto sobre su aplicación en los países del sudeste asiático. Eso sí, expresa la esperanza de que esto al menos genere el marco legal necesario que permita mejorar la situación en esos países. Por ejemplo, en Birmania y otros estados asiáticos, donde las empresas extranjeras toman arbitrariamente localidades rurales e incluso realizan expropiaciones violentas.

Demandas contra multinacionales

Las denuncias de violaciones de los derechos humanos contra corporaciones multinacionales ahora también podrán ser presentadas a las autoridades judiciales de los países donde se encuentran las oficinas centrales de dichas empresas, explica John Ruggie. Este avance lo ilusiona con que mejore la protección de los derechos de los trabajadores. Así fue como la justicia suiza tomó acciones contra Nestlé, tras una denuncia presentada en Berlín por el Centro Europeo para los Derechos Humanos y Constitucionales contra los principales ejecutivos de esa empresa, que son acusados por los demandantes del asesinato de un sindicalista en una filial de Nestlé en Colombia.

Estas formas de jurisdicción internacional deben existir, porque “los gobiernos se dan cuenta de que está en juego nada menos que la sostenibilidad social de la globalización”, asegura Reggie.