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| Foto: Telefónica

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Telefónica ya tiene nueva estructura en Hispanoamérica

La compañía informó este martes que la Comisión de Nombramientos y Retribuciones vio con buenos ojos la nueva estructura. Pasará a aprobación ante el Consejo de Administración y presidencia.

18 de diciembre de 2019

Las decisiones anunciadas recientemente por Telefónica están tomando forma. Este martes, la compañía informó que la Comisión de Nombramientos y Retribuciones dio el visto bueno a la nueva estructura organizativa que tendrá la empresa en Hispanoamérica, la cual se propondrá para aprobación ante el Consejo de Administración de la compañía.

De acuerdo con la compañía, la nueva estructura englobará en una sola unidad de negocio las unidades del Grupo en Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú, Uruguay y Venezuela, lo cual tendrá como objetivo garantizar en la región una mejor propuesta de valor a los clientes. 

Así, Telefónica HispAm buscará dotar de mayor agilidad y autonomía en la gestión y proporcionar mayor independencia a las operaciones locales, para poner el foco en maximizar el crecimiento y el valor de la región. 

Esta unidad estará encabezada por Alfonso Gómez, como CEO que reportará a la directora de Finanzas y Control del Grupo Telefónica y presidenta de Telefónica Hispam, Laura Abasolo. De igual manera, según informó la compañía, el nuevo equipo regional está formado por un grupo diverso de profesionales que ya cuentan con una trayectoria en el Grupo.

El pasado 27 de noviembre, Grupo Telefónica anunció un cambio drástico de organización que implicaría la creación de una filial para América Latina y la concentración de sus inversiones en Europa y Brasil.

En una carta dirigida a los accionistas, el gigante español explicó que para mantenerse en América Latina creará “un spin-off operativo”, es decir “un vehículo que mantiene nuestras operaciones en los mercados” de la región “con un nuevo modelo operativo” muy autónomo. Con la decisión, Telefónica reconoció que espera reducir “la exposición” del Grupo a la “volatilidad macroeconómica y cambiaria inherente” en la región.