Cifras del sector arrocero no son como las pintan

¿Cuál es su percepción de la economía del país?

El sector agropecuario es el que más se ha visto golpeado por la mala planeación económica del país, es un sector que no existe. Empezando porque no hay unas estadísticas bien fundamentadas o por lo menos las que hay están lejos de la realidad. No sabemos si las cifras realmente están por debajo o por encima de lo que se publica.

Colombia, con tanta tecnología existente, ya debería tener una metodología en cuanto a la parte de estadística y, teniendo en cuenta unas cifras más reales, crear políticas más adecuadas.

El DANE es una fuente de datos en la que hay que confiar porque no hay nada más, pero creo que no está actuando con suficiente responsabilidad. No se pueden seguir aplicando metodologías del siglo XX. Se necesita una mecánica más rápida y más exacta.

Todo esto conlleva a que estemos en un maquillaje de las cifras reales de los indicadores económicos del país.

Por otro lado, en Colombia nunca se había detectado tanta corrupción, un fenómeno creciente y por el que parece que nadie se responsabilizará: actos de endoso o asignación de contratos. Si eso no se controla todos los sectores económicos serán afectados.

En ese contexto, ¿cómo ve afectada la cadena productiva del arroz?

Precisamente, el tema que está afectando más el negocio es el contrabando, donde entra a primar la corrupción. Se trata de un flagelo que no ha sido posible controlar por parte de las autoridades.

De acuerdo a las cifras que hay tanto en el DANE, en consumos per cápita, como en las cifras de censo arrocero de Fedearroz, a Colombia ingresaron entre 400.000 y 500.000 toneladas de arroz blanco, teniendo en cuenta el área de siembra, el promedio de productividad y consumo per cápita.

Ahí es donde tenemos que ser muy serios y muy responsables en actuar. Revisar y verificar si esas cifras son correctas o no. Tenemos un desfase cercano al 35% del consumo nacional que sería de arroz de contrabando.

¿Siguen afectando las importaciones?

Hay que tener en cuenta que Colombia tiene un acuerdo con la Comunidad Andina, que es Perú, Bolivia, Ecuador, Venezuela y Colombia. En ese acuerdo Colombia siempre ha estado restringido en fronteras por la búsqueda de una protección a la agricultura nacional, pero eso no se ha cumplido.

Se han llevado a cabo unos contingentes de importación aprobados por el gobierno y controlados con la expedición de unos registros fitosanitarios hechos por el ICA, que en su escala son volúmenes bajos.

Además, en el momento de abrirse los tratados de libre comercio, algunas empresas estadounidenses están subastando y comercializando parte de esos contingentes en Colombia.

Las empresas del sector en Colombia tienen un problema grave con los precios mínimos de referencia, acordados con el gobierno de compra y cosecha, los cuales son demasiado altos comparados con el precio del arroz que ingresa de la Comunidad Andina  y de Estados Unidos, por lo tanto hemos perdido mucha competitividad.

Es decir, es cierto que los contingentes que han entrado son relativamente pequeños comparados con el consumo, pero han sido parcializados, lo que afecta la rotación  del inventario, genera temor en el comercio y produce abstención en el consumidor.

¿Cómo le ha ido a Arroz Roa?

El volumen de ventas en 2013 está 13% por debajo del año anterior. Hemos estado en el margen para sostenernos debido a que los precios del arroz de contrabando significa un diferencial en los precios de 35% respecto al grano nacional. Somos de las empresas más perjudicadas debido a que somos los que más absorbemos arroz de cosecha nacional (aproximadamente 30%) a unos precios demasiado altos.

Eso ha deteriorado mucho el margen de rentabilidad, pero la política ha sido sostenerse y tratar de que el agricultor no llegué a situaciones críticas, mientras tecnifica sus tierras.