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Pfizer había precisado que la oferta de 117.000 millones de dólares era la definitiva y que no lanzaría ninguna OPA hostil.

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Pfizer no ha podido con AstraZeneca

El grupo farmacéutico británico AstraZeneca rechazó la última oferta de compra de su competidor estadounidense Pfizer, aparcando una adquisición cuyo posible impacto en la investigación o el empleo enfrentó a conservadores y laboristas británicos.

19 de mayo de 2014

La tercera y última oferta de Pfizer, presentada sólo unas horas antes, era de 117.000 millones de dólares.

"Hemos rechazado la propuesta final de Pfizer porque es inadecuada y habría representado riesgos significativos para los accionistas, al tiempo que tendría graves consecuencias para la empresa, nuestros empleados y la ciencia en el Reino Unido, en Suecia y en Estados Unidos", declaró el presidente del consejo de administración de AstraZeneca, Leif Johansson.

El consejo de administración sólo hubiera estado dispuesto a recomendar una oferta si ésta hubiese sido más de 10% más elevada que el importe de la penúltima propuesta formulada el viernes por Pfizer, que era de 53,50 peniques por acción, señala AstraZeneca en un comunicado.

La posición del consejo de administración es "firme", agregó Johansson, que criticó que los motivos de Pfizer parecían centrados "en los beneficios financieros para sus accionistas a través de la optimización fiscal y de los ahorros".

Pfizer había precisado que la oferta de 117.000 millones de dólares era la definitiva y que no lanzaría ninguna OPA hostil.

El rechazo provocó una caída del precio de las acciones de AstraZeneca, que perdieron 14% de su valor en los primeros intercambios del lunes en la bolsa de Londres para situarse en 41,49 libras, muy lejos de las 55 libras que ofrecía su pretendiente estadounidense.

La política y el libre mercado 
La pretensión de Pfizer, el laboratorio que se ha hecho de oro con la pastilla contra la impotencia Viagra, de hacerse con AstraZeneca hizo saltar alarmas en el Reino Unido por la posible pérdida de puestos de trabajo y el impacto que podría tener en la investigación científica en el país.

Y todo ello, en plena campaña electoral a las elecciones europeas de esta semana.

El presidente de Pfizer, el escocés Ian Read, compareció en el parlamento y, pese a las garantías ofrecidas días antes, acabó admitiendo ante la presión de los diputados que podrían recortar empleos. "No estoy aquí sentado diciendo que podemos ser más eficientes sin recortar puestos de trabajo. Seremos más eficientes reduciendo empleos. Pero no puedo decirles cuántos ni dónde", dijo al comité parlamentario.

AstraZeneca emplea a 6.700 personas en el Reino Unido.

La pelea se trasladó al pleno del parlamento, donde la oposición laborista acusó al gobierno conservador de no hacer nada por impedir una operación que consideraban una amenaza.

Ed Miliband, el líder laborista, instó al primer ministro David Cameron a intervenir o "todo el mundo sabrá que actuó como un hincha" del acuerdo. "Vuelve a caer en la vieja idea de que el mercado siempre es más sabio y no necesita reglas. De Royal Mail a AstraZeneca, este es un primer ministro cuya ideología le impide alzarse por el interés nacional", sentenció, aludiendo a la reciente privatización de la empresa nacional de correos.

Un organismo independiente de cuentas acusó al gobierno conservador de haber vendido la empresa de correos a precio de saldo y puso como ejemplo que sus acciones valen ahora, un año después de la privatización, un 70% más.

Cameron acusó a Miliband de haber rechazado reunirse con el presidente de Pfizer. "La única diferencia entre nosotros es cómo lograr garantías de Pfizer" de que no suprimiría trabajos. "Yo hablo de implicarse, negociar duro, luchar por Gran Bretaña. Él habla de alzarse, hacer politiqueo y anteponer eso al interés nacional".



Afp/D.com